4 ene 2016

Maduro denuncia fraude en el CNE e impugna

.-“El chavismo” no controla el CNE.
Nada de insólito, como se ha pretendido, tiene, que Maduro denuncie fraude en las totalizaciones del 6D. Denuncia fraude, según, con pruebas, inicialmente en 22 casos; y “corrupción política” en los resultados; y que se estaban investigando los votos nulos.  Una premisa falsa. Pues, no es “el chavismo” quién controla el ente electoral; sino que, desde Chávez, dos chavismos, concretamente el madurismo y el 4-febrerismo  controlan, cada uno por su lado y cuenta, sin la participación del otro, una parte. El madurismo tiene el control absoluto de la Directiva de las rectoras; la parte formal, político-institucional y técnico-administrativa; mediática. Mientras que es el 4-febrerismo quién controla y maneja la estructura medular del proceso; la dirección de Automatización, el eje; y las de Partidos Políticos y Registro Electoral sus soportes básicos. Una estructura, concretamente Automatización,  básicamente militarizada; dirigida por militares, algunos activos; y a la que no  tiene acceso nadie aparte del personal concreto; ni siquiera las rectoras ni siquiera Tibisay  Lucena. Y que responde es al 4.febrerismo; directamente. Y, es allí donde se habría hecho el fraude al que se refiere la denuncia de Maduro.  
   
.- Este Maduro no es el mismo de abril de 2013.
El Maduro de hoy, que sin tapujos habla de fraude y corrupción política; en el CNE; se lleva por delante a sus rectoras; y pone en ridículo a la “Misión UNASUR-CELAC”; no es aquel de abril del 2013 cuando puso la cómica, cándido y desinformado; de aceptarle, bocón, a Capriles el reto de recontar todos los votos.
Vuelto a hacer poner la torta;  confiado en cómo serían las cosas; puesto durante semanas a mantener el show de firmar y hacer firmar que reconocerían los resultados; y de denunciar que la oposición no lo hacía porque iba perder y a desconocerlos, etcétera.  Este Maduro de hoy, sí sabe de qué está hablando. Con conocimiento de causa; habla de un fraude que se hizo, y que lo afectó a él; y a su gente; al que en parte responden sus impugnaciones Y fijándose bien en su palabreo  incoherente, se encuentra que implícitamente también se refiere a un fraude, que se dejó de hacer; según, estando convenido y previsto; medido; que al no hacerse dejó la votación chavista en los solo cinco millones y algo que se totalizaron; se le totalizó a la MUD,  los votos, ciertos, para la mayoría calificada de la AN; y con dos tercios de diputados, se le mostró, a él, a Maduro, el preaviso  de seis meses para su Revocatorio.
Este Maduro, a punto de Revocatorio, sí sabe de qué habla; y, sin opción, por qué tiene que hacerlo. Aunque en grueso; sabe que se hace fraude; sabe sobre el que le hicieron y sobre el que nó, cómo y cuánto; para que perdiera como perdió.  Sabe quién lo hizo y donde. Y para qué.    
.- El fraude es “historia viva” y Ramos Allup y Naime corroboran su denuncia por Maduro.
La denuncia de fraude de Maduro, “con los pelos de la mula en la mano”; despeja, ante ingenuos, “agnósticos”, pragmáticos y cínicos, lo del supuesto “cuénto del fraude”. Deja claro que el supuesto “cuento”; según, de “la antipolítica”, etcétera; era el verdadero cuento; que el fraude, como diría Agustín Blanco Muñoz, es “historia viva”. Además, y voy al tema; las impugnaciones; su denuncia, fue corroborada, sin vuelta de hoja, mismo desde las oposiciones, por testigos de excepción; inobjetables. Respondiéndole, digamos; más propiamente, llamándole la atención, a Maduro; Ramos Allup, le señaló, que si se auditaban los resultados como pretendía, el chavismo perdía 18 diputados; su denuncia inicial, era de que se habían trampeado 22; aunque, admitió luego, que la MUD perdía 8. Más claro no canta un gallo. Por su lado, otro experto electoral, de la MUD, avaló y reforzó la llamada al botón de Ramos. Henry Naime refiriéndose igual a la idea de auditar los resultados, señaló que lo que había, el fraude; aunque no lo llamó así; las “inconsistencias” o lo que fueran; “favorece al chavismo”. Algo bien indicativo, es la coincidencia entre las cifras manejadas por ambos.
