28 jun 2013

MADURO CAPRILES Y LAS PARADOJAS DE SNOWDEN



.-* Snowden un héroe
Para todo el mundo, de cualquiera condición y latitud; salvo para quienes están en el Poder o viven de beneficiarse de él; Snowden, ex-agente de la CIA, se convirtió en un guerrero de la ética los derechos ciudadanos y la libertad; hasta en un héroe; y, en trance de ser convertido en un mártir. Como el soldado Maniing. Y hasta mas, puesto que aquel develó un delito continuado masivo, practicado por los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña contra todo el Mundo, contra miles de millones; mientras que éste sacó y entregó información general, reveladora y comprometedora para todos o muchos de los gobiernos del Mundo; secreta, confidencial, pero no necesariamente delictual.
.-* Las dos paradojas en que se  monta
El caso del ex-agente CIA, aparte de la cuestión más de fondo de la relación entre Ética y Poder; planteada en el espionaje masivo a ciudadanos; en nombre de lo que sea; su evasión está montada en dos paradojas simétricas e inversas. Aunque en el fondo terminan siendo la misma, expresión ambas de las mismas dinámicas y confrontaciones de poder mundiales. Luego de entregar la información que tenía, o parte de ella, sobre  las violaciones ilegales anglo-americanas, de la privacidad de los ciudadanos; Snowen se refugia en territorios  y se pone en manos de los gobiernos de China y Rusia; igual por lo menos, si no peores, violadores de cualquiera de los derechos civiles que se les ofrezca en su ejercicio del poder; que el americano y el inglés. Para luego, en función de asilarse, moverse hacia regímenes que, aunque a otra escala y con otro alcance; los de Venezuela y Cuba, y el de  Ecuador; sobretodo y constatablemente los dos primeros, menos el último; demostradamente y sobre cualquier retórica y en función de la preservación y concentración  de poder, tampoco tienen límites en desconocer y atropellar los derechos humanos que sean; en las condiciones y a la escala que sea.
.-* Denunciar el espionaje es el delito de Snowden
El gobierno de los EEUU acusa a Snowden de traición a la patria, de delinquir contra su país. Cuando lo que hizo, fue entregar al Mundo las pruebas  de que ese gobierno, delinquía contra la humanidad en general. En concreto se pretende que el delito no es violar los derechos ciudadanos  de miles de millones, incluidos centenares de millones de norteamericanos mismos; sino denunciarlo. Indicativo de la verdadera sustancia del hecho, es que los únicos países que se han pronunciado han sido, los EEUU y el Reino Unido; China, Rusia, Ecuador y Venezuela. Pero realmente, cualquier país no atenido a relaciones de sumisión, de sometimiento compulsivo o vocacional, a los dictámenes imperiales de alguna potencia; en el caso de la americana y la inglesa; aunque ni se pronuncie ni tome la iniciativa; tiene o tendría por qué negarse a darle asilo a Snowden. Su acción, obviamente no estando tipificada como delito específico; impensable que lo estuviera ni nacional ni internacionalmente; tampoco podría estar en ningún tratado de extradición convencional que pudiera ser invocado para que se le entregara al gobierno de su país. Es impensable, inconcebible, que internacionalmente se acepte que denunciar un espionaje a gran escala, es un delito De tal forma que, en este caso, apartando circunstancias concretas, ningún país podría invocar cuestiones de principio ni siquiera, menos, de conveniencia política, para negarle asilo; lo que explica el mutis sobre la cuestión de casi todo los países del Mundo; particularmente ante la certeza casi absoluta de que le espera la pena de muerte.
.-* A pesar de Putín y de  Maduro  y su retórica Venezuela estaría obligada a asilarlo
Que Maduro, al igual que Putín, tan paradójica e inconsistentemente como él; además con una retórica vacía, le ofrezca asilo al exagente CIA; no relativiza en nada el que en solicitándoselo, su gobierno le otorgue asilo. Porque sobre los principios y la ética del asilo de los que Venezuela ha sido históricamente practicante y beneficiario; el gobierno venezolano, del signo que sea, tiene la obligación de recibirlo.
.-*  Snowden como Manning en crisis existencial y de conciencia
En sus declaraciones Snowden junto a de hecho reclamarse patriota; en nada se identifica como antiamericano; ni como anticapitalista o antimperialista ni como revolucionario. Como agente de la CIA ha sido un profesional de la inteligencia y la contrainteligencia, al servicio de los EEUU; y en contra de sus enemigos; sin que hasta el momento nada indique, al contrario, que era un infiltrado de algún otro país.  Se trata de un agente secreto que en algún momento, crisis de conciencia o existencial, Viet Nam, Irak, Afganistán, resolvió abrirse y sacar afuera lo que manejaba. Igualmente, como Manning empujado por su conciencia; pero que a diferencia de tantos otros excombatientes que han convertido su  trágica y profunda crisis existencial en absurda violencia sangrienta contra gente que no tiene nada que ver con su trauma. Quiere decir que la disposición de Maduro a, sin más, darle asilo si lo solicita, que está por verse; no tiene el más mínimo contenido  político concreto; menos ideológico.
.-* El “ruido” que precisamente busca crear Maduro y el pragmatismo de Capriles
Maduro con la retórica, pertinente por lo demás, sobre la cabrona protección gringa a Posada Carriles; le ofrece el asilo a Snowden, precisa y exclusivamente, “para crear ruido” en las relaciones con Washington; actualmente recomponiéndose; por cierto, por mutuo impulso e interés.
Cuestionar, como hicieron Capriles y otros voceros de la oposición, que se le ofreciera asilo al ex-agente de la CIA, con el argumento de que “crea ruido” en las relaciones diplomáticas venezolano-americanas, especialmente en este momento, es lamentable; además de poco inteligente, a pesar de la intencionalidad que trasluce. Lamentable porque niega todo contenido ético a la política; en un caso en el que hasta la inhibición conllevaría corresponsabilidad en el pisoteo a los derechos y la condición humana que los EEUU consumarían al condenar, si lo atrapan a Snowden a la pena de muerte o a cadena perpetua. Lamentable, e inaceptable pragmatismo, que no tiene otra explicación ni intención posible que el interés de mostrarse a Washington como “su hombre aquí”.
Pero además, es nada inteligente; al contrario. Según se señala arriba, la declaración de Maduro no tiene otro sentido, precisamente, que “crear ruido” hacia la galería chavista; mostrando un retórico antimperialismo que ni siquiera si finalmente el ex-agente de la CIA, se asilara en Venezuela, se convertiría en una traba importante para normalización de las relaciones diplomáticas; en la que los americanos están tan interesados como los venezolanos. Vale resaltar que el cuestionamiento de Capriles a la posición de Maduro, es precisamente el que este quería y quizás hasta buscaba que se le hiciera. Y que al contrario de desmeritarla, la refuerza; demostrando un pragmatismo que niega el supuesto contenido ético de su discurso oposicionista          
Caracas  28.06.13

       

19 jun 2013

UN 8D PLEBISCITARIO ¿OTRO 14A u OTRO 16D?



