Tres
notas para un debate despolarizado del rol que nos toca hoy a los profesionales
.-* Corresponsabilidad neta de los
profesionales venezolanos en la crisis nacional
Es innecesario enumerar los
aspectos, grados, áreas e intensidades, de la crisis total que vivimos; sus
costos y efectos; sus consecuencias. Lo hacemos todos los días todos los
venezolanos de todos los sectores en todo el país. Es el tema; enumerativo;
repetitivo; inútil, exasperante. De tal forma que para introducir esta nota, es
suficiente solo hacer referencia, concreta, a la relación de los profesionales
venezolanos en su causación y desarrollo histórico; de la crisis; en su profundización inercial actual y en
perspectiva.
La crisis nacional,
morfogenéticamente y en sus desarrollos acumulativos actuales; se dinamizó y dinamiza
con base a dos interdeterminaciones constantes: una, la del ejercicio
autoritario del Poder; la otra,
la del ejercicio cortesano de la
profesión. Los niveles de desastre total que la crisis presenta hoy, luego
de quince años de autoritarismo chavista, son obviamente superiores al
acumulado de los veinticinco últimos de autoritariosmo puntofijista. Pero resultando
en esencia, su profundidad y dimensión actuales, igual del ejercicio
autoritario puntofjista del poder; la diferencia es básicamente cuantitativa;
de “modelo” y retórica. Hoy el deterioro acumulado es superior; pero en buena parte,
porque el de los últimos quince años, se suma al de las últimas décadas de
antes del 98. Sin que tampoco haya diferencias significativas entre el
cortesanismo profesional actual, en el chavismo; y el que hubo en el
puntofijismo. Los profesionales venezolanos, en general; tanto por acción como
por omisión; y frecuentemente alternativamente de ambas formas; durante el
lapso vital de dos generaciones hemos sido y somos co-responsables netos de la
crisis que vive el país. Y en perspectiva, lo seguiremos siendo en su previsible
proyección hacia el futuro. Más aún, y peor: somos, y según, la tendencia,
seguiremos siendo los primeros
responsables del deterioro y la precarización, !de nuestras propias condiciones
de vida y ejercicio profesional!.
-I-
.-* El chavismo en su fase terminal
La coyuntura actual, un
momento más en la secuencia dinámica del país bajó la impronta del
autoritarismo chavista; sin embargo presenta aspectos nuevos, al menos con
respecto a cómo ha sido su ejercicio durante los últimos diez años. En todos
los planos, hoy el chavismo y su régimen político, viven una crisis total;
terminal. Crisis que sin ser el tema analizar aquí en detalle, la habría igual,
en tal caso con variaciones no medulares, aunque Chávez siguiera vivo. El
gobierno no tiene manera, ni siquiera de frenar, menos de resolver, la
intensificación inercial del caos nacional. Ni las cúpulas y burocracias
chavistas, tienen forma de contener, ni siquiera temporalmente, la implosión
del chavismo como movimiento; ya en una desestructuración incontenible; solo
ralentizada mediante un clientelismo cada vez más costoso y exigente; con una
renta cada vez menos eficiente y comprometida. Y la retórica de supuesta
radicalización, hacia el “Estado comunal”; bajo la consigna “comunas ya o
nada”; cada vez mas inviable, vacía y decimonónicamente utopista.
.-* Desprofesionalización y
desnacionalización de la contratación pública chavista.
A consciencia de la agudización
de la crisis nacional, del régimen y del movimiento chavistas; sus cúpulas y burocracias, según, para ganar
tiempo, priorizan preservar la base del clientelismo interno; por encima del
externo. Sin embargo, con costos y pagos que hipotecando sin medida el futuro
nacional, firman y ratifican centenares convenios, en los que casi siempre se
contempla la contratación a trasnacionales de diferentes países, de grandes y
costosos proyectos y obras. No solamente sin justificación real, en función de
la soberanía y los verdaderos intereses nacionales; a contrapelo de la
manipulación retórica pseudo-ideológica,
pseudo-revolucionaria. Y no solo sin garantía financiera; sino que son
decididas al margen y en contra de los
criterios de los técnicos y profesionales nacionales; de profesionales y de
empresas. La desprofesionalización y desnacionalización del diseño, la
contratación y la ejecución de la mayoría de las obras asignadas a
trasnacionales, desconociendo la capacidad profesional y empresarial nacionales;
se lleva al extremo de que con frecuencia tales asignaciones, siempre “a dedo”, se
hacen, ni siquiera a consorcios especializados en el área; sino a grandes
operadoras financieras, verdaderos gestores trasnacionales. Para al final, en
la mayoría de los casos, concretar su ejecución mediante la subcontratación,
realmente una tercerización; de profesionales y empresas nacionales competentes;
que son quienes terminan haciendo el proyecto o la obra del caso.
