19 abr 2017

19A SIN AGENDA PERO CON MUCHAS AGENDAS EN LA COYUNTURA.-

.-
 .- HAY TANTAS AGENDAS COMO COMO OPOSICIONES.
.- Aun con similitudes con la coyuntura del 2016; esta confrontación con el autoritarismo madurista, tiene diferencias importantes. Un, de parte de las oposiciones;  es que está siendo llevada más a pulso; sin que no los haya; con menos retórica y radicalismo que cuando el arrebato revocatorio de entonces. Aunque no hay definición clara de hacia, y por donde, podría derivar; hay menos extremismo; menos emocionalidad; más racionalidad. Dos; nadie logra, aunque algunos lo,  pretende imponer una sola agenda; la suya. Para bien o para mal; no hay una agenda. Hay varias agendas; tantas, como oposiciones hay.
Lo que es igual en el oficialismo; aunque menos notorio; pero evidente. La respuesta a las protestas; su contención y represión; sin relativizar su desproporción; está siendo llevada también a pulso. Se diría que bajo un solo mando.  Completamente diferente al 2014; cuando la GNB y sus colectivos atizaron y provocaron continuadamente la radicalización de las guarimbas; actuando por su cuenta y con una política propia; independiente del MIJP y MD. En esta coyuntura ese cuerpo sin el liderazgo concreto de Reverol y González López; responde directamente al CEOFANB. También a nivel del gobierno madurista y militar-cívico; es evidente que no hay una sola agenda; y tampoco entre los chavismos.    
.- NO HAY INTERLOCUCIÓN. NO HAY AGENDA.
.- No hay interlocución real; no hay interlocutores válidos. Ni del lado de las oposiciones; por razones obvias; y notoriamente. Ni, menos notoriamente del de los chavismos; ni siquiera del gobierno madurista.
No hay ni capacidad concreta ni disposición ni mecanismo; y en consecuencia ni, en tal caso; forma de definir una sola agenda, única; unitaria. No hay cómo consensuarla; ni, igual para bien y/o para mal;  cómo imponerla. Más allá de la coincidencia general de activar “la calle”; sin unidad de criterio sobre hacía donde orientar las movilizaciones de calle; sobre; y que es contra Maduro; sobre casi más nada, hay posibilidades de consenso entre las burocracias y cúpulas oposicionistas. Igual como tampoco las hay entre las chavistas.
Sin embargo las retóricas polarizantes de ambos bloques proyectan la idea irreal; reduccionista; de que se trata de   dos agendas opuestas, que se definen a partir de negarse mutuamente. Algo así como una sola agenda en dos partes; común; o sea de todos; o más bien de nadie; y para nada concreto; que no va más allá del reduccionismo binario de: Maduro, sí o Maduro, no..
De tal forma que; en la hipótesis de que Maduro saliera abruptamente por un golpe; o porque renunciara o porque se negociara; poco probable, por lo demás; esa agenda binaria; además, planteada en forma terminante y sin progresividad; no es ni sería  base para ningún consenso o procesamiento entre el oficialismo y los chavismos actuales y las oposiciones. No hay agenda.