.-*PSUV y MUD, a elecciones locales sin primarias
El PSUV va a las elecciones municipales del 8 de diciembre, (8D), sin primarias; anunció que seleccionará sus candidatos mediante “un consenso”; con cuotas a los aliados del “Gran Polo Patriótico”, (GPP). Por su parte, la MUD, ya declaró expresamente, que asume que los suyos, de oposición, ya están escogidos; aunque en muchas entidades, en las más importantes, piden volver a consultar y aunque las primarias en que se designaron fueron en febrero del 2012; hoy hacen catorce meses.
Sin explicación ni transparencia, como es usual, el CNE fijó las elecciones locales, para alcaldes y concejales, para el 8D, diez meses después de para cuando inicialmente las anunció, febrero del presente; evidentemente en función del interés y la ventaja que esos meses adicionales significan para el chavismo. Capriles, por su parte, en algún momento declaró que al contrario, debían ser inmediatamente, yá, en julio. Tanto,  correr la fecha, como la idea de que debían ser yá, responden en definitiva a similares consideraciones. Para el chavismo, estos meses son para tratar de manejar y darle la salida menos costosa políticamente, a la imposible cuestión de las candidaturas locales; en la más  intensa beligerancia de sus bases, partidistas y de aliados;  que, si ni siquiera Chávez logró manejar totalmente, ahora, con la burocracia inestructurada que es la cúpula del chavismo y la implosión que vive, todo apunta a que resulte un verdadero reguero general de candidaturas incontenible. Igual, la idea, negada obviamente, de que deberían ser yá, atiende a lo mismo; a que se bloquearan las ya muchas planteándose, y previsiblemente crecientes aspiraciones candidaturales de base de nuevos, o viejos, liderazgos o cuadres políticos locales, partidizados o no, que desconocen la validez y vigencia de unos listados de candidatos, cuestionados ya entonces, seleccionados hace casi dos años.     
.-* Elecciones locales, un plebiscito doble
Expresamente, Capriles secundado en general por la oposición, maneja la idea de que las elecciones locales del 8D serán, o deberán ser, un plebiscito; propiamente un doble plebiscito, simultáneo: ”si o no” sobre la gestión chavista; y, “si o no” sobre su liderazgo nacional; notoriamente, en realidad, mas en éste segundo tema que en el primero.  Cuenta o aparenta contar con que el mapa electoral el 14A se repita, amplíe y densifique. Por su parte, el chavismo maneja una idea casi igual; volver a poner a la gente, o que el CNE lo haga aparecer así, optando plebiscitariamente entre supuestos dos modelos de sociedad; que se vote, real o “smartmáticamente” por “la izquierda” o por “la derecha”, más exactamente, sería por “la derecha amarilla”. Pero resulta que las del 8D son unas elecciones locales; por naturaleza despresidencializadas, despolarizadas. En ellas la gente, más allá y a pesar de sus filiaciones políticas y clientelares, de sus escepticismos, y a diferencia de cómo lo hace para gobernador o presidente, vota por o contra  gente de carne y hueso; por o  contra candidatos que conoce, a los que le sabe la historia y a los que ve o puede ver y abordar cualquier día en cualquier esquina, plaza o centro comercial; y de los que sabe perfectamente qué esperar y qué no. De ahí que los resultados electorales locales, incluso enmarcados en el fraude, son tan predecibles; y, en mucho por eso, la abstención y las correlaciones resultantes, en general no corresponden a las de las regionales; ni, menos, a las de las nacionales; procesos éstos en los que la polarización electoral, básicamente mediática, sí funciona. Tales resultados locales, no son motivados sino muy  parcialmente por la visión “presidencialista” y por  el “desinterés político de la gente,” con que politológicamente se pretende explicar la menor participación que en general hay a ese nivel. Realmente, a nivel local, la gente, no es que “se abstiene”; sino que vota o no vota, por o contra alcaldes y concejales, a plena consciencia de lo que hace; como no lo hace, tanto, cuando vota por el  gobernador y, menos por el presidente; de los que en general tiene visiones menos o casi nada vivenciales; mas mediáticas. Lo que explica, por cierto, la inconcebible ilegal e impune posposición por varios años de las elecciones municipales; activa y concretamente por el CNE; pero en genera, de hecho, con la anuencia oposicionista.
.-*  Polarizar por encima de todo y a costa de lo que sea
No es el propósito aquí dar lecciones políticas ni trazar líneas de acción a nadie; ni siquiera establecer interlocución alguna con factores de poder de cualquiera de los ismos que hoy manejan lo político-institucional del país; y concreta e inminentemente, lo electoral. Se trata traer a colación, el punto de que la polarización y su exacerbación inducida mediáticamente a cuatro manos, y la manipulación mediática de su promoción hacia lo sociopolítico, ha sido  determinante de lo político-institucional, en el país, durante los últimos quince años. Y ha sido una determinante de la generalización de la crisis total que hoy vivimos; aunque se origina y viene profundizándose ya desde hace cuatro décadas. Por lo que nada de lo que suceda, o pueda suceder, previsible o imprevisible, ahora en las elecciones de diciembre; ni en las que vienen los próximos años; apuntará  hacia una salida de la crisis nacional, sin desmontar la polarización político-institucional actual y su inducción mediática hacia lo sociopolítico. Y precisamente el soporte sociopolítico básico para la despolarización, en función del desmontaje en perspectiva y a nivel de las estructuras político-institucionales de poder actuales; está, precisamente, en esa consciencia política, despolarizada convivencial a pesar de todo, que hay en la base ciudadana; que existe y se mantiene entre los vecinos, en las comunidades, a quienes a  niveles locales toca votar por sus alcaldes y concejales el próximo 8D.
Apostar o jugar políticamente a la polarización, salvo en coyunturas extremas, de crisis terminal, en general  favorece a quién controla el Poder; normalmente, y ese ha sido y es nuestro caso, propicia el congelamiento, la estabilización y su proyección, de las correlaciones político-institucionales de Poder que haya en la coyuntura. En otros términos, en un momento no terminal; y teniendo alternativas; jugar a la polarización, consciente y voluntaria o inconsciente e involuntariamente, es jugar a que quién está en el Poder siga en él.
.-* El CNE garantizará que el 8D sea un 16D y no otro 14A
A estas alturas, nadie debería llamarse, ni llamar, a engaño con el CNE; que ya puso todos los puntos sobre las “íes” acerca de a qué debe atenerse el país con respecto al 8D. Según, “todo está perfecto y seguirá estándolo”; “la auditoría del 14A demostró que  los resultados son impecables y sin errores”; y “el sistema electoral venezolano esta blindado contra fraude y trampas; es el más confiable del Mundo”; han dicho las rectoras; “el RE está auditado y avalado por la oposición; y los centenares de miles de muertos que ciertamente se demostró que hay en él, ciertamente están sí allí, pero no votan”. Tanto todo esto es de verdad así, que el mismo rector Díaz, se permitió declarar, que lo que sí falta es que el Consejo, “le dé más confianza a la gente”. En conclusión, no digamos de fraude; sino que, según y fehacientemente, ni siquiera de “irregularidades” puede ni debe hablarse con propiedad. A partir de lo que, y ya avanzando hacia el 8D, el Comando Simón Bolívar, (CSB), de Capriles, por lo visto se vio en la necesidad de aclarar que su demanda de una auditoría, ante el CNE y el TSJ, de los resultados de abril, se mantiene. Que en un determinado plazo recurrirá a las “instancias internacionales”.               