Entre las decenas o centenas de
convenios de alcance total y grandes contrataciones que a irresponsable marcha
forzada y a espaldas del país, las
burocracias oficiales han firmado en los cinco meses de presidencia de Maduro;
vale destacar tres, expresiones netas de la perversión desprofesionalizante y
desnacionalizante, de la gestión chavista. La
contratación a la trasnacional portuguesa
“Texeira y Duarte” de la nueva autopista Caracas-La Guaira; la asignación y contratación del llamado
“Parque Hugo Chávez” al consorcio de diseño de arquitectura y urbanismo del arquitecto
ítalo-británico Richard Roger; y el otorgamiento, recién ratificado , del “Mapa
Nacional de Recursos minerales” a la empresa china CITIC GROUP. Tres contrataciones de varios miles de
millones de dólares; que podrían y deberían ser hechas con empresas y
consorcios de profesionales venezolanos; que en definitiva, subcontratados,
serán quienes concreten la hechura y ejecución de los proyectos y obras de que
se trate. En tal caso, de requerirse, subcontratando tecnología trasnacional.
-II-
.-* El 8D no será un plebiscito. La
campaña, un evento despolarizado aunque vacío
Todo indica que la elecciones
locales del 8D no será el momento de polarización que las cúpulas de ambos
ismos pretenden; la supuesta “confrontación de dos modelos” o de dos
liderazgos.. Ni, menos, el plebiscito que Maduro por su parte y Capriles por la
suya, han declarado que serán. Los números son claros; (EU / 31.08); de 16.088
candidatos inscritos en todo el país para 2.979 cargos locales; solo 5.584, el
33% son del GPP y la MUD. 10.504, 67% se lanzaron por su cuenta. Lo que indica
que las municipales de diciembre serán básicamente despolarizadas; más aún,
antipolarizadas. Que solo, en tal caso, la tercera o cuarta parte de los votos,
en algún sentido, podrán ser considerados plebiscitarios, por Capriles o por Maduro. Según
Juán Barreto, en unos 115 municipios van candidatos a alcaldes chavistas
disidentes. Para la alcaldía de Cumaná, por ejemplo, van 7 chavistas. Y el PCV
y PPT declararon que no votarán por unos 70 psuvistas, según, por corruptos. Será inocultable, a pesar del fraude
smartmatico del CNE que sí habrá; que la inmensa mayoría de los venezolanos no se
alinea ni como chavistas ni como puntofijistas Revelador, por lo demás, de que la conciencia
política, ciudadana, que realmente hay en la subjetividad nacional; existe un rechazo claro a las manipulaciones
polarizantes de los factores de poder. Y de que sí hay en las comunidades
condiciones para el impulso y desarrollo de verdaderos debates ciudadanos; que
pueden constituir, precisamente, el marco básico de verdaderos consensos ciudadanos,
soberanos, independientes del Poder.
La campañas de los candidatos,
en general, serán igual que siempre; promesas compromisos, denuncias; “visita
casa por casa” “cara a cara”; las fotos con la viejita, con el niño; en un sancocho, bateando, bochando;
etcétera. Ofrecerse como quién o quienes si van a resolver tal o cual problema,
que los otros no han resuelto ni resolverán. En general nada o casi nada de
contenido. Ni siquiera tendrá verdadero contenido, la campaña de los candidatos de los ismos, los menos pero
que juegan a la polarización; del PSUV y
la MUD; que se venden como vinculados a uno u otro “modelo”; al de Maduro o al
de Capriles. Este, en campaña nacional promoviéndose en los 335 municipios;
vendiendo la idea de que es por él por quién se vota al hacerlo por el
candidato de La MUD. Aquel, Maduro, vendiendo la de que los del PSUV son los
candidatos de la izquierda, de “la revolución” que él personifica; como
heredero de Chávez. Y de que su triunfo es la única contención posible contra
“la derecha” personificada en Capriles y PJ; y de frenar la supuesta inminente
“ofensiva imperialista contra la revolución”, que encabeza. Pero ni los unos ni
los otros a pesar de sus retóricas vacías; ni en general, los demás; irán a la cuestión de fondo, la realmente
determinante de la vida y la dinámica de la gente de los ciudadanos, de la
comunidad. Y del país. La cuestión de las relaciones de la gente con el Poder;
de la soberanía ciudadana, real, sobre lo público y su gestión. A nivel local,
regional y nacional.
