29 nov 2013

Capriles convoca contra Maduro a la polarización entre caprilismo y madurismo



.-* Las 335 marchas de Capriles y PJ
“La marcha tiene el sello de la responsabilidad de la Mesa”; declaró Ramos Allup; de AD; (EU/ 22.11); en relación a la marcha para el pasado sábado 23, convocada por Capriles; en contra de Maduro. Llamó, por su parte, a participar unitariamente, para “neutralizar la avalancha publicitaria” del PSUV; enfatizando que era una convocatoria unitaria de la Mesa; que “tiene razones suficientes” para hacerla; que no era “autoconvocada” ni “sin ton ni son”. Que AD convocaba y participaría. Aunque finalmente no lo hizo
En las últimas semanas hubo cuatro llamados oposicionistas a “tomar la calle”; contra el gobierno, naturalmente; de los “no convocados”, de “Voluntad Popular”, y de “La Movida Parlamentaria”; tres, con muy limitados resultados, incluido el primero que fue el tuvo mayor participación e impacto mediático. Y el último de la semana pasada, propia de Capriles; presencialmente apoyado por parte, no por toda,  la Mesa de la Unidad. Aunque Ramos Allup hizo una declaración genérica, afirmando su supuesto carácter unitario, la pertinencia y consistencia de la  convocatoria “de Capriles y la Mesa”; acentuando que era ésta quién convocaba. Sin embargo de tal acento en “la unidad” y  en su carácter corporativo; es claro que no apuntaba a los “no-convocados” ni a la gente de López ni a los parlamentarios de “la movida”. Apuntaba era a Capriles, a Primero Justicia; y, a quienes hoy concurren político-electoralmente en la sectaria y regresiva estrategia polarizante de dimensionarlo mediáticamente como “El Líder de la oposición”.  De convertir la campaña para el 8D en un duelo entre él y Maduro; en una variante del duelo que él planteó, y que convirtió en el eje de su campaña para el 8O; según, “entre David y Goliat”, entre él y Chávez. Punto de su actual línea de polarización, hacia “la polarización perfecta”. En su rueda de prensa del jueves 22 en que él llamó a la movilización nacional en los 335 municipios; de acuerdo a lo mostrado por los medios; estuvieron, solo  PJ, UNETE, VP e individualidades. La mayoría de los miembros de la mesa, incluidos AD y COPEI, no aparecieron.
.-* Hacia el caprilismo: convertir el 8D en las primarias para el 2019
El país sabe de la realidad actual de los sectores de oposición, y en concreto de la MUD; de las confrontaciones y rupturas internas predominantes, por sobre las alianzas y convergencias. Del cuestionamiento general a su dirección y particularmente a PJ partido de Capriles; y a él mismo. Se sabe que no hay tal unidad real. Que más allá de lo específicamente electoral inmediato de diciembre, en perspectiva, no hay consenso sobre nada; o casi.  Que los apoyos unitarios a los candidatos designados en las primarias de febrero del 2012, son inerciales, se mantienen precariamente; y al lapso fijo del 8D. De tal forma que, y como dejó ver Ramos Allup en el requiebro de su declaración; el llamado de Capriles, no fué unitario; y menos el hacerlo acompañado por solo una parte de los integrantes de la Mesa. No solo que no fue unitario; sino que fue anti-unitario; sectario, hegemonizante.
Capriles está consciente; su comando de campaña, PJ, sus asesores y los factores de poder que soportan su proyecto político, también lo están; que la polarización es la condicionante clave para el futuro político de Maduro; para su consolidación como líder del postchavismo. Que para la conformación del madurismo; la polarización es tan determinante como para la conformación del caprilismo. Que la posibilidad concreta de él, de Capriles, lograr ser proyectado mediáticamente en el líder de la oposición; está cifrada en que Maduro lo sea del oficialismo; de los chavismos. Y está consciente igual, que, concretamente, para las elecciones locales; particularmente para las de alcaldes; la polarización tiene como efecto principal la unificación del chavismo; al menos parcial y circunstancialmente; de los chavismos propiamente; que electoralmente está afectado, por la disidencia hasta más que la oposición, que lo está altamente. Sin embargo continúa promoviendo la polarización; involucrándose en las campañas municipales todo lo que le permiten los encuadres político-electorales locales de oposición; haciendo abiertamente  por convertirlas en un evento de su confrontación con Maduro. De hecho en unas especies de primarias precandidaturales hacia el 2019.  