9 abr 2017

LAS ELECCIONES REGIONALES, LO REGIONAL, LA CRISIS


.-
1.-  Carácter de la crisis / Un absolutismo presidencial.
.- La crisis venezolana no es coyuntural; es estructural. Está en crisis el Sistema de Poder. En Venezuela, el único poder real, es y siempre ha sido así, el presidencial Es un autoritarismo  absoluto El  poder que ejerce el Presidente es absoluto: concentrado, centralizado, presidencial. En nuestros doscientos años de república; cambiaron los regímenes políticos y los gobiernos; manteniéndose siempre el mismo sistema presidencial, absoluto, de Poder. Pese a que en todas nuestras constituciones la República de Venezuela se define como “federal”; siempre el ejercicio concreto del Poder; y el gobierno; han sido centrales.
La crisis actual, irresoluble, del Sistema de Poder, deriva de su concentración y centralización; histórica, bolivariana, decimonónica; actual; ante un país, una sociedad, recrecida ya totalmente urbanizada a una escala y con una complejidad, diversidad y desarrollo subjetivo, inabarcables e inmanejables central y verticalmente.
Ningún autoritarismo; en ninguna de las variantes que hemos tenido; y que en perspectiva tendríamos; sea cual sea el aparato de control y represión de que disponga o pretenda disponer;    es o sería capaz de manejar los problemas de una sociedad como la venezolana de hoy;  las acumulaciones de deterioro y ruina territorializadas se le salen de las manos. La caotización inercial es imparable.
Mientras; la sociedad venezolana; igual históricamente sin ninguna institucionalidad consistente; no tiene capacidad para imponérsele; ni siquiera para confrontar al autoritarismo; ni condicionarlo ni pautarlo. En los dos siglos de historia republicana nunca se permitió un desarrollo sociopolítico real; cuando fue posible la activación ciudadana autónoma, soberana; desde el Poder, se le pervirtió y/o reprimió. Hoy en Venezuela no hay nada que contrapese el poder fáctico absoluto del Presidente.   
Los amagos de descentralización y regionalización que hubo durante los últimos seis decenios; con las corporaciones regionales y la elección directa de los gobernadores y alcaldes, mostraron su potencial; pese a que la concentración del poder; histórica nacional, entonces se copió o  reprodujo  a nivel de las gobernaciones  de estado.
Ante el carácter la  profundidad y la dimensión de la crisis; para los venezolanos, en función de salir de ella, no hay nada inmediato ni a corto plazo ni suficientemente prioritario. Mientras no haya contrapoder ciudadano acumulado suficiente; o, un proceso de acumulación de conformación y acumulación de capacidad social de confrontación  al Poder; no avanzaremos.
2.- Venezuela es una nación  sin regiones.
.- Venezuela es una Nación sin regionalización política ni político-administrativa. Sin instancias intermedias de Poder. La división político-administrativa; en general; no responde a ninguna racionalidad; ni es base para una gestión consistente de desarrollo. Las problemáticas concretas, estructurantes, determinantes;  son regionales; no estatales. ni municipales; menos. Pero se manejan o pretenden manejarse nacional, centralmente; con los gobernadores y alcaldes como simples  ejecutores.
Las regiones no cuentan para nada políticamente en la gestión gubernamental nacional; ni siquiera en la de sus propios recursos, que, en general es nacional; no tienen dinámicas económicas propias específicas; ni poder de decisión. Las regiones son sometidas y despojadas nacionalmente. Las decisiones y el manejo de sus dinámicas y recursos están  en Caracas; centralizados.
Como nación, Venezuela fue y está armada, desde el Poder Central hacia y sobre el resto del territorio. Aunque en varios momentos se planteó alguna variante de regionalización; nunca se asumió ni propició consistentemente la conformación de regiones ni su desarrollo específico integral; endógeno.
El centralismo y el presidencialismo;  han sido muy onerosos para el país. El estancamiento y el atraso, subdesarrollo y desarrollos desiguales en general, del interior del país; la discontinuidad administrativa; han sido determinados por ese sistema de Poder. “Venezuela entró en el siglo XX en 1945”; dijo Mario Briceño Iragorry. La pérdida; “sin un tiro” de la mitad o más del territorio original  de la Capitanía De Venezuela que nos correspondía; tuvo que ver con regiones fronterizas, absolutamente sometidas al centro;  sin la mínima autonomía ni capacidad de decisión propias ni suficientes. Si las regiones de Oriente y Guayana hubieran tenido un desarrollo básico y alguna capacidad de manejo, y respuesta; la cuestión del Esequivo no sería la cuadratura del círculo que es hoy.   

Eleccciones regionales este 2017, base de cualquier consenso político nacional


.- La raya “amarilla de Maduro” y el madurismo.
Las sentencias 155 y 156 del TSJ formalizan un golpe de estado. Nada nuevo;  solo formalizan un régimen ya implantado, Desde principios del 2016 con la Instalación n de la AN el gobierno  desconoció y bloqueó la AN y todas sus funciones. A partir de la sentencia 156, ni la AN ni los parlamentarios están más amenazados que lo que lo que lo estuvieron  durante el año pasado y lo que va de éste. Políticamente; no se trata de nada nuevo.
Estas sentencias responden al tramojo mostrado desde el inicio de la confrontación del gobierno con la AN sobre su disolución por Maduro; que en varios momentos pareció inminente; pero que nunca se concretó. Y que ahora tampoco; pese a haberla acusado de “traición a la Patria”; etcétera. Las sentencias le quitaban facultades y competencias a la AN; pero sin disolverla; aunque de hecho tuvieran el mismo efecto. Ni siquiera instaban al Presidente a hacerlo. ¿Por qué no llegaron a eso?. De bulto quedó que Maduro y el madurismo tienen una “raya amarilla”; que no se atreven a pasar.
.- Las sentencias: aprovechar el fracaso de Almagro.
La sentencia 156 se emitió solo horas después de finalizar el Consejo Permanente de la OEA que trató el Informe Almagro sobre Venezuela; que no concluyó en nada concreto. Solo en un llamado conciliatorio al diálogo; descartando las propuestas concretas del Informe. No fue ni una derrota ni un triunfo del Gobierno. Aunque él declaró que si lo fue.
Según una interpretación del arrebato de las sentencias del TSJ; básicamente madurista; habría sido para aprovechar el cambio en la  presidencia del Consejo Permanente de la OEA; que desde el 01 de abril la iba a ejercer; y ya ejerce;  el canciller boliviano; para debilitar a Almagro; que no logró que  se aprobara aplicar la Carta Democrática a Venezuela. Y hasta plantear su salida de la Secretaría Permanente; proyectando esto internamente como una gran victoria de la diplomacia madurista; y una derrota y un fracaso de la oposición. En el marco de la cual; agarrando el aíre que ello significaría; el seguir ejerciendo cada vez más discrecionalmente el poder; particularmente internamente; dentro de los chavismos y el propio régimen militar-cívico  madurista;  redundaría en menos riesgos y costos políticos.
Vale señalar que todo lo que hoy sucede a nivel gubernamental y del Poder está enmarcado y absolutamente determinado por la crisis y lucha  internas de las cúpulas de los chavismos. La lucha por el poder interno entre los chavismos es el epicentro de la crisis política nacional.