10 oct 2013

SOBRE ROL DE LOS PROFESIONALES VENEZOLANOS EN LA COYUNTURA ACTUAL



  Tres notas para un debate despolarizado del rol que nos toca hoy a los profesionales
.-* Corresponsabilidad neta de los profesionales venezolanos en la crisis nacional
Es innecesario enumerar los aspectos, grados, áreas e intensidades, de la crisis total que vivimos; sus costos y efectos; sus consecuencias. Lo hacemos todos los días todos los venezolanos de todos los sectores en todo el país. Es el tema; enumerativo; repetitivo; inútil, exasperante. De tal forma que para introducir esta nota, es suficiente solo hacer referencia, concreta, a la relación de los profesionales venezolanos en su causación y desarrollo histórico; de la crisis;  en su profundización inercial actual y en perspectiva.
La crisis nacional, morfogenéticamente y en sus desarrollos acumulativos actuales; se dinamizó y dinamiza con base a dos interdeterminaciones constantes: una, la del ejercicio autoritario del Poder; la otra, la del ejercicio cortesano de la profesión. Los niveles de desastre total que la crisis presenta hoy, luego de quince años de autoritarismo chavista, son obviamente superiores al acumulado de los veinticinco últimos de autoritariosmo puntofijista. Pero resultando en esencia, su profundidad y dimensión actuales, igual del ejercicio autoritario puntofjista del poder; la diferencia es básicamente cuantitativa; de “modelo” y retórica. Hoy el deterioro acumulado es superior; pero en buena parte, porque el de los últimos quince años, se suma al de las últimas décadas de antes del 98. Sin que tampoco haya diferencias significativas entre el cortesanismo profesional actual, en el chavismo; y el que hubo en el puntofijismo. Los profesionales venezolanos, en general; tanto por acción como por omisión; y frecuentemente alternativamente de ambas formas; durante el lapso vital de dos generaciones hemos sido y somos co-responsables netos de la crisis que vive el país. Y en perspectiva, lo seguiremos siendo en su previsible proyección hacia el futuro. Más aún, y peor: somos, y según, la tendencia, seguiremos  siendo los primeros responsables del deterioro y la precarización, !de nuestras propias condiciones de vida y ejercicio profesional!.      
-I-
.-* El chavismo en su fase terminal
La coyuntura actual, un momento más en la secuencia dinámica del país bajó la impronta del autoritarismo chavista; sin embargo presenta aspectos nuevos, al menos con respecto a cómo ha sido su ejercicio durante los últimos diez años. En todos los planos, hoy el chavismo y su régimen político, viven una crisis total; terminal. Crisis que sin ser el tema analizar aquí en detalle, la habría igual, en tal caso con variaciones no medulares, aunque Chávez siguiera vivo. El gobierno no tiene manera, ni siquiera de frenar, menos de resolver, la intensificación inercial del caos nacional. Ni las cúpulas y burocracias chavistas, tienen forma de contener, ni siquiera temporalmente, la implosión del chavismo como movimiento; ya en una desestructuración incontenible; solo ralentizada mediante un clientelismo cada vez más costoso y exigente; con una renta cada vez menos eficiente y comprometida. Y la retórica de supuesta radicalización, hacia el “Estado comunal”; bajo la consigna “comunas ya o nada”; cada vez mas inviable, vacía y decimonónicamente utopista.
.-* Desprofesionalización y desnacionalización de la contratación pública chavista.
A consciencia de la agudización de la crisis nacional, del régimen y del movimiento chavistas;  sus cúpulas y burocracias, según, para ganar tiempo, priorizan preservar la base del clientelismo interno; por encima del externo. Sin embargo, con costos y pagos que hipotecando sin medida el futuro nacional, firman y ratifican centenares convenios, en los que casi siempre se contempla la contratación a trasnacionales de diferentes países, de grandes y costosos proyectos y obras. No solamente sin justificación real, en función de la soberanía y los verdaderos intereses nacionales; a contrapelo de la manipulación retórica  pseudo-ideológica, pseudo-revolucionaria. Y no solo sin garantía financiera; sino que son decididas al margen y  en contra de los criterios de los técnicos y profesionales nacionales; de profesionales y de empresas. La desprofesionalización y desnacionalización del diseño, la contratación y la ejecución de la mayoría de las obras asignadas a trasnacionales, desconociendo la capacidad profesional y empresarial nacionales; se lleva al extremo de que con frecuencia  tales asignaciones, siempre “a dedo”, se hacen, ni siquiera a consorcios especializados en el área; sino a grandes operadoras financieras, verdaderos gestores trasnacionales. Para al final, en la mayoría de los casos, concretar su ejecución mediante la subcontratación, realmente una tercerización; de profesionales y empresas nacionales competentes; que son quienes terminan haciendo el proyecto o la obra del caso.      