.-* Polarización entre caprilismo y madurismo, negación del pluralismo y la democracia real
La polarización universal e históricamente ha sido la base de la concentración del Poder; de su preservación y eternización. Siempre y en cualquier circunstancia. Aquí igual, es y ha sido así; como una vez más se ha mostrado con el autoritarismo chavista. Y necesariamente opera “a cuatro manos”; las de quién la promueve desde el Poder; y las de quien, según, oponiéndosele, entra en su juego; según, sin opción, en forma inevitable. Aquí y aunque, el chavismo ya es historia; hoy se sigue jugando a ella como si Chávez siguiera vivo. Con la diferencia de que ahora el factor activo polarizante determinante, quién está “sirviendo” es, la oposición; o, está en la oposición; mientras que el madurismo es quien “está al bate”. Y aunque a primera vista, no es evidente; la polarización se promueve, es entre caprilismo y madurismo. ¿Incoherente?. Nó, en cuando a la cuestión del Poder; de lograrlo o llegar a él como sea, y/o, de preservarlo, como sea. Aunque sí, según el discurso; del “cambio”, de “llegarle a las bases chavistas”, de conjurar la abstención, de activar a los “ni-ni”; del discurso supuestamente inclusivo antiautoritario, democrático. La pretensión de convertir al 8D en un plebiscito; manejada inicialmente por ambos; y ensordinada sobre la marcha, igual por ambos; es la negación activa concreta de la retórica del pluralismo y la dinámica y beligerancia de las minorías en la democracia. Sobre todo tratándose de una circunstancia electoral, por excelencia espacio de las minorías y de la pluralidad; como precisamente son las elecciones locales. Si algo es rescatable del discurso, nada que ver con su actuación, del emergente y luego  renunciante Ecarri; es lo relativo a los efectos perversos de la polarización en la caótica realidad nacional. Sea cual sea el discurso; sea cual sea el pretexto; la polarización, es la negación de la democracia real. El mejor ejemplo a mano; por cierto una referencia para entender nuestra circunstancia actual: Méjico. El régimen mejicano; verdadera “dictadura perfecta”, montada sobre un sistema democrático-liberal, con una polarización extrema, blindada político-institucionalmente.
.-*La verdadera prioridad actual de Capriles no es sacar a Maduro
La explicación de la incoherencia entre el discurso pseudo-democrático y la estrategia sectaria polarizante de Capriles y su gente; está en cuáles son sus prioridades reales. La prioridad real de Capriles no es que los resultados del 8D muestren la verdadera correlación entre oposición y oficialismo; el rechazo popular mayoritario al madurismo-(chavismo). Que por lo demás habiéndolo ciertamente, no se mostrará entonces; porque a nivel local la gente, solo muy limitadamente, vota por candidatos oficialistas u oposicionistas. Aunque es menos así, para las alcaldías; en cuyas postulaciones el franquiciado candidatural y secuestro partidista de tarjetas de votación, permiten encallejonar a la gente, más que para las concejalías. Ello aparte de que a niveles locales, al CNE-smartmátic, las condiciones y prioridades socio-políticas concretas  que le marca en madurismo-chavismo, en esta ocasión, le imponen una más cuidadosa y medida administración del fraude. La prioridad actuales legitimar el 14A; y al “arbitro”
La prioridad real de Capriles y su comando de campaña; su “primera prioridad”; hoy; no es confrontar a Maduro, al madurismo-(chavismo); y, mucho menos derrotarlo y sacarlo del Poder. Su prioridad actual, inmediata, es seguir siendo, reforzándose, como el candidato de la oposición para el 2019. Que la promoción mediática polarizante que tiene y que trata de seguir teniendo; lo mantenga e imponga definitivamente en la subjetividad nacional, como el líder máximo, indiscutible, único, del antichavismo. Lograrlo, supone, previamente, imponerse en la oposición; en la que, a pesar de las circunstancias y de quienes manejan la MUD; donde es objeto, junto