.-* La desprofesionalización de la gestión
pública y el ejercicio cortesano de la profesión comienzan en los comandos de campaña
Los profesionales venezolanos,
primero, somos ciudadanos; y, aparte de serlo podemos tener una posición
política o político-partidista. Normalmente, en los procesos políticos y electorales,
nos alineamos con una u otra posición; lamentablemente, solo como electores,
como posibles votantes; en general, clientelarmente, como posibles futuros cortesanos
del candidato que esperamos o tratamos de que sea electo. La
desprofesionalización de la gestión pública en Venezuela tiene su matriz, o una
de sus matrices, en esa adhesión cortesana, oportunista, de los profesionales a
un proyecto personal, grupal y/o partidista electoral; cuyo eventual uso del
poder, al nivel que sea; aunque siempre con un discurso pretextualmente
referido a los problemas de la gente; estará orientado, primero, a mantenerse
en él, y, luego optar a instancias más altas. La orientación dominante de la
gestión gubernamental en general a todo nivel en Venezuela, es pre-electoral;
en función o de la reelección, o, de la candidatura a otra instancia electoral.
La capacidad para desentrañar comprender
y dar respuesta, en su complejidad y alcances reales, a los problemas de la
gente, que los profesionales tenemos; en
general, es usada en las campañas acomodaticiamente, como elemento retórico,
según “programático”; y luego en el ejercicio del poder, como elemento de
legitimación formal técnico-jurídica; de cualquier autoritarismo o manipulación
en función de intereses personales o grupales, pre-electorales o crematísticos,
con frecuencia ajenos y hasta opuestos a la voluntad ciudadana y al interés
público. Así, los profesionales venezolanos somos corresponsables netos de la
desprofesionalización de la gestión pública desde los niveles locales hasta los
nacionales.
.-* Convertir esta campaña en un debate
constituyente despolarizado sobre lo urbano, lo público, sobre la
soberanía ciudadana
Pero las circunstancias
concretas en que se dan estas elecciones locales; además de luego de años
postergadas, con la supuesta confrontación de “modelos” en la que la mayoría de
la gente no cree ni se empata, a pesar de las manipulaciones, presiones y
expectativas polarizantes; permiten prever una dinámica ciudadana de base
no-polarizada, mas movida que en general las anteriores. Condiciones estas, que
se desperdiciarán si su desarrollo sigue los patrones convencionales de feria y
retórica vacía que son las campañas electorales. La arquitecto Xiomara Scovino,
de Asopraes, apunta al centro de la cuestión planteada, al señalar, (EU 22.09),
que el reto más importante es “… conservar el municipio y no dejarse
neutralizar por el poder central…”; aserto éste, que si la reconocida dirigente
comunal, circunstanciadamente refiere específicamente a la amenaza concreta y
supuestamente inminente del “Estado Comunal”, chavista; vale para cualquier
otra forma de autoritarismo, de centralización y concentración del poder del
signo que sea negador, de hecho, aunque sea guardando la forma, de la soberanía
ciudadana. Porque, tal lucha por conservar el municipio; no solo en los mas estructurados y activos comunalmente;
sino en general; podrá concretarse, en la medida de que la soberana
beligerancia ciudadana se active mas allá de lo electoral y candidatural; que
se active despolarizadamente inteligente, lúcida, y apunte al fondo, a la
estructura profunda de de los problemas urbanos, urbano-ambientales; de lo
público y de la gestión pública. Sobre la soberanía ciudadana. Y
precisamente en esto, a los
profesionales toca un papel mucho más comprometido que el de simple elector o
activista de una candidatura; de la que sea; que el de miembro de un comando o
equipo de campaña cuyo aporte llega hasta los “lineamientos programáticos”,
papeles específicos o genéricos para la eventual gestión del candidato que
apoya. Papeles que luego son manipulados o simplemente ignorados, ya en el
ejercicio del poder, a la hora de tomar decisiones que afectan los intereses de
la gente.