Entre las decenas o centenas de convenios de alcance total y grandes contrataciones que a irresponsable marcha forzada y a espaldas del país,  las burocracias oficiales han firmado en los cinco meses de presidencia de Maduro; vale destacar tres, expresiones netas de la perversión desprofesionalizante y desnacionalizante, de la gestión chavista. La contratación a la trasnacional portuguesa “Texeira y Duarte” de la nueva autopista Caracas-La Guaira; la asignación y contratación del llamado “Parque Hugo Chávez” al consorcio de diseño de arquitectura y urbanismo del arquitecto ítalo-británico Richard Roger; y el otorgamiento, recién ratificado , del “Mapa Nacional de Recursos minerales” a la empresa china CITIC GROUP.  Tres contrataciones de varios miles de millones de dólares; que podrían y deberían ser hechas con empresas y consorcios de profesionales venezolanos; que en definitiva, subcontratados, serán quienes concreten la hechura y ejecución de los proyectos y obras de que se trate. En tal caso, de requerirse, subcontratando tecnología trasnacional.
-II-
.-* El 8D no será un plebiscito. La campaña, un evento despolarizado aunque vacío
Todo indica que la elecciones locales del 8D no será el momento de polarización que las cúpulas de ambos ismos pretenden; la supuesta “confrontación de dos modelos” o de dos liderazgos.. Ni, menos, el plebiscito que Maduro por su parte y Capriles por la suya, han declarado que serán. Los números son claros; (EU / 31.08); de 16.088 candidatos inscritos en todo el país para 2.979 cargos locales; solo 5.584, el 33% son del GPP y la MUD. 10.504, 67% se lanzaron por su cuenta. Lo que indica que las municipales de diciembre serán básicamente despolarizadas; más aún, antipolarizadas. Que solo, en tal caso, la tercera o cuarta parte de los votos, en algún sentido, podrán ser considerados  plebiscitarios, por Capriles o por Maduro. Según Juán Barreto, en unos 115 municipios van candidatos a alcaldes chavistas disidentes. Para la alcaldía de Cumaná, por ejemplo, van 7 chavistas. Y el PCV y PPT declararon que no votarán por unos 70 psuvistas, según, por corruptos.  Será inocultable, a pesar del fraude smartmatico del CNE que sí habrá; que la inmensa mayoría de los venezolanos no se alinea ni como chavistas ni como puntofijistas  Revelador, por lo demás, de que la conciencia política, ciudadana, que realmente hay en la subjetividad nacional;  existe un rechazo claro a las manipulaciones polarizantes de los factores de poder. Y de que sí hay en las comunidades condiciones para el impulso y desarrollo de verdaderos debates ciudadanos; que pueden constituir, precisamente, el marco básico de verdaderos consensos ciudadanos, soberanos, independientes del Poder.