a su partido PJ; y dentro de éste, su grupo; de un bien amplio rechazo; aceptándosele todavía solo circunstancialmente, y concretamente como candidato. De tal forma que imponerse como líder y candidato definitivo del antichavismo, requiere resolver y mantener resueltos  simultáneamente dentro de la oposición, dos dificultades: el rechazo de que es objeto, por una parte; y por otra, la competencia a que internamente se somete su candidatura. Simultáneamente; pero primero y prioritariamente, ésta. El rechazo y su eventual descarte dentro de la oposición, se neutraliza, manteniéndose constantemente en campaña; promoviendo la polarización por encima de todo;  mientras sigue disponiendo de los recursos y apoyo de los factores de poder con que cuenta y que cuentan con él. Y, haciendo sombra a cualquier posible otro candidato. O sea, acción de mediano plazo; cuestión de tiempo de resistencia y pulso.
Pero la mayor presión sobre Capriles; inmediata; que lo empuja al desenfreno canditaural en estos procesos, los locales, en los que realmente no tienen arte ni parte; a pesar del forzado discurso polarizante.  Al contrario. Que lo impulsa a la pretensión de que es candidato en los 335 municipios; de que se votará por o contra él. Viene, esa mayor presión, es de su propio mundo; de su propio ámbito social y sociopolítico; de las clases medias más altas; y, del centro; de la centro-derecha partidista-empresarial;  en la que se ubican y activan los factores de Poder en que se soporta su proyecto personal, grupal, partidista. Hay otros líderes y eventuales candidatos antichavistas; que los hay y en muchos sentidos mejores que él; que porque están en lo suyo, y/o porque asumen que no les corresponde; o, porque no tienen el apoyo duro que él sí; no se involucran  en las elecciones locales. Entre los que no están, quienes igual de su mismo “centro”, “se le meten por los palos”; abiertamente para imponer sus precandidaturas; “sus liderazgos”; para desplazarlo: López y Machado. Que al igual que él, que Capriles, también y sin que les corresponda, maratonean todo cuanto pueden el país; con el mismo discurso polarizante y, según, de apoyo a sus candidatos; y realmente con el mismo propósito concreto de promover sus propias candidaturas y de luego mediáticamente hacer ver que localmente se votó fue por ellos; que esos votos son suyos.         
.-*Chávez le quedó debiendo una estatua a Carmona; Maduro se la  debe a Capriles
El proyecto del “caprilismo” está en marcha; su impulso y pretendida imposición se soportan en la polarización; a pesar de la consciencia de que ella es el oxígeno básico de Maduro y el “madurismo”. El sinsentido del involucramieno de Capriles en las elecciones locales apunta solo a eso; a que de los resultados del 8D; por lo demás ya cantados por el chavismo; que en concreto no significarán triunfo alguno ni del gobierno ni de la oposición; la votación no-chavista sea totalizada como caprilista.
Que mediáticamente la votación no-chavista; aunque  sea parcialmente y que realmente no sea así, se totalice nacionalmente como “de Capriles”; significará un golpe triple mediático: 1.- afirmarse como la personificación del polo antichavista; 2.- afirmarse como el líder y candidato de la oposición; y, 3.- sacarle ventaja a los aspirantes más cercanos de centro-derecha, López y Machado.
El efecto más importante de la promoción del caprilismo, en la diáspora e inestructura que hoy es el chavismo es que propicia la conformación y eventual consolidación del madurismo. Exactamente en el sentido contrario a las dos retóricas polarizantes de ambos istmos. De tal forma que al igual que Chávez tendría que haberle levantado una estatua a Carmona; por, el 12A,  haber sido clave en su regreso al Poder; Maduro tendría que levantarle una a Capriles; por servirle con la polarización a su estabilización y eventual conversión en una jefatura del postchavismo que hoy básicamente solo político-institucionalmente ejerce.      