.- Según, sin fraude, sería una AN con 104, 37 y 26.
De lo que se concluye que habiendo  el fraude de siempre; como desde el 2004 en el CNE-SMARTMATIC; lo nuevo es que en este caso, sí hubo conocimiento y al menos algún convenimiento, concretos previos; de y con “terceros”. Y que ahora es denunciado, por Maduro porque su encuadre final no fue el convenido o previsto. Aunque vale destacar  que, él que sea que haya habido, no relativiza en nada, al contrario, el alcance del impulso ciudadano antiautoritario, que fue el 6D. Abrumador. Al contrario. Según las cifras de Ramos Allup, no cuestionadas por nadie; la reasignación de diputados que derivaría de la auditoría que se haría, o debería de hacerse; quitándole 18, dejaría a los chavistas con solo 37 diputados; un 20%, que sí puede corresponder a la base socio-política, electoral que realmente aún conserva, Saltando a la vista que a partir de las cifras Maduro-Ramos el alcance de una auditoría general, derivaría en un cuadro de resultados totalmente diferente, y en otra correlación parlamentaria. Pues, si quedando los chavismos en 37, y la MUD en 104 diputados; al no contársele los 8  que Ramos admite que perderían; y que, por cierto, corresponde a los concretamente impugnados ante el TSJ; resultarían, o tendría que haber, 26 parlamentarios que no serían ni del PSUV ni de la MUD. Más del 15%.  Solo para dejarlo en la mente; y regresar al tema de las impugnaciones de Maduro; solo 8 de las 22 que amenazó inicialmente. La suma de los votos nulos o blancos; en los que estaría la clave; y los de las disidencias, que no se mencionan; sobre los 1,3 millones; anda  cerca del 10% de la suma total de los votos psuvistas y mudistas; a partir de los que comparten polarizado, el 100% de la AN.
.-   Impugnaciones, segundo paso del Plan B del madurismo.
Sobre tales resultados concretos; una derrota aplastante, que sin nada de fraude, seguro, habría sido mayor; determinantemente para Maduro y el madurismo; y de la que él no solo resulta el gran perdedor; sino que además, su primer responsable; era obvio que lo movería  a patalear. Sobre todo teniendo político-institucionalmente con qué; teniendo la incondicionalidad del TSJ en general; y concretamente de sus salas Electoral y  Constitucional. Esas ocho impugnaciones; aparte de por qué solo esas; es lo menos que tenía que esperarse como pataleo.
Todo estaba previsto y manejado tan grotesca y abiertamente como no es posible más. No cabían sorpresas de nadie.  Abiertamente era  el “Plan B”, del madurismo. La designación a la cañona, sin anestesia, pasada la Navidad, de los trece nuevos magistrados y veinte y tantos suplentes; que aguantaron hasta conocer los resultados del 6D; fue el primero de los tres pasos de  ese “Plan B” ante la correlación de la próxima AN. El segundo es este, de las impugnaciones; para las que la Sala Electoral recién reconstituida dio despacho sobre la marcha y fuera de lapso. Y el tercero, será, o, sería, según; que  el TSJ hiciera de suspender la juramentación de los impugnados; y, hasta la  instalación, de la AN, el 5E; aunque  simulando no  desconocer su legitimidad.
.- Contra Revocatorio; aunque  ilegal, suspensión ya de juramentaciones.