La campañas de los candidatos, en general, serán igual que siempre; promesas compromisos, denuncias; “visita casa por casa” “cara a cara”; las fotos con la viejita, con el  niño; en un sancocho, bateando, bochando; etcétera. Ofrecerse como quién o quienes si van a resolver tal o cual problema, que los otros no han resuelto ni resolverán. En general nada o casi nada de contenido. Ni siquiera tendrá verdadero contenido,  la campaña  de los candidatos de los ismos, los menos pero que juegan a la  polarización; del PSUV y la MUD; que se venden como vinculados a uno u otro “modelo”; al de Maduro o al de Capriles. Este, en campaña nacional promoviéndose en los 335 municipios; vendiendo la idea de que es por él por quién se vota al hacerlo por el candidato de La MUD. Aquel, Maduro, vendiendo la de que los del PSUV son los candidatos de la izquierda, de “la revolución” que él personifica; como heredero de Chávez. Y de que su triunfo es la única contención posible contra “la derecha” personificada en Capriles y PJ; y de frenar la supuesta inminente “ofensiva imperialista contra la revolución”, que encabeza. Pero ni los unos ni los otros a pesar de sus retóricas vacías; ni en general, los demás;  irán a la cuestión de fondo, la realmente determinante de la vida y la dinámica de la gente de los ciudadanos, de la comunidad. Y del país. La cuestión de las relaciones de la gente con el Poder; de la soberanía ciudadana, real, sobre lo público y su gestión. A nivel local, regional y nacional.
.-* La desprofesionalización de la gestión pública y el ejercicio cortesano de la profesión  comienzan en los comandos de campaña
Los profesionales venezolanos, primero, somos ciudadanos; y, aparte de serlo podemos tener una posición política o político-partidista. Normalmente, en los procesos políticos y electorales, nos alineamos con una u otra posición; lamentablemente, solo como electores, como posibles votantes; en general, clientelarmente, como posibles futuros cortesanos del candidato que esperamos o tratamos de que sea electo. La desprofesionalización de la gestión pública en Venezuela tiene su matriz, o una de sus matrices, en esa adhesión cortesana, oportunista, de los profesionales a un proyecto personal, grupal y/o partidista electoral; cuyo eventual uso del poder, al nivel que sea; aunque siempre con un discurso pretextualmente referido a los problemas de la gente; estará orientado, primero, a mantenerse en él, y, luego optar a instancias más altas. La orientación dominante de la gestión gubernamental en general a todo nivel en Venezuela, es pre-electoral; en función o de la reelección, o, de la candidatura a otra instancia electoral.  La capacidad para desentrañar comprender y dar respuesta, en su complejidad y alcances reales, a los problemas de la gente, que  los profesionales tenemos; en general, es usada en las campañas acomodaticiamente, como elemento retórico, según “programático”; y luego en el ejercicio del poder, como elemento de legitimación formal técnico-jurídica; de cualquier autoritarismo o manipulación en función de intereses personales o grupales, pre-electorales o crematísticos, con frecuencia ajenos y hasta opuestos a la voluntad ciudadana y al interés público. Así, los profesionales venezolanos somos corresponsables netos de la desprofesionalización de la gestión pública desde los niveles locales hasta los nacionales.
.-* Convertir esta campaña en un debate constituyente despolarizado sobre lo urbano, lo público, sobre la soberanía  ciudadana
Pero las circunstancias concretas en que se dan estas elecciones locales; además de luego de años postergadas, con la supuesta confrontación de “modelos” en la que la mayoría de la gente no cree ni se empata, a pesar de las manipulaciones, presiones y expectativas polarizantes; permiten prever una dinámica ciudadana de base no-polarizada, mas movida que en general las anteriores. Condiciones estas, que se desperdiciarán si su desarrollo sigue los patrones convencionales de feria y retórica vacía que son las campañas electorales. La arquitecto Xiomara Scovino, de Asopraes, apunta al centro de la cuestión planteada, al señalar, (EU 22.09), que el reto más importante es “… conservar el municipio y no dejarse neutralizar por el poder central…”; aserto éste, que si la reconocida dirigente comunal, circunstanciadamente refiere específicamente a la amenaza concreta y supuestamente inminente del “Estado Comunal”, chavista; vale para cualquier otra forma de autoritarismo, de centralización y concentración del poder del signo que sea negador, de hecho, aunque sea guardando la forma, de la soberanía ciudadana. Porque, tal lucha por conservar el municipio; no solo en  los mas estructurados y activos comunalmente; sino en general; podrá concretarse, en la medida de que la soberana beligerancia ciudadana se active mas allá de lo electoral y candidatural; que se active despolarizadamente inteligente, lúcida, y apunte al fondo, a la estructura profunda de de los problemas urbanos, urbano-ambientales; de lo público y de la gestión pública. Sobre la soberanía ciudadana. Y precisamente  en esto, a los profesionales toca un papel mucho más comprometido que el de simple elector o activista de una candidatura; de la que sea; que el de miembro de un comando o equipo de campaña cuyo aporte llega hasta los “lineamientos programáticos”, papeles específicos o genéricos para la eventual gestión del candidato que apoya. Papeles que luego son manipulados o simplemente ignorados, ya en el ejercicio del poder, a la hora de tomar decisiones que afectan los intereses de la gente.