Caracas noviembre 2013

             

8 nov 2013

Lo que realmente será el 8D




.-* Todo listo. Todo definido
Nada queda ya por definir sobre el 8D. Lo que no será; lo que será. Lo que no significará; lo que significará. El carácter real de la campaña. Los resultados. Todo está listo.
.-* El 8D despolarizado, no se optará entre “el enchufado” y “el parásito”
El 8D, pese a los acoplados intentos mediáticos de las cúpulas chavista y “amarilla”; no será un plebiscito. Ni para decir “Maduro sí; Capriles nó”; ni a la inversa. Ni para decir, “si” o “no” a uno o a otro. A pesar de todo, menos a nivel de las alcaldías que en el de las concejalías; el 8D mostrará un país que no está  optando por “el enchufado” o por “el parásito”. Precisamente por la cuidadosamente administrada activación por el CNE, de los algoritmos smartmáticos; no habrá polarización; a ninguno de los dos niveles; sobre todo, en las votaciones por concejales; en las que el cruce, la disidencia y el “por su propia cuenta”, serán lo dominante en las votaciones; e inocultablemente, en los resultados. Para el chavismo, hoy, ya solo madurismo, no habrá la “victoria perfecta”; las condiciones del país, no dan sino para montar  una medio o semi-victoria. El 8D, no será el arranque de la precampaña presidencial del 2019.
Será al contrario, el rechazo de la gente y de las bases mismas a los aparatos partidista-empresarial-electorales, al autoritarismo y la manipulación de las cúpulas; a su manipulación discrecional de los recursos del poder en función de su preservación y consolidación. Esta campaña para los poderes locales, será un evento nacional anti-polarización. La manifestación del predominio de la subjetividad local, de la consciencia ciudadana; sobre lo cupular, lo central, lo “nacional”; sobre lo mediático, lo crematístico y lo fáctico. Aunque básica, será la expresión de la voluntad ciudadana de asumir, a nivel local, su condición de sujeto real, concreto, de la política.
.-* No será un gran suceso ni habrá grandes cambios
En este diciembre, como tampoco fue en octubre, diciembre y abril, pasados; electoralmente la gente no está discerniendo sobre supuestos “dos modelos”; entre “capitalismo” y “socialismo”, ni,  entre “democracia y dictadura”. Tampoco, como se pretende en las cúpulas de “enchufados” y “parásitos”; se está jugando el futuro del país; etcétera; ni está planteado optar entre que el país “se hunda definitivamente” o “logre comenzar a salir hacia  el futuro”. Ni realmente estamos optando entre el “mal gobierno” chavista, o madurista; y un posible “buen gobierno”, justiciero o caprilista. En lo inmediato y en relación a las estructuras actuales de Poder, al futuro previsible; el 8D no va cambiar nada; no será definitivo en ningún aspecto de la vida nacional futura. 
Va a significar, sí, la expresión del fracaso de la estrategia de los factores de Poder, de repartidizar la vida y la política nacionales. De la imposición de liderazgos mediáticos “nacionales”; a la consciencia y la beligerancia ciudadanas. Y la activación de la disposición de la gente a cuestionar y debatir la gestión pública; al rechazo del autoritarismo y del mesianismo en cualquier variante, civil, militarista, tecnocrático. Se va a evidenciar que en los venezolanos hay capacidad y disposición a hacer un verdadero debate ciudadano, constituyente, sobre lo público y la definición de políticas; sobre las relaciones de Poder. Que, a pesar de la dispersión nacional, de la inexistencia de instancias de ejercicio de la soberanía ciudadana; y de la manipulación polarizante, la gente rechaza la banalización y manipulación mediática a la que desde cúpulas y centros de Poder de todo signo y retórica; se reduce el discurso político y se pretende reducir la política.