Quiere decir, en conclusión, que toca asumir que las elecciones municipales de diciembre serán, iguales, tan “impecables” y “transparentes” como han sido todas las anteriores que desde el 2004 ha hecho el CNE; obviamente incluidas las del 14A. Pero, también obviamente incluidas  las del 7O y del 16D pasados. El punto está, entonces, en si las elecciones locales, que anunciadamente serán como todas las anteriores, el CNE hará que reproduzcan, el proceso y los resultados de las presidenciales de abril pasado; o los de las presidenciales y de gobernadores de octubre y diciembre del 2012.  Nadie seria y honestamente, puede tener dudas de que los resultados reproduzcan uno u otro modelo, sin tener casi que ver  con cómo realmente vote la gente, igual que siempre, lo determinará el CNE; que va a contar los votos como siempre; en función del interés y la estrategia chavista de poder. Es pertinente aquí, arriesgar una respuesta a la cuestión de la diferencia entre dichas votaciones de octubre y diciembre pasados; solo seis y cuatro meses antes; y las de abril; prácticamente en el mismo contexto político. Pues: el chavismo, confiado en que estaba sobrado, que hasta pasaría los 10 millones de votos; considerándolo innecesario, optó por darse el lujo de que el CNE no montara el fraude que sí montó para las dos anteriores. Y que siempre, siempre, ha montado desde el 2004. A partir de lo que, lo serio y honesto, es prever que el CNE manejará las elecciones del próximo 8D, no como lo hizo con las del  14A; sino como manejó las del 7O y el 16D. Mas concretamente, que las mismas, se concretará de acuerdo al modelo del 16D y no al del 14A.
.-* Un plebiscito que legitimará al CNE y al fraude
Se ha cuestionado, como incoherente, que Capriles y su CSB, llamen y pretendan jefaturarlas, a las elecciones locales, mientras demandan la nulidad de los resultados del 14A.  Indiscutiblemente que, además de la ambigüedad en ambos aspectos, se trata de una incoherencia en relación a la manera y al discurso con que está llevando la impugnación. Ambiguo porque se habla jurídica y políticamente, de “irregularidades”, y de “robo de votos”, cuando hay la conciencia y en concreto es de lo que se trata; de que hubo fue un fraude total. Y es  inconsistente e incoherente, porque se insiste en lo procedimental electoral, incluso en aspectos del sistema; sin denunciar y acusar abiertamente el fraude ni al CNE; sin descalificarlo claramente como toca, como árbitro. Ahí  está la incoherencia real de fondo. No en la disposición es sí de llamar a participar.
Además, ya nadie puede tener dudas, hay que insistir, en que para el 8D el CNE va a montar el fraude necesario, para que no siendo otro 14A; “dudoso”, “apretado”; y aunque no llegue tampoco a ser otro 16D; resulte sí en una correlación  cómodamente suficiente para volver a  garantizar la mayoría al chavismo. Ni Capriles ni su CSB ni la MUD ni nadie en la oposición, ignoran que en diciembre habrá un fraude total Todos lo saben. Por lo que lo más cuestionable es que repitan la estrategia triunfalista de agosto y el 7O; ahora peor, que, a sabiendas de cómo se armarán los resultados, además, se lleve el triunfalismo hasta el extremo de  llamar a participar para convertir las elecciones municipales en un plebiscito. Adelantándome al trato del tema más abajo; destaco que es obvio que si se habla de un plebiscito, se asume que su dictamen, de ”si” o “no”, lo dictarán los resultados; lo que quiere decir que los mismos serán confiables; luego, se asume que van a ser correctamente contados, por un árbitro confiable. Esto, siendo el CNE el árbitro que contará los votos plebiscitarios; pues de todas todas y, sin más, se le está legtimando  de antemano al convocar un plebiscito que él arbitrará. Estando ahí la mayor y peor inconsistencia de la posición de Capriles y la oposición. Pues, llamar a participar en un proceso electoral, que de antemano se sabe viciado;  y a pesar de que  se le denuncia como  fraudulento; aparte lo discutible que pueda considerarse; es,  o puede ser, una posición, una actitud política absolutamente  válida. De hecho en este caso lo es. No siendo  lo mismo, al contrario, y es el punto, llamar triunfalistamente a participar en un plebiscito, a conciencia y cayándolo de que se trata de otro fraude.       
.-* El replanteo de la mejicanización con el cierre de “la victoria perfecta”
En la estrategia de la “victoria perfecta” decretada por Chávez a principio del 2012,  concretada bajo el fuerte impacto político nacional de las primarias de la oposición; las elecciones municipales estaban definidas como el nivel de base comunal de hegemonización y control de la vida y la política nacionales. La secuencia de su implementación de las elecciones presidenciales, regionales y locales, estas últimas, programadas oficialmente para febrero del presente 2013, se descontinuó con su muerte. Tal estrategia base de “la nueva geometría del poder” y soporte del “Estado Comunal”, que con él vivo ya era un delirio inviable, aunque mantenía su pretensión de imponerla; ahora desaparecido, ni siquiera como pretensión o intento es mínimamente sustentable. Sin embargo, disponiendo el chavismo a discreción de la capacidad del CNE para garantizar la votación necesaria para “ganar” en la gran mayoría, y hasta en todos de los 335 municipios; lo previsible es qua active lo suficiente, aunque quizás no al extremo de que resulte en una correlación local similar a la regional, de 20 de las 23 gobernaciones; un 70%. Con lo que a pesar de su ausencia, algunos dirigentes chavistas ya lo han anunciado, la “victoria perfecta” decretada por Chávez, se completará y  perfeccionará; o se asumirá así. Siendo sin embargo previsible que, para además relegitimar al CNE, el chavismo dicte esos resultados menos desproporcionados, más creíbles en general  y conformables por la oposición.
Completar el chavismo la “victoria perfecta” ganando “smartmáticamente” la mayoría de las municipales; aunque no tantas como de las regiones; le permitiría mantener mediáticamente por algún tiempo la ficción y la retórica del “proyecto”, del “chavismo”; aunque cada vez mas desdibujadas y sin tono. Pero en otro plano más condicionante; y de acuerdo a cual sea la estrategia a partir de los resultados que la oposición, o Capriles y su oposición, asuman; se replantearía la mejicanización político-institucional que quedó en suspenso a partir del 14A. La mejicanización, con un postchavismo, ya boqueando y manoteando en la crisis nacional, agotado, pero en el Poder, en el gobierno; frente un Capriles el caprilismo y los amarillos, como “oposición perfecta”, en la estrategia de mediando plazo de capitalizar pre-electoralmente su agotamiento en el Poder y la profundización inercial de la crisis en perspectiva; siempre apuntando hacia las presidencia del 2019.        