No hay dudas de que  impugnar, aparte la manipulando de éstas impugnaciones, es legal. Incluso podría serlo impugnar todo el proceso electoral; que hasta ahora, no es el caso. Pero una impugnación es solo el inicio de un  proceso tribunalicio; al final del cual, ya con sentencia,  es que, según, se producen medidas concretas y su eventual implementación. Legalmente la sola impugnación no puede ser base para negar la juramentación de unos diputados proclamados por el CNE. Menos, y en tal caso, para hacer que se suspenda la instalación de la AN. Esto es lo legal. Pero el fondo del tema, es político; una cuestión de poder; y de  sobrevivencia.  Y de ya mismo. Luego será más difícil y costoso políticamente.
Las impugnaciones precipitan, adelantándose de la Ley de Amnistía anunciada por la MUD, la primera confrontación político-institucional entre el poder fáctico, armado, en manos del madurismo; y la legitimidad, desarmada, de la AN mayoritariamente en las oposicionistas. Y, apunta a la posibilidad concreta de sobrevivir, de frenar el Revocatorio Presidencial.
 .- Es el madurismo; no “el chavismo”; que está  por quitarle la mayoría calificada a la MUD.
Es obvio lo que busca con las impugnaciones; ¡ojo!, el madurismo; nó “el chavismo”; aunque los demás chavismos, incluido el mismo 4-febrerismo, operador del fraude en el CNE, no directamente involucrados, y al contrario, aparezcan más o menos pasivamente como secundando la movida. Es obvio que se trata concretamente, de  quitarle la mayoría calificada de la AN  a la MUD. No ya desconocer la AN; demasiado cuesta arriba y para lo que no tienen con qué;  y ni siquiera, por lo visto, obstaculizar o bloquear su  funcionamiento normal futuro.  
.- Los chavismos no tienen con qué desconocer la AN.
El madurismo, si pudiera, si tuviera con qué, sí desconocería la AN; la anularía. Juán Barreto  lamentó no haberlo hecho antes. Le seguiría aplicando un manejo mediocrizante, achatante,  al estilo de Diosdado Cabello. Pero, simplemente, no tiene con qué; ni hay contexto nacional ni internacional; ni base sociopolítica; ni siquiera un mínimo de cohesión entre las burocracias chavistas; además de que en ellas y en sus bases,  en general, hay consciencia del daño que su estilo les hizo. Y de que la mayoría del chavismo de base es antimadurista. El Parlacomunal, y el supuesto nuevo impulso al Poder Popular; las llamadas a movilizaciones el 5D, a “la calle”;  las mismas tres o cuatro “erres” de siempre; son, lo más, discursos  y  reacciones voluntaristas, emocionales, efectistas, sin alcance. En los chavismos se sabe que la gente, simplemente, ya no les responde Como se evidenció, cuatro veces en este 2015; en las primarias, en los dos simulacros y finalmente el 6D. Lo previsible, por lo visto y declarado, Earle Herrera destacadamente y hasta el mismo Maduro; es que sus parlamentarios el 5E se incorporen  normalmente a la nueva AN.
.- Una nueva AN en un país sin institucionalidad.
Por el impulso nacional, de la gente; hoy hay una nueva AN. Pero,  en un país sin institucionalidad ninguna.  En cualquier otro país, ni siquiera de los más consolidados institucionalmente; sino en alguno a medio camino; esto tendría, no solo la dimensión política, misma, que tiene aquí; de ser resultado de que siete u ocho de cada diez venezolanos se activaron contra el autoritarismo; sino que, fuera como fuera, tendría, sin más, en lo político-institucional, el efecto concreto de cambiar su dinámica; la correlación de fuerzas en ese plano de la vida nacional. Aquí, nó. La concentración del Poder  y la partidización de los poderes públicos han sido llevados a tal extremo en Venezuela;  que una nueva AN no controlada por los chavismos; simplemente, de hecho es sacada del Estado; o se pretende; excluirla de la capacidad fáctica nacional, manejada discrecionalmente por “los, otros poderes” como los llamó Earle Herrera.
.- El poder legítimo, desarmado; frente al fáctico, ilegítimo, armado.