.-* Tres campañas en una
Propiamente para el 8D hay tres campañas. Una, la formal; parroquial, municipal; despolarizada; de los candidatos en general, sobre todo de los disidentes y por su propia cuenta, a alcaldías y concejalías; mayormente como expresión del ejercicio y la consolidación de los liderazgos locales. Esta, la, campaña, no aparece en los medios; solo residual y mínimamente en las prensas y radios regionales y locales. Y, hay dos nacionales. Ambas, notablemente la de Maduro, a pesar de la amenazante retórica chavista del “Estado Comunal”; sin nada que ver con lo municipal ni parroquial. Dos campañas, esas sí polarizantes, mediáticas; montadas en función de que se constituyan en la plataforma precandidatural  de las elecciones presidenciales del 2019. Costosas y a todo dar, con indisimulado apoyo de los factores de poder; éstas sí se ven. Son mediáticamente  omnipresentes en los medios a todos los niveles, nacionales y regionales. Aunque ambas se soportan en la misma línea de polarización dura; lo que las sintoniza; y aunque están armadas sobre el mismo modelo de ejercicio y consolidación mesiánica del Poder; tienen objetivos específicos, aunque similares, independientes entre sí.
.-* A cuatro manos, promoviendo una derecha, hacia la polarización perfecta.
La campañas, de Maduro por una parte; y por la otra, la de la llamada por el chavismo-madurismo, “Trilogia del Mal”, de Capriles, López y Machado; se soportan en la misma línea, común, de polarización dura. En la dirección de, a cuatro manos, imponerle al país, la sería la polarización perfecta. La polarización entre una izquierda representada en la cúpula chavista-madurista; y una derecha representada por la “derecha amarilla”, por “la Trilogía del Mal”. Dentro del mismo chavismo, hay la consciencia de que el madurismo no es tal izquierda; y de que su régimen está controlado por la “derecha endógena”. Y, por otra parte, en el país no hay una derecha concreta, real; aún cuando de haberla, previsiblemente PJ de Capriles, VP de López y María Corina Machado, estarían en ella o en su sintonía. De tal forma que, en concreto, la intensa  confrontación de Maduro con “la Trilogía de HC, LP y MCM”; sin sentido ni lógica política concreta en cuanto a la realidad nacional; menos en el marco de una elecciones locales; falsa, inducida mediáticamente, pero que domina la confrontación política actual; apunta a poner al país, en el 2016 y/o en el 2019,en la opción cerrada, entre la izquierda, o sea Maduro; y la derecha, o sea Capriles, o López o Machado. La permanente confrontación mediática; los ataques y amenazas de prisión de las cabezas del chavismo-madurismo, contra ellos tres; son farsa pura; retórica mediática exaltada para el consumo de la galería. O de las galerías. Aparte  legalmente cuesta arriba y políticamente costoso que resultaría  actuar así contra ellos; políticamente sería eliminar la clave de su estrategia de la polarización perfecta; de convertir “la derecha amarilla”; en el enemigo estratégico; la avanzada de la gran amenaza imperial contra el país. Y además,  desperdiciar su clara disposición a ser parte de esa estrategia polarizante.
.-* Capriles, López  y Machado; como Maduro; hacia la precandidatura para el 2019
Pero más allá de lo anterior; estas campañas nacionales polarizantes de Maduro por una parte; y de Capriles, López y Machado, por la otra; tienen cada una sus direcciones independientes; siempre sin nada que ver con las elecciones locales; con candidaturas a alcaldías y concejalías que no son más que pretextos para las campañas nacionales. Por un lado, con la, desaforada competencia de recorridos por todo el país; y el exterior: la campaña es de ellos; particularmente de Capriles y López; aunque también de Machado; buscan es resolver desde ya; entre ellos; y en proyección, en la oposición y el antichavismo; la cuestión del   precandidato para el 2019. Por el otro lado; la de Maduro, aunque con la ventaja circunstancial de que por ahora no tiene competencia; también va dirigida a consolidar e imponer su liderazgo; primero internamente; y mas allá, nacionalmente.