.-*Ni con chavismo, madurismo; ni con puntofijismo, caprilismo, saldremos de la crisis
Sean cuales sean los resultados que finalmente produzca el CNE; incluso  hasta que en la mayoría de los municipios pusiera a perder al chavismo; si, como es posible, chavismo y puntofijismo, induciéndola a cuatro manos logran polarizar importantemente la campaña y los resultados; será lo peor que pudiera sucederle al país. E incluso “perdiendo” espacios, será lo mejor para el chavismo, para el que hoy en su fase terminal, significaría un oxígeno de legitimación; a bajo costo por lo demás. Ya teniendo las gobernaciones y la Presidencia de la República; no tener la mayoría de los municipios no será un gran problema. Sería lo peor para el país; porque la mejicanización, propiciando la polarización absoluta a todos los niveles de la política y la vida nacionales; imponiendo que no hay vida ni espacio ni oportunidad, sino optando entre chavismo y caprilismo; aparte lo perverso que sería; regresivamente, frenaría y ralentizaría la intensificación de la dinámica sociopolítica actual, que, al margen de lo electoral, expansiva y acumulativa, hoy tiende a su “masa crítica”.
Abstenerse y votar, mayor e igualmente, son actitudes políticas; resultan ambas de la percepción y  la consciencia política que, masivamente, haya en cada momento electoral; siendo en general, son solo parcialmente inducidas. Ciertamente, abstenerse, una actitud, en general, no es una opción política; pero igual votar tampoco necesariamente lo es. Muchas veces mucha  gente vota “por no dejar de hacerlo”; en contra de su verdadera expectativa y visión de las cosas, bajo presión o la compulsión de la polarización. De ahí, que votar en un marco de alta polarización, como puede y tratan que sea en  nuestro caso el próximo 8D, no servirá para nada en función de la crisis nacional y de ir hacia una salida a ella. Ni el chavismo, hoy postchavismo, madurismo en promoción; ni el puntofijismo, en su variante hoy también en promoción, el caprilismo; ni uno, ni otro, ni mejicanizados, sea cual sea gobierno y sea cual sea oposición; son opciones reales, ni pueden contribuir a una salida progresiva a la crisis nacional de la que ellos han sido sus gestores y beneficiarios políticos; y que se conforma profundiza y proyecta, determinantemente a partir y sobre la polarización político institucional inducida mediáticamente desde años por ambos: y de la que han vivido.
.-* Plebiscitariamente el 8D se votaría por los “quinos” de la MUD
Chávez, con todo el control que logró del Poder, control real y control político-institucional mediático-trampeado; ni siquiera con el CNE a discreción se atrevió, ni logró nunca, a convertir las elecciones en los  plebiscitos que pretendía. Desde que en el 2006 anunció por primera vez los “10 millones por el buche”, que se quedaron  lejos; hay que repetir, a pesar del fraude; hasta la última vez que en vida él mismo volvió a anunciarlos para el 7O; ni cuando, a su nombre, creyéndose sobrados al invocarlo recién muerto, volvieron los chavistas a darlos por seguro, hubo ningún resultado “por el buche”. A pesar de la polarización electoral y del CNE, ningún resultado, reciente ni mas anterior, fue plebiscitario. Hasta en los eventos más concurridos, una y otra vez, tercamente, se mostró una correlación político-electoral, de tres tercios; dos, por uno y por otro; y un tercio por ninguno; o, en contra de ambos. Aunque realmente siempre fue claro que apartando al CNE, mismo desde las parlamentarias del 2005, electoralmente, el chavismo real, “duro”, no pasaba, ni pasó nunca, del 20 o 25%. Porque, y a pesar de todo, la mayoría real de los venezolanos, nunca le dijo plebiscitariamente ni “si” ni “no” al chavismo; aunque tampoco ello en ningún momento implicó que plebiscitariamente ninguna mayoría  le dijera “si” a la oposición. 
Declarar que el 8D será o deberá ser un evento plebiscitario, es pretender que la gente que rechaza al chavismo, vote encallejonada; como cuando votó para elegir constituyentes en 1999; por los candidatos del “quino”, que ahora serían, no de Chávez sino de la MUD; en cada municipio se votaría con uno de los 335 quinos de de la oposición, uno para cada alcaldía y concejo municipal. Y promoverlo como simple continuidad o proyección del 14A, es además, pretender que el voto diga, “Capriles sí, Maduro no”. Nada diferente, en nada, a la oscura y desastrosa pretensión plebiciscitarizante chavista; aquella de “con Chávez y Equis un solo gobierno para…”. Que ahora sería, “con Capriles y Zeta un solo gobierno para Ricauter” por ejemplo, o,“con Capriles y Ve un solo gobierno para Uracoa”, “con Capriles y Doblevé un solo gobierno para….” etcétera. Realmente delirante; infatuadamente delirante; regresivo. Además, irreal. Chavismo amarillo.
Pero no solo es delirante y regresiva la pretensión plebiscitarizante de Capriles. Igual que la de Chávez, expresa una concepción mesiánica, autoritaria, de la política y del ejercicio del Poder. Que niega, objetivamente, más allá de cualquier discurso o juego de palabras, que la política, hoy ya definitivamente, tiene como sujeto, no a un líder, sino a la gente, a la ciudadanía; a la ciudadanía en cuyo ejercicio soberano se origina y al que ha de responder la gestión pública, el ejercicio del Poder. Vale recordar, a tal efecto, que  el plebiscito, en general, ha sido un recurso del autoritarismo y del totalitarismo.
.-* Primarias municipales despolarizadas, un debate constituyente ciudadano
Hay que repetir que la crisis que vivimos los venezolanos, no fue causada por Chávez; aunque con su régimen la profundizó y metastasió. Que se activó inercialmente desde los años setenta y que en sus dos fases, puntofijista y chavista, se  generaron acumulaciones sociopolíticas y se desarrollaron subjetividades opuestas, hoy y en principio, excluyentes entre sí. Que tales acumulaciones y tales subjetividades, son parte sustancial del problema de fondo; mas allá de lo malo y perverso de la gestión chavista y de las cinco o seis últimas puntofijistas. Y, que ese problema de fondo, que no se resuelve con un simple cambio de gobierno; solo se visualizará y podrá procesarse y manejarse, nacionalmente, a partir de un verdadero, profundo, de un “sincero debate”; como el papa Francisco dijo a Maduro. “Sincero” de parte y parte, se entiende. Viene al caso esto, obviamente, porque la polarización en sí misma es la negación absoluta del debate; siendo precisamente los plebiscitario, el “si” o “no”, su expresión extrema.        
Ese debate nacional, profundo abierto “sincero”; inevitablemente se va a dar, porque es vital. Un debate constituyente ciudadano; en alguna variante de la que se vienen proponiendo. Y que ya se está planteando a pesar de la manipulación polarizante y repartidizante que hay hacia el 8D. Porque se entiende que es la única vía hacia abrirle “sinceramente” una salida a la crisis  profunda, estructural, que vivimos.
