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Chúo Torrealba, ante una
contabilidad que se hacía sobre las cantidades de diputados de cada partido de
la MUD, produjo un oximorón; que los militantes partidistas electos a las AN no
eran diputados de sus partidos sino de
la Unidad. O sea que puestos en las
planchas unitarias y electos por su condición de militantes; en habiendolo sido por la Unidad; ahora como diputados no
lo son de sus partidos sino de la MUD. Esto, que permite y pide, mucha reflexión; un oximorón, al
contener, sobre lo mismo, dos afirmaciones ciertas que se niegan entre sí;
viene al caso en relación a la cuestión sobre la integración de la Directiva de
la AN que se instalará el 5 enero próximo. Y que es el tema de las burocracias
partidstas.
El punto es que la afirmación
y el sentido del oximorón de Torrealba son correcta y absolutamente pertinentes.
Todos los diputados de la MUD, todos, lo son de la Unidad y tienen la misma
representatividad. Y aun a pesar de las
militancias partidistas que los agrupa y separa; están en la AN como diputad0s
de la MUD; no de sus partidos. Solo los treinta a cuarenta que salieron de las
primarias, pueden reclamarse legítimos representantes de sus electores. Los ochenta
y tantos restantes, en su gran mayoría, nó. Sin hacer juicios de valor; ni
desconocer los méritos de muchos de ellos; pero llamando a las cosas por su
nombre; entraron a la AN camuflados, u, homéricamente, en el “Caballo de Troya”
de la Unidad; de la Tarjeta Única. Pues, ¿Cuántos de los actuales diputados lo
serían o habrían sido electos con las solas tarjetas de sus partidos?.
Tiene toda la razón Chuo;
aunque no haya sido más explícito. La cantidad de diputados que cada partido
tiene, en la AN, a partir de la negociación y el reparto candidatural unitarios;
no es base para pretender ni reclamar ni más derechos ni prelaciones, de ninguno
sobre los demás. En el caso concreto, de la integración de la directiva y de
las presidencias de comisiones¸ el sectarismo y la prepotencia tendrían que ser
supeditados al criterio unitario. Porque, aparte de, como se sabía, que las
oposiciones ganaran la AN no sería, en tal caso, sino un paso; no un cambio en
sí mismo; que se practique la imposición y la manipulación sectarias como
estrategia para coger ventajas internas; y se reproduzcan las mismas prácticas chavistas sectarias; apunta a que la
nueva AN no llegue a ser demasiado diferente a la actual. A pesar de que la
correlación interna está invertida.
Todos los voceros de las
oposiciones de la MUD declararon, antes
y luego del 6D; que ganando la AN se
manejarían de forma opuesta y negado completamente al manejo que el chavismo
aplicó. Que sobre todo se respetaría la pluralidad; que al chavismo se le daría
el trato que corresponde a una parte parlamentaria importante; y cómo representación
que es de la voluntad de una buena parte de venezolanos.
Este, es exactamente el primer
momento, la primera circunstancia concreta, clave, en la que a las oposiciones toca
hacer bueno, sincero, su discurso. El momento
de la integración de la directiva de la
AN. Pues, políticamente, lo que ha de ser es que sea plural; que refleje la
composición plural parlamentaria. Concretamente; que de los tres directivos,
uno sea del chavismo. Nada justifica que no sea así. Como nada justificaba el
sectarismo chavista. Y este no es justificación de que se le aplique a él. Se dijo que para la MUD
no se trataba de sustituir un sectarismo por otro sectarismo. Se trata, de ser
consecuente con ese discurso. Nada justifica, ningún pretexto, lo contrario.
Como acertadamente ha disco la CEV; “No es tiempo para diatriba ni para apresuradas aprobaciones de leyes”. La representatividad en la
constitución de organismos y aprobaciones parlamentarias, son condicionantes
constitucionales; limitaciones a la mayoría en materia de decisiones y
actividades legislativas. Una directiva plural, en el caso, con participación
chavista, obviamente, implicará limitaciones, y hasta trabas, a la hora de
garantizar iniciativas legislativas; pero es que de eso se trata. Obviar el
espíritu y la letra constitucionales, por circunstancias concretas, es, o
sería, continuar en la perversión chavista llevada al extremo por Diosdado
Cabello.
Con toda la dimensión y el
alcance que tienen los resultados del 6D; su deriva político-institucional concreta
es limitada; específicamente ante el poder fáctico que concentra el gobierno y
la falta de autonomía de los poderes públicos. Que la AN sea manejada de otra
forma; con otro estilo y con otro sentido, de diálogo y búsqueda de consenso; es
lo que la gente espera, y en mucho, por lo que masivamente votó antichavista. El
cansancio antichavista de los venezolanos es también contra el abuso y el ventajismo;
contra el atropello a la disidencia. Asumir desde el inicio de la nueva AN, el
reconocimiento a la pluralidad en la integración de su directiva; a más de ser lo que ha de ser; abonará a potenciar sus posibilidades de aportar a salir
de la crisis nacional.
Se ha dicho que Maduro y el
gobierno deben saber leer el mensaje enviado por el país el 6D. También la MUD
y las oposiciones deben leerlo bien. La unidad, muy concretamente ésta última electoral; es un cauce para la suma de fuerzas
y voluntades; y lo es eficientemente sobre todo porque permite e implica permitir
que la gente asuma una posición política
independiente de partidos y de partidismos. Partidizar, como se está haciendo,
la integración de la directiva de la AN; a contrapelo del sentido no partidista
de las mayorías, y hasta antipartido,
legítimo por lo demás, de muchos
sectores que votaron por la Unidad, es
una estafa política; no tiene otro nombre. Tan igual a la que hicieron Capriles,
Aveledo y su comando de campaña en el 2012; cuando convirtieron la candidatura,
unitaria que era, en un proyecto personalista y sectario. Ahora, igual, o peor.
Definitivamente no están, la MUD y demás, sabiendo leer el mensaje. Peor. Los
dos posibles candidatos a la presidencia de la AN; “con más opción”; sin que
está claro, por qué ni cómo eso; si, según, no hay diputados de partido sino de
la Unidad; son precisamente, dos jefes partidistas, ciertamente; pero, precisamente
los dos dirigentes de oposición con más rechazo nacional.
Verdad es que la intensa voluntad
antichavista indujo a muchos a votar, en concreto por Ramos Allup y Borges;
pese a su expreso rechazo personal; y del general nacional, medido, del que son
objeto; porque encabezaban donde votaban. Un porcentaje muy alto votó por la
Unidad a pesar de hasta rechazar los candidatos; cual es el caso. Que ahora,
esos millones que, por las razones o sin razones que sea, fuera de la Unidad no
hubieran votado por ellos; lleguen a ver a alguno presidiendo la AN; lo menos que quiere decir es que,
realmente, no solo no están leyendo bien el 6D; sino que nada indica que lo
hagan en un futuro.
Caracas diciembre 2015.-
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