A pesar de las muestras del rechazo de la mayoría del país, tanto al chavismo-madurismo como al puntofijismo-caprilismo; de que el 70% de los postulados locales no son ni del GPP ni de la MUD. Ambas campañas nacionales se desarrollan según el modelo de, “Chávez y… un solo gobierno…”; solo que ahora, es, con Maduro; y “con Capriles y… un solo gobierno …” o con López o con Machado Y se desarrolla, intensa y costosamente promovida; en la de aquel, con el  mismo abusivo y ventajista uso de los recursos del Estado; mediante las cadenas, los “gobiernos de calles”; etcétera. Mientras que en las de éstos, con la utilización evidentemente ventajista de grandes recursos financieros y mediáticos; al menos cualitativamente equiparables a los de Maduro. Sin nada que ver con la precaridad de las campañas de la mayoría de los candidatos.
.-* Habrán resultados creíbles y aceptables por todos 
Nadie en la oposición se ha molestado en explicar cómo, incluso en el supuesto negado de que el CNE contaran bien los votos; con lo que el chavismo no pasaría del 25 o 30%; cómo los resultados del 8D constituirán la inflexión que se pretende; según, terminal para el chavismo. El CNE es exactamente el mismo de hace cinco años; el mismo de las elecciones de octubre y diciembre pasados. Peor, ahora tiene la experiencia de la pifia del 14A; y tiene consciencia de hoy nadie en el país, ni se come el cuento; ni pretende que nadie se lo coma; de que los resultados tienen ni siquiera un mínimo de confiabilidad. Hoy hay la consciencia nacional de que el CNE es un sistema para el fraude. Las votaciones van a ser procesadas y los resultados armados, con la misma discrecionalidad de todos los procesos desde el 2004. Solo que, en esta ocasión, administrando meticulosamente el fraude; atendiendo a que lo determinante de la coyuntura, es, dentro de la crisis nacional generalizada, la profunda crisis del chavismo y del madurismo. O sea que, nada de “victoria perfecta.”; del 80% chavista del 16D. Quiere decir que los resultados, hoy ya básicamente armados y cantados; de manera que sean creíbles y aceptables por todo el mundo; van a responder, por una parte a que las cúpulas de la oposición, al menos mayormente los asuman; por otra, que también las bases chavista, los asuman. Y, además, que sean referencia para la promoción y desarrollo de la polarización perfecta.
.-* Las “predicciones” del ex-rector Germán Yépez.
El ex-rector del CNE, Germán Yépez, historiador cuyo perfil profesional conocido, no tenía ni tiene que ver con nada que se refiera a lo electoral. Pero que, nuevamente “está al bate”. En declaraciones a los medios, (N24/30.09); caracterizó y mapeó los resultados del próximo 8D. Primero, llamó la atención a la dirección chavista, sobre que estas elecciones locales, no serían, no podían ser, plebiscitarias. Y daba sus razones. Luego explicó, con una abstención de un 40% que el chavismo iba a ser el ganador; aunque con menor votación en suma nacional; porque resultaría con más alcaldías ganadas; avanzando su estimación de “unas 200”. Mientras que la oposición, sería la perdedora; porque, a la inversa, aunque iba a totalizar nacionalmente más votos; sumaría menos alcaldías; “sobre las 100”; entre las que estarían algunas de las más importantes del país. Yépez, en su entrevista en “Panorama”, no hizo referencia ninguna a en qué basaba sus predicciones. 