Que la gente, las comunidades, despartidizada y despolarizadamente, debatan su realidad concreta, local; y la regional y nacional; y designen a quienes considere más capaces y confiables como alcaldes y concejales a partir de esos debates; independientemente de su militancia o filiación política o ideológicas; será, o sería, una primera jornada nacional constituyente ciudadana; primero local, y luego hacia su secuencial desarrollo regional y nacional. No promoverlo así, no aceptarlo e insistir en la polarización y plebistización de las elecciones locales del 8D; constituye además, un serio doble riesgo: uno, que, realmente o, como seguramente será, por obra y gracia del CNE, smartmáticamente resulte, como el 16D o incluso como el 14A, en un “si”, pero al chavismo; dos: que, al ser desconocida, polarizadamente la voluntad de la gente de base imponiéndoseles candidatos desde las cúpulas, PSUV-GPP y MUD; los “si” y “no” al que sea, sumados, resulten minoría; frente a una mayoritaria abstención.   
 Caracas 19.06.13


5 jun 2013

SOBRE EL PROCESO CONSTITUYENTE NECESARIO



-.I.-
.-* A favor y en contra de una constituyente
En la Cátedra Pio Tamayo, (CPT), desde hace varias semanas de abril y mayo se han hecho  conversatorios sobre la crisis nacional y la posible respuesta a ella. En ellos varios concurrentes planteamos  la necesidad y posibilidad de “una constituyente”.
En la sesión del lunes 06.05.13 los cuatro ponentes, además, varios participantes, con sus exposiciones conformaron un cuadro de  amplio de opciones o posiciones ante el tema; que bien puede verse como la expresión de las diferentes posiciones que ante el tema hay nacionalmente. Aunque las propuestas referidas, comprensiblemente por el formato de la Cátedra, se concretaron solo a su formulación o enunciación, sin mucha o casi sustentación.
Hubo dos posturas que terminantemente niegan la idea de una constituyente; al menos en este momento. Una, del profesor constitucionalista Enrique Sánchez Falcón, clásica, académica, que sostiene que no hay condiciones ni pertinencia para tal idea; entre otras cosas porque es suficiente aplicar correctamente la Constitución del 99, (CRBV); no estando planteado un cambio en la base de legitimación del régimen representativo vigente;  y porque, según,  en perspectiva, se  correría el  riesgo de que el chavismo la controlara. Otra, del veterano luchador de izquierda Pablo Hernández Parra; porque “una constituyente resulta de una revolución”; que no es el caso; pues planteárselo cabría a partir de una insurrección, obrera, proletaria, para la que hoy no hay condiciones en Venezuela.
La posición del licenciado Luís Aguana, otro de los ponentes, profesional de la informática;  a favor de la idea; pero que, según, se  implementaría mediante una recolección de firmas, procesadas por otro CNE; y sin esperar a que la oposición tome la iniciativa.
Y, las favorables a su convocatoria; pero, no condicionada institucionalmente; en tres formulaciones coincidentes en que se trataría de una constituyente originaria, a partir del  ejercicio práctico de la soberanía ciudadana; convocada desde y por la gente misma. Estas tres posiciones de los profesores Agustín Blanco Muñoz y José María Saad, éste  el cuarto ponentes, y también constitucionalista, del licenciado Brito Altamira y el suscrito, como asistentes ; coincidentes en la idea general, y en el carácter originario que ha de tener; pero no concuerdan en la forma concreta en que se impulsaría; aunque sin contradecirse de fondo. Las ideas, de “organizarse para una constituyente”,  de “los consejos constituyentes”, de “la rebelión de las plazas” y del “proceso popular o ciudadano constituyente”, si en su formulación concreta no concuerdan, en el fondo sí, al apuntar que se trata de una movilización y un debate nacionales, de la gente, de los ciudadanos; no de los partidos ni las cúpulas ni de las pretendidas élites. Y de que su “convocatoria” e impulso, independientemente de lo que establece o prevé  la CRBV, no sería por parte de ningún ente institucional existente.
También, varios otros  asistentes formularon  ideas, como las de “coger la calle”, de que la salida a la crisis vendrá “de los militares” y/o de “la presión internacional”; sin vincularlas propiamente al tema. Y que, junto a las posiciones que rechazan la idea considerada, responden en el fondo al escepticismo existente acerca de que podamos salir de la crisis sin alguna variante de autoritarismo  o poder fáctico que desplace y sustituya al chavista. 
-.II.-
.-* Bases para  “una constituyente”, ahora
Nuestra idea de una constituyente, propiamente de un proceso constituyente, deriva de que, hoy por hoy, en el postchavismo-postpuntofijismo en que estamos, objetivamente, no hay ninguna posibilidad de una salida hacia adelante, no regresiva, a la crisis nacional; con base a cualquier variante de consenso entre las cúpulas de ambos ismos; con  la prolongación o preservación hipotéticamente consensuada, del sistema político-institucional vigente, del régimen de minorías existente.  Sea mantener el autoritarismo actual; sea sustituirlo por el anterior en alguna variante. Ambos son igualmente, regímenes de legitimación, “democrática”, del autoritarismo de una minoría sobre las otras; a partir, cada uno en su momento, de haber logrado un relativo, circunstancial,  aleatorio y poco transparente, mayor apoyo electoral.
Estamos convencidos de que no hay la tal polarización nacional, que se pretende que hay; y que la electoral es circunstancial y básicamente mediática. Que, fuera de lo electoral, dos tercios de los venezolanos, digamos, rechazamos la continuidad del chavismo; pero igual rechazamos regresar a cualquier variante de puntofijismo. Y que en los últimos eventos electorales, dramática e inesperadamente el 14A, pero también, y a pesar de todo, en los anteriores del 7O y del 16D, lo que se evidenció fue que la mayoría de los venezolanos, a pesar de todo, hoy es y votó determinantemente antichavista.               
Sin embargo de que no hay tal polarización; y de que es falso también, que existan  los “dos países” que algunos de lado y lado pretenden; y menos, “territorializados”; si hay dos subjetividades, cuyas visiones y vivencias de sus relaciones con el poder; de sí mismas y de cada una, de la otra;  con expectativas concretas, equivalentes o equiparables; legítimas ambas; hoy por hoy, realmente son excluyentes. Son cualitativa y cuantitativamente incompatibles; imposible de realizarse simultáneamente. Son  expectativas concretas cuya realización, incluso básica; en la forma concreta como se plantean desde cada subjetividad, implica, la  no realización de la otra.