A los profesionales
venezolanos, de cualquier posición política e ideológica; de cualquier área; se
nos ofrece la ocasión de aportar activamente a que las próximas elecciones
municipales del 8D se conviertan en un verdadero debate ciudadano; de hecho, un
proceso constituyente, básicamente local; pero inevitablemente enmarcado en
lo regional-nacional; sobre la
estructura profunda, real, de los problemas urbanos ciudadanos; de la
identificación y el reconocimiento de lo público; de la soberanía ciudadana
sobre la gestión pública; en todas las áreas y a todo nivel y escala.
-III-
.-* Universidades, aunque solas; un triunfo
de la inteligencia sobre el Poder
El paro general de actividades
en la última confrontación de las universidades autónomas con el
fascistizante régimen autoritario
chavista, fue suspendido, luego de una consulta a los profesores; y con la
disposición estudiantil en el mismo sentido. Buena parte de las
reivindicaciones de todos los sectores fueron logradas; junto al importante
logro político de haber forzado al gobierno a aceptar la legitimidad de los
gremios docentes universitarios, de la FAPUV y las AP; a los que como punto ”estratégico”,
supuestamente doctrinario, pretendía, y pretende, desconocer. Fue un triunfo de
la inteligencia sobre el Poder; de las universidades, de los civiles, del
pluralismo, sobre el militarismo autoritario homogenizante chavista. Un triunfo
importante, aunque puntual y parcial en lo político, junto al gremial general;
que puso de bulto la profunda debilidad e inconsistencia políticas, del
autoritarismo chavista; la profunda crisis en que está. Frente al impulso de la
calidad, de la inteligencia y la moral universitaria, fácticamente desarmada,
cierto; y dispersa y sola, sin apoyo externo a las universidades mismas,
ciertamente; pero inmenso, inalcanzablemente superior al oscuro y super-armado
poder fáctico que la acosa en todas las
forma de que dispone.
Pero la cuestión de fondo de
la universidad venezolana, de todas, autónomas y no autónomas; del sistema
universitario como conjunto, sigue planteada como antes del conflicto.
Realmente, es ahora cuando está planteada como tal; ahora, no solo como marco referencial
del conflicto reivindicativo, que fue inmediata y circunstancialmente prioritario;
sino como el punto primero de la agenda política de las universidades. De las
universidades, sí, aunque no solo de los universitarios, profesores,
estudiantes, empleados y trabajadores actuales; sino de todos los profesionales
venezolanos.
.-* El problema de fondo de la universidad
es político, de poder; no está resuelto. No es de ahora con el chavismo; igual
fue con el puntofijismo
La manipulación gubernamental
de lo presupuestario y financiero, junto a la presión administrativa y
técnico-jurídica; y terrorista; aunque en el marco de la retórica pseudo-ideológica
vacía e incoherente, con que el MEU ha manejado su acción hacia las
universidades autónomas; ha presentado las luchas universitarias, como, casi
única y determinantemente, reivindicativas, económicas. Una imagen falsa
inducida a partir de la justa, inevitable y urgente prioridad que para los
universitarios en general, y particularmente para los docentes y empleados, han
tenido y tienen los necesarios ajustes económicos reaccionariamente retrasados
de años; y a los que tienen derecho. Pero en los universitarios en general hay
conciencia de que el problema de fondo de la universidad es esencialmente político. Político, y no solo
ni principalmente; aunque sí en lo inmediato; en cuanto a su enfrentamiento con
el autoritarismo chavista que pretende eliminar totalmente la autonomía,
municipalizar y militarizar los estudios del tercer nivel.
La crisis de la universidad
autónoma venezolana no es ahora con el chavismo que se plantea. Y bien
vistas las cosas, ni siquiera ahora es
más aguda que anteriormente en el puntofijismo. Viene desde el decreto
autonómico con que el presidente Sanabria madrugó, contra su voluntad a las
cúpulas partidistas y factores de poder en 1958. Luego, sigue, cuando durante
tres gobiernos, fue reprimida permanentemente; ocupada militarmente en dos
ocasiones; y sometida continuadamente a constantes restricciones y
cercenamiento de su autonomía y posibilidades de autosustentación financiera.