.-* Nadie tiene realmente por qué tratar de que se suspendan las elecciones del 8D
En lo previsible, las elecciones del 8D van a realizarse. La acusación cruzada entre las cúpulas chavista y de oposición, de que el otro quiere que no las haya; o sabotearlas; “porque sabe que las va a perder”; forma parte de la farsa mediática polarizante promovida a cuatro manos. Claro que el chavismo está consciente de lo mínimo y condicionado clientelarmente que es el apoyo popular real que hoy tiene. Y de que si se cuentan bien los votos no remonta el 25%. Pero también sabe que con este CNE-smartmatic no hay ningún riesgo de perder; porque está para eso. Con cualquier otro CNE, estando en capacidad, claro que pararía las elecciones. De no tener esa garantía, no las hubiera convocado; las hubiera seguido posponiendo como hizo cuanto le interesó. Y por su parte, la oposición, sabe lo mismo; sabe también que este CNE nunca va a poner a perder al chavismo. Pero igual sabe que éste  está consciente de que no hay condiciones para que en este diciembre “el árbitro” la arme la tercera fase de la “victoria perfecta” que le programó Chávez a principios del 2012. Ambos, chavismo-madurismo y oposición, saben que los resultados están siendo armados, mas o menos, como  oficiosamente los cantó el ex-rector Yépez.      
.-* Mapeos de resultados para alcaldes y para concejales no corresponderán
El mapeo del ex-rector Yépez se contrae a los resultados para alcaldías. En las que, especialmente en las grandes y medianas; la manipulación y el cuadre smartmático de las votaciones y los resultados; es muy difícil de visualizar y controlar, en vivo, por la gente. No se refiere a las votaciones  para concejales en las que los postulados numéricamente siete u ocho veces los postulados a alcaldes; y la gente, a nivel parroquial puede hacer más fácilmente, en vivo y tiempo real, el seguimiento de la correspondencia entre la movilización de votantes identificables por cada candidato; y los votos que finalmente se le computen a cada uno. La manipulación y el fraude en los resultados en esto niveles, es inevitablemente visible. Lo que, por cierto, tiene que ver, con la posposición chavista, de años, de sus elecciones   
Producto de la cuidadosa administración del fraude a que hoy está constreñido el gran elector, CNE-smartmatic; nada plebiscitarios, ni que ver con la “victoria perfecta”;  sino, en tal caso,  con un “mitad y mitad”; los resultados del 8D se concretarán en dos mapeos diferentes y no correspondientes. Uno relativo a las alcaldías; y el otro, de las concejalías. El primero, con una cierta polarización, aceptable  por la oposición; y hasta “creible”. El segundo, menos o casi nada smartmatizado; sin nada que ver con polarización alguna; y probablemente sin tendencias reales identificables; con una distribución plana de los concejales electos.
.-* El desfase entre lo político-institucional y lo socio-político; entre el Poder y la gente
Los resultados previsibles del 8D, contenidos en el doble mapeo referido; ya cantados por el ex-rector Yépez; en conjunto, son la proyección de la real estructuración  política actual del país. Caracterizada por el desfase absoluto, terminante, entre lo político-institucional; entes, medios, factores de poder fáctico, partidos; reflejado en el mapa de los alcaldes electos; y lo socio-político, la gente, plasmado en el de los concejales electos.
Dichos mapeos mostrarán la falta de correspondencia entre las proyecciones locales de las estructuras político-partidistas-empresariales nacionales y regionales; en que se origina la mayoría de las candidaturas a alcalde; y la subjetividad local; y la gente. Como es usual, previsiblemente, en la mayoría, de los municipios, el alcalde electo; muchas veces un ”paracaidista” negociado, y financiado por alguna franquicia candidatural; lo sea con una votación inferior, y hasta muy inferior, a la suma de las votaciones de los candidatos perdedores. Lo que, sobre la “fragmentación” de la votación y elección de concejales, resultará en que el mapeo de la esas votaciones, no cuadre con el de para alcaldes. Evidencia esto de la falta de correspondencia entre la real voluntad electoral de la gente, y los funcionarios y representantes electos. Con lo que ello propicia: gestiones personales y/o grupales; autoritarias; en función de sus intereses y de los factores de poder que los promovieron; sin relación y hasta en contra con los intereses de las comunidades; de su calidad de vida y su patrimonio y memoria urbanos.
Caracas noviembre del 2013.