.-* Hacia una consensualidad ciudadana vía un profundo debate nacional
La propuesta de promover un Proceso Ciudadano Constituyente; no de entrada, una “constituyente”; parte  entonces de la convicción de que en esas dos subjetividades que hoy hay en el país; que no se originan en la polarización inducida desde los ismos, en los últimos diez o quince años,  sino en la dinámica sociopolítica de los últimos treinta; hay, en ambas, un claro sentido y actitud de exclusión, de la una a la otra; y  una disposición a la hegemonía de una sobre la otra. Actitudes de cada una de ambas subjetividades hacia la otra, que no serán resueltas ni cambiadas ni desmontadas, con la simple llamada a la convivencia a la paz al diálogo. Ni con  un cambio de gobierno ni de presidente, de minoría en el Poder. Sino con, y, luego, de un proceso amplio, profundo, continuado, de debate de base, hacia la conformación de una dinámica de consensualidad ciudadana; de un debate nacional en el que no haya, ni pueda haber ni sector ni tema alguno excluido. Y, en la perspectiva de que tal debate ciudadano sea la base, no tanto ya, y aparte, de una posible modificación de la CRBV; sino, sobre todo, de la recomposición de las relaciones de la gente entre sí y con el Poder, a todos los niveles y en todos los ámbitos de la vida nacional.
Chavismo y antichavismo hay a lo largo de toda la sociedad nacional; en todos los estratos niveles sectores áreas y regiones. Son transversalidades nacionales  superpuestas, ”entreveradas”; básica y cotidianamente conviventes. Chavistas y no chavistas conviven y comparten cotidianamente en sus ámbitos de vida y trabajo.  Muestra de que los venezolanos en la realidad concreta, no estamos polarizados como se pretende;  a pesar de la manipulación mediática en función de la  polarización electoral; que aunque circunstancial sí es real;  pero que sin embargo ya cada vez mas ralentizada. En relación a los problemas inmediatos, todos, unos y otros, votantes por quién sea y formal electoral o clientelarmente alineados con uno u otro ismo, los padecemos igual. Todos los venezolanos tenemos la misma vivencia de cuáles son y en qué consisten los problemas que nos acosan. Aunque con ideas, sobre su manejo y solución posibles o esperados, sesgadas por las especificidades de cada subjetividad a partir de su manipulación mediática polarizante por ambos istmos.
-.III.-
.-* Bases contra una constituyente ahora
Sin ignorar que cada posición tenga el sustento de alguna visión de la realidad nacional y  alguna interpretación de la crisis concreta que vivimos; tal sustentación no se trasluce en  las exposiciones referidas. Aunque se supone una visión de la crisis nacional actual y de su estructura; parece evidente que el rechazo a la idea de “una constituyente”, se sustenta sin más en las  mismas teorías clásicas, intemporales y sin contextualización concreta, que la Humanidad conoce y debate desde doscientos y trescientos años; y de las que luego de los siglos XIX y XX no conservan más que una validez primaria, relativa, refderencial. La teoría y la concepción de “la democracia”, prácticamente la de Montesquieu y hasta la del Estado de Hobbes. Y la teoría de la revolución proletaria, del marxismo-leninismo, de Marx Engels y Lenin; y de Mao; que, sin más y por lo visto, son consideradas suficientes para entender y responder a nuestras realidades coyunturas y  dinámicas vivas; independientemente de sus infinitas especificidades y concreciones actuales.
Tales propuestas, de unos y otros, parten de que, todavía, la sociedad, la nuestra en este caso, tiene que ser dirigida desde encima de ella; desde una cúpula o una “vanguardia” o una “dirección”, una “elite”, un liderazgo o un autoritarismo; por una “consciencia externa”, que la conduzca cómo, por donde y hacia donde “debe ser”. Igual que hace cualquier tiempo, poco o mucho, cuando las sociedades se conformaban de masas inteligentemente precarias, movidas casi solo por sus instintos y necesidades primarias de sobrevivencia. Y por sus oligarquías; por sus élites y/o sus vanguardias que eran en  las que estaban y se concentraban toda la lucidez y las capacidades históricamente alcanzadas por la humanidad hasta su momento; y que eran a quienes, entonces, correspondía  conducir a esas “masas”, hacia “su bien común” o “su liberación”, de los que ellas ignoraban todo. Según, “El Príncipe”, “El Leviatán”, ”El Espíritu de Las Leyes”; el “Manifiesto Comunista” y “La Rebelión de las Masas”; parecen seguir siendo, aparte de absoluta y eternamente vigentes, universal y localmente, las últimas referencias teóricas válidas suficientes sobre las relaciones de la gente con el Poder. Cuando, parece obvio, pero hay que hacerlo notar,  nuestra realidad actual, es otra; no tiene nada, o casi, que ver ya ni con la de Marx y Engel en el siglo XIX; ni con la de Lenín  la de Mao y  Ortega y Gasset de la primera mitad del XX. Ni obviamente, con las de Montesquieu, Hobbes y Maquiavelo de los siglos XV XVI y XVII  Pues si de alguna rebelión nos toca hablar hoy, aquí y en cualquier parte del Mundo, es sobre la de la consciencia universal sobre la condición humana; la de la inteligencia masificada; de la beligerancia de la gente, anónima,”masiva” contra el Poder; de la ciudadanización masiva de la gente; de la  socialización de la  información, del criterio y de la opinión de la gente sobre lo público. De la rebelión de la omnipresencia de la gente como el sujeto de la política; no como su objeto, como hasta recientemente si fue. Pero que ya hoy y en adelante no lo es ni lo será más.
.-* Doctrinas e ideologías  ajenas a la realidad concreta
Las posiciones académicas, doctrinarias, ideológicas, de oposición que rechazan la idea de una constituyente como vía hacia una salida a la crisis actual; parten de que la CRBV es buena y  de que lo que hay es aplicarla; lo contrario de lo que, según, y ciertamente, el chavismo  hace, que la invoca  para desconocerla  y manipularla. Parten de que el problema nacional actual  es que el chavismo es malo; que ha sido un mal, cuidándose siempre de no mostrar cómo fue, que, sencillamente “le cayó al país”. De que, simplemente siendo “un gobierno malo”; lo que hay es que sacarlo, y poner uno bueno. Desentendiéndose de que, precisamente esa CRBV, pese a ser tan buena, no ha servido para frenarlo y que por el contrario ha sido el soporte y base de legitimación del autoritarismo chavista; aunque en su letra sea su negación  Desentendiéndose igualmente de que el autoritarismo chavista; en sustancia no es más que la continuidad y una variante, del puntofijismo. Y que, según, “vamos bien”; que los resultados de los últimos comicios, en concreto y particularmente de los del 14A, apuntan a que nos acercamos a lograr sacarlo; y a volver a poner al país en el riel en que debe estar; del que Chávez lo habría descarrilado desde 1998. Pues ahora  y según, con la oposición sí siendo una alternativa; y teniendo un líder nacional;  será cosa, entonces, de unas dos o tres elecciones más; y, lo mas tarde en el 2019 saldrá.
Por su parte  la idea de izquierda, igualmente ideológica, de que no hay que hablar de una constituyente porque no hay condiciones para una revolución; junto a que parte de desconocer como las revoluciones, reales, del siglo XX, dirigidas desde el Poder por líderes y vanguardias mesiánicos; siempre repusieron las estructuras de Poder contra las que se hicieron; y que luego de sacrificar varias generaciones; en definitiva  no fueron más que transiciones hacia el mismo o más regresivo capitalismo; apuntan en concreto a que los problemas de la Humanidad se resolverán, solo cuando, luego de dos, tres, o diez o veinte generaciones; la vanguardia proletaria estando al fin  en condiciones,  tome  el Poder, y nacional y mundialmente  haga la revolución; que aún no ha habido.