La cuestión de fondo de las universidades venezolanas; de las autónomas y la no
autónomas; la crisis de universidad venezolana, es absolutamente política; de
poder. Se centra en la absoluta precariedad e indefensión fáctica y política en
que está y siempre ha estado frente al Poder; que siempre la acosado y le ha
negado la independencia financiera. Ello en el marco de una sociedad carente de
verdadera institucionalidad y de opinión pública; dispersa, sin capacidad, sin
contrapoder ciudadano, para confrontar y frenar el Poder; del que la
universidad ha dependido y depende financiera y
económicamente ciento por ciento. Como siempre ha sido; e igual fue ahora en esta última confrontación con el
gobierno; la universidades han estado y están solas; sin apoyo, del conjunto de
la sociedad nacional; ni siquiera de sus mismos egresados.
.-* Autonomía y autosuficiencia financiera
para todas las universidades. Oportunidad real para todos de una formación
universitaria de la más alta calidad. Democratización interna de todas las
universidades.
El contenido político de la
crisis universitaria tiene tres dimensiones: 1.- su estado de total indefensión
y precariedad frente al Poder del que, pese a su autonomía, depende
absolutamente; al carecer totalmente de independencia financiera y al cercenamiento
de que ha sido objeto de cualquier posibilidad de autofinanciarse; 2.- su relación orgánica con el conjunto y las
partes de la sociedad nacional; a niveles sociales y sociopolíticos, e
institucionales y político-administrativos, locales, regionales y nacionales;
3.- la dinámica interna de sus rígidas y obsoletas estructuras académicas,
docentes y administrativas; en función, en lo cuantitativo, de la demanda
nacional de formación profesional y técnica; y en lo cualitativo, de insertarse
en las más avanzadas tendencias del desarrollo de la creatividad y del conocimiento humano. Esto planteado con
respecto a todas las universidades del país sin excepción; junto a las
autónomas, incluyendo las experimentales oficiales, las privadas; y los
institutos universitarios de todo nivel. Naturalmente que no debe seguir siendo
que haya universidades autónomas mientras la mayoría no lo son. Pero la
respuesta a esta incoherencia no es la que plantea el autoritarismo chavista, y
que en concreto, practicó, el autoritarismo puntofijista: quitarle o encogerle
la autonomía a las que la tienen y no dársela a las nuevas. La respuesta es que
todo centro de educación y formación universitaria; todo centro de activación
de la inteligencia y la creatividad, de ejercicio libre del pensamiento, sea
autónomo política administrativa y docentemente; y financieramente. Dicho en
otros términos: que se refuerce la autonomía de las que la tienen y que se le
otorgue a las que no. En función de ello es que se plantean el debate y la
movilización despolarizada que toca hoy
.-* Ni el modelo chavista ni el modelo
puntofijista. Hacia una constituyente universitaria en que los venezolanos
debatamos y decidamos sobre las universidades que queremos
La crisis universitaria
nacional, no tiene la salida tradicional de alguna variante de consenso entre
cúpulas y factores de poder; sean cuales sean. Tampoco mediante la expansión y
consolidación del “modelo” chavista; ni la preservación del puntofijista. De ella se saldrá solo mediante un amplio,
abierto y profundo debate nacional, constituyente, en el que participe toda la
sociedad venezolana. Se trata de los centros de inteligencia y creatividad
nacionales; de todos los venezolanos Un debate nacional, en el que participen o
haya condiciones para la participación concreta, real, de todos los
venezolanos, particularmente de los sectores profesionales y técnicos; de los
egresados. No se trata, como se escucha con frecuencia, ni de definir “el
modelo” ni de establecer “qué universidad queremos”. A nadie en particular n
específicamente, “toca” definir el modelo ni la universidad que hay que querer.
Eso le toca a la gente; a los ciudadanos; a los profesionales; a los millones
cuyo presente y cuyo futuro está hoy y estará mañana, de todas las formas posibles, determinados por lo que sucede
y siga sucediendo con la universidad venezolana.
Caracas octubre 2013
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