El cuadro actual  es el de que hay  un poder factico; “los otros poderes”, ilegítimo; pero armado. Y un poder político, legítimo; desarmado; el legislativo. Aparte cualquier consideración; es la perversión política, armada, de cúpulas burocracias y mafias que lo monopolizan; frente a la calidad política, hay que repetir, a pesar de todo, expresión innegable de la voluntad de la gente.
Y vale insistir sobre lo relativo del alcance y la legitimidad  de la nueva AN; porque, siendo ésta absolutamente legitima como expresión de la voluntad nacional; y los restantes poderes, hoy, absolutamente ilegítimos; expresión de la inercia autoritaria. Ambos poderes son tenidos y ejercidos por entelequia políticas; el PSUV y la MUD; con morfogénesis diferentes; pero ambos en concreto, sin legitimidad; y sin bases sociopolíticas consistentes. Lo que, si inmediatamente y en la coyuntura confrontacional actual, no es determinante; en perspectiva, sí lo es; absolutamente.
.- Una nueva AN ante la misma estrategia del poder fáctico.
Con la nueva AN, pese al proceso del que resultó su constitución; absolutamente partidizado; hay un cambio concreto importante. Las dos últimas, del 2005 y el 2010,  fueron igualmente inútiles  en función del cambio en la dinámica político-institucional de fuerzas; a pesar de que en ésta que sale hubo más de un 40% de oposición. Sin embargo de lo que, fue solo un instrumento y una proyección del gobierno chavista y madurista; como todos los demás poderes. En ella, la parte oposicionista, aunque fue electa con más votos que la oficialista; por circunstancias, a pesar el fraude, por cinco o más de cada diez venezolanos; sin embargo, fue como si  no existiera.
La actual AN es diferente; o se supone que intente y logre serlo. Es electa, otra vez, por la mayoría de  los venezolanos; ésta, mucho más antichavista que la anterior; y, según, con más de la votación necesaria para la mayoría calificada de los dos tercios que el CNE le totalizó. Pero el oficialismo, igual y más derrotado que en el 2010; más ilegítimo y atracado; intentará sin embargo, implantar el mismo régimen, o una variante, de los últimos diez años a su relación con ella: por vías del hecho, de facto; anularla. Aunque de otra forma obviamente; no solo porque la oposición parlamentaria es dos veces la oficialista; sino porque  ésta, ni tiene la coherencia que la anterior ni es madurista; la anterior todavía era chavista. Sus primeras disposiciones políticas oficiales apuntan en esa dirección; la de ser quien imponga la agenda, valido de su capacidad fáctica concreta. Sobre establecer una polarización tensa, continuada, un pulso de poderes, paralizante con la AN; no necesariamente de choque, sino hacia un congelamiento del cuadro político. Como está manejando lo de las impugnaciones y manejó lo de los magistrados, anuncia como manejará lo de la amnistía de los presos políticos; lo de los magistrados; lo del Presupuesto; como, por ahora,  pretende seguir gobernando.     
.- Una agenda total para el cambio estructural; no para ir a otro autoritarismo.
Por su parte, la MUD; incluso en relación a lo que tendría que ser un programa mínimo de su arranque unitario; aparte de no tenerlo y de que no tiene sentido esperar que lo tenga; da muestra de que, pese a la profundidad de la crisis nacional no puede ni siquiera ralentizar la partidización y la candidaturización de las actuaciones de sus factores. Muestra que no es capaz, no está en condiciones, de ir más allá de la polarización inmediatista electoral de la campaña; y, ahora, en perspectiva, electorera. Lo que, evidentemente abona a la estrategia madurista, pese a sus insuficiencias y postración  integrales; de, con una agenda polarizante inmediatista; llevar al estancamiento su pulso, tensión o choque con la AN; hacia anularla, en la esfera de lo político-institucional que es su ámbito de alcance.