A los profesionales venezolanos, de cualquier posición política e ideológica; de cualquier área; se nos ofrece la ocasión de aportar activamente a que las próximas elecciones municipales del 8D se conviertan en un verdadero debate ciudadano; de hecho, un proceso constituyente, básicamente local; pero inevitablemente enmarcado en lo  regional-nacional; sobre la estructura profunda, real, de los problemas urbanos ciudadanos; de la identificación y el reconocimiento de lo público; de la soberanía ciudadana sobre la gestión pública; en todas las áreas y a todo nivel y escala.    
-III-
.-* Universidades, aunque solas; un triunfo de la inteligencia sobre el Poder
El paro general de actividades en la última confrontación de las universidades autónomas con el fascistizante  régimen autoritario chavista, fue suspendido, luego de una consulta a los profesores; y con la disposición estudiantil en el mismo sentido. Buena parte de las reivindicaciones de todos los sectores fueron logradas; junto al importante logro político de haber forzado al gobierno a aceptar la legitimidad de los gremios docentes universitarios, de la FAPUV y las AP; a los que como punto ”estratégico”, supuestamente doctrinario, pretendía, y pretende, desconocer. Fue un triunfo de la inteligencia sobre el Poder; de las universidades, de los civiles, del pluralismo, sobre el militarismo autoritario homogenizante chavista. Un triunfo importante, aunque puntual y parcial en lo político, junto al gremial general; que puso de bulto la profunda debilidad e inconsistencia políticas, del autoritarismo chavista; la profunda crisis en que está. Frente al impulso de la calidad, de la inteligencia y la moral universitaria, fácticamente desarmada, cierto; y dispersa y sola, sin apoyo externo a las universidades mismas, ciertamente; pero inmenso, inalcanzablemente superior al oscuro y super-armado poder fáctico que la acosa  en todas las forma de que dispone.
Pero la cuestión de fondo de la universidad venezolana, de todas, autónomas y no autónomas; del sistema universitario como conjunto, sigue planteada como antes del conflicto. Realmente, es ahora cuando está planteada como tal; ahora, no solo como marco referencial del conflicto reivindicativo, que fue inmediata y circunstancialmente prioritario; sino como el punto primero de la agenda política de las universidades. De las universidades, sí, aunque no solo de los universitarios, profesores, estudiantes, empleados y trabajadores actuales; sino de todos los profesionales venezolanos.
.-* El problema de fondo de la universidad es político, de poder; no está resuelto. No es de ahora con el chavismo; igual fue con el puntofijismo
La manipulación gubernamental de lo presupuestario y financiero, junto a la presión administrativa y técnico-jurídica; y terrorista; aunque en el marco de la retórica pseudo-ideológica vacía e incoherente, con que el MEU ha manejado su acción hacia las universidades autónomas; ha presentado las luchas universitarias, como, casi única y determinantemente, reivindicativas, económicas. Una imagen falsa inducida a partir de la justa, inevitable y urgente prioridad que para los universitarios en general, y particularmente para los docentes y empleados, han tenido y tienen los necesarios ajustes económicos reaccionariamente retrasados de años; y a los que tienen derecho. Pero en los universitarios en general hay conciencia de que el problema de fondo de la universidad  es esencialmente político. Político, y no solo ni principalmente; aunque sí en lo inmediato; en cuanto a su enfrentamiento con el autoritarismo chavista que pretende eliminar totalmente la autonomía, municipalizar y militarizar los estudios del tercer nivel.
