.- Maduro como todos nuestros autoritarismos históricos se soporta en
la asimetría del poder fáctico absolutamente concentrado en el gobierno central
Maduro sigue en el poder;
digamos, “rueda libre” luego de tres
años de confrontarlo el país intensa y continuadamente, en todas las formas
legales, pacíficas; pese a la peor crisis socioeconómica y humanitaria en la
historia continental; a su empastelamiento político y al aislamiento
internacional casi total.
Se explica, determinantemente,
por la asimetría absoluta del poder fáctico que concentra el gobierno nacional;
ante la carencia absoluta de capacidad para confrontarlo; de contrapoder; en el
conjunto de la sociedad venezolana. En la sociedad venezolana a ningún nivel en
ningún plano ni sector; ni históricamente ni hoy; ha habido ni hay la más
mínima capacidad para frenar ninguna acción presidencial; del poder central. Ni
históricamente se conformaron; nunca se permitieron, al contrario se
reprimieron y/o pervirtieron; ámbitos de acumulación autónomos o específicos de contrapoder ciudadano; de
base. Hoy, a nivel nacional no hay posibilidad ninguna de acumulación de
capacidad de confrontación ciudadana con el gobierno central.
Así, pese a la intensidad y
calidad ético-política de cuatro meses de protestas y resistencias; la
correlación general de poder concreto, fáctico, actual; nacional; es la misma
de antes de las elecciones parlamentarias del 2015. Pese al deterioro y los
fracasos políticos que ha tenido y la carencia absoluta de apoyo sociopolítico
real; al entrampamiento en que esta y el estancamiento del país. Salvo en
algunas regiones concretas; no ha habido crecimiento ni acumulación de
capacidad real para confrontarlo. Obviamente porque la forma, digamos, “la
estrategia” con que se le ha enfrentado
ha sido la polarización; ha sido retarlo “de quién a quién”; según
“nacionalmente”; en su propio terreno; en el que tiene todas sus ventajas. Cuando lo único
verdaderamente nacional que hay en el país, es precisamente el gobierno; la
presidencia. Aparte de lo que no hay en ningún plano de la sociedad nacional; capacidad ninguna, fáctica
concreta; realmente nacional; para promover ni implementar dinámicas políticas
ni sociopolíticas nacionales.
Lo único realmente serio;
realmente político; que puede plantearse en función de avanzar hacia salir de
la crisis; es promover en el marco del debate sobre el Poder, sobre su
concentración; la activación de procesos de acumulación social, ciudadana, de
fuerzas; hacia, en perspectiva, una correlación de fuerzas en la que la
asimetría del poder nacional; no tenga las sobre-ventajas que hoy tiene.
.- La trampa de la “habilitación” partidizante, desregionalizante perfecta. No hay sino candidatos nacionales.
Estas elecciones regionales
son una trampa; en la que, primero, está
metido el país; sin opción para el
ejercicio de sus derechos electorales; que les son expropiados y ejercidos por
las burocracias partidistas. Una trampa en la que estas mismas están atrapadas;
sin juego ante la manipulación y discrecionalidad del poder electoral
controlado político-institucionalmente; partidistamente; por el madurismo. Como
siempre; pero ahora más que nunca; el venezolano solo vota; no elige.
Son una trampa perversa
perfeccionada últimamente con la “habilitación”; la perversión partidizante
perfecta de que no habrá candidatos regionales ni locales; sino nacionales;
aunque sean postulados a gobernaciones legislativos, alcaldías y concejos municipales.
Porque solo ocho o nueve partidos nacionales de oposición; del total de 22
pueden postular. Para las elecciones regionales; ahora para octubre aún sin
fecha determinada; las organizaciones, movimientos y partidos locales y
regionales no pueden postular. De hecho, no existen. La “habilitación”
concreta la legitimación de la
des-regionalización electoral de las regiones; la captura y absorción por los
factores nacionales y centrales de poder, de la soberanía ciudadana local y
regional.
.- Via un bipartidismo imperfecto; hacia un monopartidismo.
Nada indica que haya alguna
consciencia sobre el sentido real y el alcance de esta operación de
“habilitación” de los partidos y de su
deriva en la desregionalización definitiva electoral y política de las regiones
y municipios. Las burocracias partidistas oposicionistas; sus beneficiarias
inmediatas junto a las chavistas; la han asumido e implementado hasta festinadamente.
Sin embargo; bien vistas las cosas, es evidente de que se trata de un encallejonamiento; inducido
mecánicamente o, burocrática, fácticamente; de las dinámicas partidistas
nacionales, regionales y locales; hacia un bipartidismo; hacia una cierta forma
de bipartidismo. Que será casi perfecto si como se intenta con las primarias; y se
considera deseable; puede tener la concreción de que buena parte de las
postulaciones oposicionistas sean
unitarias.
El detalle es que los
chavismos participarán en las regionales prácticamente con un
solo partido; el PSUV; con el suyo como único listado de postulados; que
los otros partidos chavistas asumen con sus tarjetas . Quiere decir que el,
madurismo tendrá en estas regionales sus primeras elecciones como “partido
único de la revolución”
La inducción a la
bipartidización en ambos bloques de burocracias partidistas empresariales;
artificial; sin base sociopolítica consistente; primariamente se promovió sobre
la polarización y el reclamo unitario de
ambos. Por muchas razones nunca fue viable; ni siquiera con Chávez vivo. Hoy se
avanza político-institucionalmente hacia ella; compulsiva, tramposamente;
básicamente por la anuencia de las oposiciones; por sus luchas candidaturales;
“nacionales”; que fluyen en los encallejonamientos estratégicos maduristas. Con
la perspectiva dramática de que si en esta fase de la bipartidización, su
concreción es imperfecta; los chavismos en la sola fórmula monopartidista del
PSUV; y las oposiciones van en varias fórmulas partidistas. Los resultados
previsibles; absolutamente manipulados y fraudulentos; como serán por el CNE; y
su concreción en el cuadro de gobernadores resultante; apuntan a convertirlos en las bases para el
mono-partidismo; para el régimen de partido único que es al que tiende el
madurismo.
Caracas agosto 2017,.
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