.-* A Rodríguez Torres lo saca el “Alto Mando de la Revolución”
En mi anterior reflexión ”Maduro
y el madurismo sin Rodríguez Torres no tienen vida”; rafaelsiribarrendice.blogspot.com; digo que su sacada del MIJP, más que efecto de la coyuntura, es
causa de lo que hoy sucede y seguirá sucediendo. De no haberse producido, a
estas alturas la dinámica conflictiva
interna, chavista estuviera
normalizada. Su encrespamiento y caotización actuales se activan cuando el régimen madurista deja de
tener su soporte político-institucional fáctico; el estabilizador que fue su
gestión de Estado; cuyo resultado determinante fue que desde marzo del 2013 todo el desconcertado proceso
interno chavista, orbitara en torno a la gestión de Maduro.
A Rodríguez Torres no lo sacan
los colectivos, ni ningún cuadro de los conflictos y presiones internas
gubernamentales partidistas, que se desataron a partir de la muerte de Chávez.
Lo saca Maduro a casi quince días de la muerte de Odreman en el Manfredi; ejecutando
una decisión cocinada en La Habana en el “Alto Mando de la Revolución”, con
Fidel y, seguramente, con Ramiro Valdez; y, que sin que nadie se la esperara; anunció
a su regreso.
.-*El ministro más poderoso en los últimos 50 años
Se ha dicho que Maduro y el
“Alto Mando ” lo sacan porque acumuló mucho poder; y tiene proyectos políticos
personales. Ciertamente, fue el ministro
del Interior que concentró y manejó más poder fáctico en los últimos cincuenta
años o más. Pero no porque lo haya ido
haciendo progresivamente en su estadía en el MIJP. Sino porque inmediatamente
de ser designado por Maduro armó, el “Plan Patria Segura”; un aparato de
altísima capacidad fáctica, poder de fuego, equipamiento, movilidad,
inteligencia, contrainteligencia; decenas de miles de efectivos militares y
policiales bajo su mando directo; independiente del ministro de la Defensa. Ese
poder sin precedentes que mantuvo a pulso
y ejerció ostensible y disuasivamente; aunque con notable manejo político; fue
la base de la estabilidad y continuidad que logró el régimen de Maduro.
Se sabe que Rodríguez Torres, fue
uno de los tres o cuatro que participaron en la última reunión con Chávez, días
antes de morir; en la que se habría definido la estrategia para la transición. En
abril del 2013 fue quién en “El Cuartel de La Montaña” pronunció la oración
fúnebre al cierre de la tumba de Chávez.
En dicha reunión del “Alto Mando” en La Habana; el hombre de la seguridad de
Chávez durante 14 años, quedó comprometido a ser el garante de la seguridad, de
la estabilización y continuidad del régimen bajo la presidencia de Maduro; con
base a un triángulo de Poder conformado
por éste en Miraflores, él en Platanal, y Plaza Venezuela, (MIJP y SEBIN); y Carmen
Meléndez en Fuerte Tiuna, (MD). Ese triángulo de Poder evidentemente funcionó. Le permitió al régimen
madurista, sobre todo, conjurar las desestabilizaciones a que ha sido sometido;
sobre todo las endógenas chavistas que han sido las más agresivas. Hasta haber
logrado hacia mediados de año, un control general estable de la situación
nacional; a pesar de la crisis general profunda que se vive. Habiéndose abierto
la perspectiva de una cierta gobernabilidad.
.-* Rodrigo de Triana: “!Rodríguez Torres tiene proyecto político!”
El ministro político chavista
más poderoso desde 1989, obviamente tiene un proyecto político. Habiendo sido
leal a Chávez; en vida éste, habría sido solo un proyecto personal a futuro; soñado;
como su compañero de promoción y amigo, el general Rivero, ha dicho. Durante 19
meses igual que antes, fue leal a Maduro como su ministro de seguridad; con un
protagonismo inevitable; más bien sobrio. Hoy, ya, en contra de su voluntad,
sacado del triángulo de Poder del que era el vértice rígido; sin la carga testamentaria que asumió
de ser el factótum del régimen madurista; es un proyecto que se plantea en
términos de ponerlo en marcha. Su rechazo a aceptar otro cargo gubernamental,
mide los términos en que se plantea su futuro
político.