Si la agenda, según, para salir de la crisis, se concreta, se reduce, al pivotar de la polarización  inmediatista entre el madurismo en el gobierno y la MUD en la AN; con las asimetrías señaladas. Si lo inmediato y lo, indiscutiblemente urgente, es LA agenda; y no una parte, importante, y prioritaria, pero, solo una parte; ni siquiera la determinante de una agenda total, de cambio estructural; que apunte al fondo, estructural, de la crisis nacional, histórica; podremos , salir de Maduro, que es cuestión de tiempo; y del chavismo, que estamos en eso; pero repetiremos 1998, cuando saliendo de un autoritarismo nos metimos  en otro; en éste.    
.- Peor que lo peor, el arbitraje de las FAN.
Un elemento nuevo, determinante, que le quita juego al madurismo; a los chavismos en general;  es que no pueden seguirse manejando con el discurso y la pretensión de lo “cívico-militar” como su base programática y política. Deschavistizadas hoy las FAN no responden a la convocatoria chavista como  antes. Han tomado evidentemente distancia; hasta en circunstancias haber jugado determinantemente como fue el 6D. Lo que ha movido a sectores, obviamente de oposición a llamarlas a arbitrar el enfrentamiento entre poderes planteado; entre el gobierno y la AN.    
Por lo visto y lo que se sabe; la toma de distancia del chavismo de los militares su deschavistización, no llega al punto de disponerse a  alinearse con las oposiciones; ni siquiera a asumir el rol de árbitros. Llamarlos pondría al país en riesgo de  una regresión de alcances impredecibles; más anti-histórica que el chavismo; sobre todo  en el marco de la militarización que tenemos por la que, militares activos, manejan el 45% del Presupuesto Nacional. Peor que la perspectiva de estancamiento sería que los militares arbitraran impedirlo.
.- Una agenda total, para el ejercicio de la soberanía ciudadana.
 La mejor agenda posible de la MUD, tendría varias restricciones; entre otras; una.- que sería prioritariamente respuesta a la emergencia nacional, la cuestión de los derechos humanos y a desmontar el andamiaje jurídico chavista; dos.- que su implementación implicará una dinámica institucional entre poderes públicos que la habrá en la medida de que el madurismo se disponga; tres.- que será una agenda de los partidos de la MUD y de los factores de poder a los que están relacionados.
Las tres restricciones señaladas, acotan el alcance de lo que puede darse en la nueva AN con mayoría de la MUD. La tercera es la más determinante, en general y particularmente en relación al fondo de la crisis nacional que es estructural, histórica; y cuya esencia es la negación de la soberanía ciudadana contemplada en la Constitución; precisamente por la partidización de los poderes públicos; incluido y de partida, el legislativo; de la partidización de la gestión pública; como base del autoritarismo bicentenario que ha sido nuestra vida republicana.    
En la medida de que  la  nueva AN logre salirse de la referida trampa polarizante, de pulseo permanente, inmediatista, en que el gobierno hará de meterla, será diferente a las dos anteriores, y podrá aportar al menos al desbloqueo inmediato de la vida nacional; a avanzar hacia salir de la crisis. Pero la cuestión de fondo, la agenda sobre ella, no es de los partidos ni los candidatos; ni de  la AN; sino de la gente; de todos los venezolanos. Es  la que estamos llamando Agenda Ciudadana en la promoción de un debate nacional, ciudadano, sobre el Poder; sobre las relaciones de Poder que están en el fondo de nuestra crisis estructural.
La campaña que culminó el 6D y su espectacular resultado del que deriva la nueva AN; la mayor jornada antiautoritaria de nuestra historia; concreta e inmediatamente fue contra el chavismo-madurismo; pero de fondo y nuevamente, fue  por un cambio en las estructuras de poder. Se trata de promover y darle curso y continuidad, ahora no-electoral a ese impulso de base del que resultó el 6D; hacia el desarrollo, hasta la activación de la beligerancia ciudadana como determinante  del ejercicio permanente, no solo eventual, de su soberanía sobre el Poder. 
Caracas enero del 2016.      



          

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