Ambas negaciones parten, o se supone, de alguna visión, sistemática, de nuestra realidad concreta: de la coyuntura y la dinámica socio-político-económica actuales, de la crisis profunda, estructural,  que vivimos. Pero que por lo visto, no tiene mucho que ver con nuestra realidad concreta. Son posiciones  doctrinarias; de hecho, teológoca-mesiánicas; ideológicas.
Cuando lo real es que la crisis nacional total que vivimos, aunque contextualizada histórica y  globalmente, está determinada por muy densas especificidades; resulta de  una morfogénesis, de una de una dinámica estructurante, determinadas mas por sus particularidades que por sus generalidades; con muy poco o casi nada que ver, con modelos teóricos teológico-finalistas. Y que es dentro de esa dinámica que se van  generando los desarrollos y proyecciones históricamente posibles, que no calzan en ningún modelo teoría ni doctrina; ni tienen que  ver con las pretensiones mesiánicas de ningún ismo .
-.IV.-
.-* Por un consenso ciudadano activo; no entre cúpulas.
Quizás sea menos imposible de lo que parece algún consenso entre chavismo y puntofijismo. De hecho hasta las elecciones regionales del 16D, dentro de la estrategia de la “victoria perfecta” de Chávez; entonces  asumida y legitimada por ella  misma, reconociendo “su triunfo” y los de sus gobernadores; la oposición de hecho había aceptado la mejicanización; y haciéndolo, legitimando la hegemonía chavista, aceptaba convertirse en la “oposición perfecta” que él buscaba tener. Solamente que luego del desastre del 14A, las cosas han sido diferentes; determinantemente por la implosión del chavismo. Por lo que, si inmediatamente un consenso global, parece cuesta arriba; en perspectiva no es imposible. La profunda inercial  inmanejabilidad de la crisis nacional, viene imponiéndole al chavismo líneas consensuales específicas con diferentes sectores nacionales. Pero, fuera el que fuera, en el supuesto de que lo hubiera; un consenso  general, político, en relación al Poder, entre ambos ismos, sería perverso; de entrada, por que sería entre cúpulas; no serviría para salir de la crisis, sino en tal caso para co-administrarla circunstancialmente. Ni chavismo ni puntofijismo; ni ningún hipotético consenso entre ellos, seria solución ni salida de nada. Básicamente porque siendo precisamente ellos el problema; siendo los causantes y operadores históricos  de la crisis; no son su solución. Un consenso entre ellos sería para establecer alguna forma de alternabilidad de autoritarismos, co-legitimada electoralmente; alguna variante de bipartidismo, que es lo que se plantean sectores de parte y parte. Sería simplemente darse un tiempo. Pues, luego de seis largas décadas de puntofijismo-chavismo; de las secuencias de inclusión-exclusión-inclusión-exclusión que causaron; y de la de desmantelamiento-destrucción del Estado que ejecutaron  los últimos cincuenta años de su ejercicio del Poder; es claro que no hay salida a la profunda crisis nacional sino mediante un debate político hacia un consenso ciudadano activo en función de una nueva correlación socio política de poder;  mediante una dinámica consensual ciudadana profunda, de base, soberana; ajena a todo factor o estructura vinculada al Poder actual. 
.-* Promover, no “organizar”, el proceso constituyente
Una de las propuestas de convocar una constituyente establece como punto previo a resolver, la cuestión organizativa del “cómo” hacerlo. Aunque sin coincidir con las que la niegan; de hecho parte de que “hay que organizarla” y por ende, de que “alguien ha de hacerlo”. Cuando si algo es claro, es que hoy por hoy, nadie organiza a nadie, ni nadie dirige a nadie; que la gente se organiza, que la gente se dirige. Y en tal caso, que las tareas e iniciativas que pueden asumirse individual o grupalmente son las de promoción e impulso de la propuesta, por las redes ciudadana
.-* Un debate ciudadano, constituyente, sobre el Poder.                  
No se  propone de entrada, “una constituyente”. Sino un debate nacional, amplio, total, ciudadano; a partir y luego del cual vayamos a una revisión y redefinición de fondo, estructural, de las relaciones de Poder, concretas, reales; que independientemente de lo que establece la CRBV, en esencia hay en la sociedad venezolana desde hace ciento cincuenta o doscientos años. Y que en concreto son las mismas autoritarias implantadas por Gómez desde los inicios del siglo XX, ajustadas y modernizadas en las  constituciones del 46 el 61 y el 99; que, en esencia, se reducen a estructurar una sociedad atenida a un poder central, presidencial incontestable, legitimado en elecciones manipuladas por él; una sociedad en que el ciudadano no es, no ha sido más que una entelequia; no existe.
Se propone un debate nacional abierto, ciudadanizado; despolarizado; secuencialmente parroquial y regional; y, luego nacional, en perspectiva hacia una constituyente; en el que la gente, debata y determine qué hay que preservar y qué eliminar de la constitución y del régimen constitucional actuales. En el entendido de que no se trata, ni de una cuestión doctrinaria ni ideológica, ni técnica ni técnico-jurídica; que suponga que lo dirijan teóricos especialistas o académicos. Sino que se trata de una cuestión política; sobre el Poder; viva, concreta, sobre la relación de la gente con él. Lo académico lo técnico y lo jurídico; en tal caso tendrán su momento, y, condicionado; cuando se requiera dar forma concreta a las ideas que se consensuen. 
La gente; la mayoría de los venezolanos tiene ideas sobre los problemas de fondo, estructurales del país; y que los afectan cotidiana y vivencialmente. Ideas válidas, tan buenas como las de cualquier técnico o supuesto experto o especialista. Sobre la cuestión del Poder, su concentración y la perversión de la eternización mesiánica en él; sobre la independencia de los poderes públicos y su perversión partidizada; sobre sus derechos inmediatos vivenciales, personales familiares y comunales y sus derechos sobre lo público sobre lo nacional. La gente sabe lo que es, y por qué, una gestión pública mala, ineficaz y corrupta; sabe en qué consiste la condición ciudadana que ni en verdad se le reconoce ni en verdad está en posibilidades de ejercer dignamente. Atisba la trampa  a que se concreta  la supuesta soberanía ciudadana, “popular” consagrada en  la Constitución; y su manipulación e inversión  desde el Poder, por la que termina a merced y atenida, impotente a sus estructuras que son su negación absoluta.