La crisis de la universidad autónoma venezolana no es ahora con el chavismo que se plantea. Y bien vistas  las cosas, ni siquiera ahora es más aguda que anteriormente en el puntofijismo. Viene desde el decreto autonómico con que el presidente Sanabria madrugó, contra su voluntad a las cúpulas partidistas y factores de poder en 1958. Luego, sigue, cuando durante tres gobiernos, fue reprimida permanentemente; ocupada militarmente en dos ocasiones; y sometida continuadamente a constantes restricciones y cercenamiento de su autonomía y posibilidades de autosustentación financiera. La cuestión de fondo de las universidades venezolanas; de las autónomas y la no autónomas; la crisis de universidad venezolana, es absolutamente política; de poder. Se centra en la absoluta precariedad e indefensión fáctica y política en que está y siempre ha estado frente al Poder; que siempre la acosado y le ha negado la independencia financiera. Ello en el marco de una sociedad carente de verdadera institucionalidad y de opinión pública; dispersa, sin capacidad, sin contrapoder ciudadano, para confrontar y frenar el Poder; del que la universidad   ha dependido y depende financiera y económicamente ciento por ciento. Como siempre ha sido; e igual fue  ahora en esta última confrontación con el gobierno; la universidades han estado y están solas; sin apoyo, del conjunto de la sociedad nacional; ni siquiera de sus mismos egresados.          
.-* Autonomía y autosuficiencia financiera para todas las universidades. Oportunidad real para todos de una formación universitaria de la más alta calidad. Democratización interna de todas las universidades.
El contenido político de la crisis universitaria tiene tres dimensiones: 1.- su estado de total indefensión y precariedad frente al Poder del que, pese a su autonomía, depende absolutamente; al carecer totalmente de independencia financiera y al cercenamiento de que ha sido objeto de cualquier posibilidad de autofinanciarse;  2.- su relación orgánica con el conjunto y las partes de la sociedad nacional; a niveles sociales y sociopolíticos, e institucionales y político-administrativos, locales, regionales y nacionales; 3.- la dinámica interna de sus rígidas y obsoletas estructuras académicas, docentes y administrativas; en función, en lo cuantitativo, de la demanda nacional de formación profesional y técnica; y en lo cualitativo, de insertarse en las más avanzadas tendencias del desarrollo de la creatividad y  del conocimiento humano. Esto planteado con respecto a todas las universidades del país sin excepción; junto a las autónomas, incluyendo las experimentales oficiales, las privadas; y los institutos universitarios de todo nivel. Naturalmente que no debe seguir siendo que haya universidades autónomas mientras la mayoría no lo son. Pero la respuesta a esta incoherencia no es la que plantea el autoritarismo chavista, y que en concreto, practicó, el autoritarismo puntofijista: quitarle o encogerle la autonomía a las que la tienen y no dársela a las nuevas. La respuesta es que todo centro de educación y formación universitaria; todo centro de activación de la inteligencia y la creatividad, de ejercicio libre del pensamiento, sea autónomo política administrativa y docentemente; y financieramente. Dicho en otros términos: que se refuerce la autonomía de las que la tienen y que se le otorgue a las que no. En función de ello es que se plantean el debate y la movilización despolarizada que toca hoy
.-* Ni el modelo chavista ni el modelo puntofijista. Hacia una constituyente universitaria en que los venezolanos debatamos y decidamos sobre las universidades que queremos
La crisis universitaria nacional, no tiene la salida tradicional de alguna variante de consenso entre cúpulas y factores de poder; sean cuales sean. Tampoco mediante la expansión y consolidación del “modelo” chavista; ni la preservación del puntofijista.  De ella se saldrá solo mediante un amplio, abierto y profundo debate nacional, constituyente, en el que participe toda la sociedad venezolana. Se trata de los centros de inteligencia y creatividad nacionales; de todos los venezolanos Un debate nacional, en el que participen o haya condiciones para la participación concreta, real, de todos los venezolanos, particularmente de los sectores profesionales y técnicos; de los egresados. No se trata, como se escucha con frecuencia, ni de definir “el modelo” ni de establecer “qué universidad queremos”. A nadie en particular n específicamente, “toca” definir el modelo ni la universidad que hay que querer. Eso le toca a la gente; a los ciudadanos; a los profesionales; a los millones cuyo presente y cuyo futuro está hoy y estará mañana, de todas  las formas posibles, determinados por lo que sucede y siga sucediendo con la universidad venezolana.      
Caracas octubre 2013


      


   



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