No hablamos de programar ni planificar el debate; de establecer, imponer, la agenda. Hablamos de promover que cada quién donde y de donde sea, programe y agende lo que considere que debe debatirse. Promovemos, nosotros, que sea sobre lo estructural y lo estructurante de nuestra sociedad nacional en crisis; local y regional, contextualizada continentalmente  y globalizada mundialmente. Sobre el Poder y las relaciones de la gente con él; sobre la soberanía y la beligerancia ciudadana sobre la gestión pública; sobre lo público lo privado-particular y lo privado-oficial; sobre el espacio el territorio y la gente. Pero sin pretender que esa sea la agenda. Sin pretender imponerla Respetando y asumiendo que la gente haga sus agendas a partir de todas las iniciativas y promociones posibles; de sus vivencias intereses y visiones. En el desarrollo del debate previsiblemente y sobre la marcha se irá definiendo la que se iría conformando como la agenda nacional consensuada, hacia cuyo procesamiento se irían orientando las actividades locales regionales y nacionales.
Inicialmente, inevitable y bueno que sea así; dándose el involucramiento espontáneo  de la gente, seguramente predominará el desconcierto, la incertidumbre, un cierto caos. Será un buen inicio; en el que lo importante será el debate en sí, más que su contenido concreto. Lo inicialmente importante será que la gente se active independientemente de los motivos y temas por los que lo haga; se active la condición y la soberanía ciudadana. Luego, será que, según la propia dinámica de proceso constituyente, se irán formando ondas y tendencias de opinión y criterio, desde la base, desde lo local y regional; hacia las temáticas más estructurantes de la vida nacional.
-.V.-
.-*La beligerancia ciudadana, condiciona la autoconvocatoria constituyente
La idea de que una constituyente, originaria, es posible  solo como derivación y secuencia de una revolución; tiene el sentido de que no está convocada desde el Poder, sino por la gente. Lo que es válido y coherente y es, precisamente, la base de nuestra propuesta de un Proceso Popular, Ciudadano, Constituyente; que ni sea convocado por las cúpulas ni los factores de Poder existentes; ni sea pautado por ellos. Es la gente quién ha de convocarla y quién la pautará e impulsará. Por eso hablamos de una constituyente originaria; no derivada. De un proceso constituyente que no tiene nada que ver con  la constituyente del 99, en definitiva igual que las treinta y tantas anteriores; entonces, convocada y manipulada por la alianza de Chávez con sectores de centro y centroderecha del puntofijismo.
Que la coyuntura de hoy, de movilización y beligerancia ciudadanas, antiautoritarias; circunstancialmente antichavistas, pero que va mas allá; generalizadas, nacionales, crecientes en toda forma circunstancia y motivo; en el marco de la crisis general actual, total, política moral económica social; no responda al clásico, teórico, “ascenso de masas”, sobre el que históricamente se dieron las revoluciones del siglo XX; no niega que ineluctablemente la coyuntura nacional apunta, como necesidad y posibilidad, hacia una verdadera inflexión, radical, en las relaciones de Poder en Venezuela. Hacia un momento de cambio profundo; revolucionario si se quiere; hacia un  momento constituyente. Que es la perspectiva  ante la que estamos.
Que muerto Chávez no haya ya un liderazgo equiparable en ninguno de los ismos; ni haya vanguardias ni élites reconocidas ni capaces de imponerse, de hegemonizar la vida nacional; precisamente, es lo nuevo y bueno.  Que ni los haya ni sea posible que los haya, es una resultante histórica. Hay la crisis; hay una alta conciencia política de ella en la subjetividad nacional; en las subjetividades nacionales. Hay la conciencia de que de la crisis solo se saldrá cambiando radicalmente; y de que es posible porque hay todas las condiciones y potencialidades. Y, hay la convicción  de que tal cambio no es posible con los viejos liderazgos y cúpulas; con el viejo modelo “político”; con la agotada partidización los autoritarismos y mesianismos de todo signo que hemos tenido. Pues; está conformado el cuadro para un impulso constituyente, de base, ciudadano;  que no resulte solo en un papel una declaración y una ceremonia; ni en un momento mediático. Sino en dinámicas y estructuraciones sociopolíticas reales, concretas, de base, que apunten a la  conformación de las articulaciones de un contrapoder ciudadano, que confronte eficientemente y bloquee  cualquier regresión de cualquier signo.
A la gente, a los venezolanos, toca hoy convocar una constituyente originaria. Sin “Toma del Palacio de Invierno” ni “Larga Marcha” ni “Sierra Maestra” ni “Campañas Admirables” “Carabobos” ni “Ayacuchos” ni “comandos ni batallones ni frentes” ni “rodillas en tierra”. No a los héroes ni a los próceres; ni a los comandantes ni a los jefes. Sino a la gente de a pié, civil; de las comunidades y parroquias, de la fabricas y los mercados, de las empresas las universidades y de los liceos y las iglesias. A las amas de casa técnicos y profesionales, pescadores y transportistas; motorizados estudiantes, buhoneros trabajadores de la cultura industriales del comercio; soldados y maestros. La gente en un proceso de auto convocatoria y auto-organización constituyentes; con sus propias agendas. Constituyentes que se vayan convocando e instalando transversalmente, en constituyentes territoriales según los ámbitos reales; parroquiales municipales y regionales; y nacionalmente. Y verticalmente, por sectores y áreas de actividad; en constituyentes sectoriales; profesionales, de la cultura, sindicales de comerciantes y empresarios; educadores universitarios de la ciencia; de las minorías; de las iglesias. Nada  nuevo. La idea de la constituyente originaria; del proceso popular constituyente, se manejó ampliamente durante los años ochenta y noventa, hasta que Chávez y sus socios de entonces, de centro derecha y oportunistas puntofijistas de todo signo; ya en el Poder; manipularon y atropellaron encallejonando la subjetividad nacional en la constituyente cupular y partidizada, dirigida, “derivada”,  del 99. Volviéndose sin embargo de nuevo a plantear en varios momentos y circunstancias desde entonces al promoverse  desde las bases, constituyentes sectoriales; igualmente saboteadas desde el Poder por Chávez. Se plantearon constituyentes sectoriales culturales, sindicales; y hasta se avanzó, en el 2003 y 2004, en la convocatoria y hasta la casi instalación de una constituyente petrolera; intensamente confrontada y finalmente bloqueada por el gobierno
A nadie, ni al Poder ni a ningún emergente, partido grupo líder, ONG,  toca convocar al país, a todos los venezolanos a una constituyente, a un proceso ciudadano constituyente. Nadie tiene ni esa capacidad ni ese rol; ni esa legitimidad. Tampoco de recoger firmas  para que alguien, AN , TSJ, CNE,  la convoque; que por lo demás, y es bueno que sea así, no lo hará. Anunciemos y procedamos a la autoconvocatoria y conformación de la constituyente del sector o ámbito territorial al que pertenecemos. Con la agenda que hagamos, que cada quién haga; sobre lo que maneja y su percepción de los problemas sus causas y posibles respuestas; y, metiéndonos en las redes sociales. En la medida de que las agendas que se promuevan respondan a las vivencias y conciencia de la gente de cada sector;  y de que la iniciativa y los impulsos sean transparentes; seguramente que irá habiendo respuesta; y la iniciativa constituyente sectorial o local, etcétera, se reproducirá.       
Caracas junio 2013