Por cierto, sería cosa de
Becket, suponer que no tuviera proyecto político, candidatural. Uno, es
militar; dos, es militar chavista del 4f; tres, ha tenido y ejercido poder, y
mucho; y, cuatro, ha estado en posiciones políticas prominentes. En “el país de
las reputaciones consagradas”; en el que “hacer política” es tener un proyecto
personal, es ser candidato; es imposible que cualquiera con la actuación de Rodríguez; no quiera ser
Presidente. Sobre todo estando rodeado de precandidatos presidenciales; tanto
chavistas como de oposición; la mayoría de los que no tienen con qué ser
candidatos a casi nada. Comenzando por Maduro que por el simple hecho de haber
sido, sin tener con qué, levantado por los brazos y montado por Chávez en la
presidencia; ahora, demostrado “fehacientemente” su incapacidad; tiene, igual, el proyecto político personal
de reelegirse; y además, indefinidamente. Sin dejar de mencionar a Diosdado Cabello y a otros varios chavistas, que, como dicen, “sin nada en el
guiro”; y algunos, sin ni siquiera “en la bola”; sin embargo tienen “proyecto
político;” “aspiran”, por el solo hecho de considerarse herederos naturales de
Chávez. Ni enumerar las decenas de candidatos, algunos de una vez a la
Presidencia; de líderes por designación, pedigrí o dote; de la MUD y demás
oposiciones que, igual la mayoría sin tener con qué ni saberse por qué;
“aspiran” hacen “política” y tienen también sus proyectos personales.
.-*Todo estaba previsto
Tenía que estar claro, para
Chávez y el resto del “Alto Mando
Revolucionario”, ya en el 2013, que al conformar el triángulo de
estabilización de Maduro en Miraflores; con Rodríguez Torres como el
articulador determinante del madurismo, inevitablemente se iba a terminar proyectando,
como ha sido, como el factótum y la
garantía de la continuidad chavista; inevitablemente, eventual candidato presidencial.
A menos que a Maduro mostrara, sacadas, de donde fuera, calidades y dimensiones
políticas de estadista; que hasta ahora no ha demostrado, obviamente porque no
las tiene; y que, en tal supuesto, lo ubicaran como el indiscutible candidato a
la reelección; y, según, a perennizarse
en el poder; vía electoral o cualquiera otra.
Sobre lo que no hay duda, es
que lo que fue e hizo, y cómo, en el MRI;
primero, estuvo previsto en el momento
en que le asignaron el rol que asumió; y, segundo, esa asignación, fue,
precisamente, porque se le consideró el indicado para esa actuación; y porque se
tuvo la certeza de que era quién la garantizaba.
Estando claro entonces, que
sale, porque acumuló demasiado poder fáctico, más que nadie en el régimen;
junto a tiene proyecto político; y es un posible candidato presidencial; toca
entender es, sobre cuales criterios se decidió; por qué en este momento y sobre
cual ponderación de la coyuntura; qué implica en las estructuras y dinámicas de
Poder; y la determinación previsible futura que tendrá su salida.
.-*Ya no es “El Proyecto” ni “La Revolución Bolivariana”.
Sacar a Rodríguez del MIJP
aprovechando la coyuntura, evidente, fue una decisión precipitada; improvisada,
aunque, seguro había sido muy rumeada y estaba
previsto tomarla más adelante. Pero, ¡todavía
faltan cinco años para el 2019!; en dos está planteado el riesgo, serio, de revocatoria del 2016.Y,
en uno , aunque más predecibles, son las
parlamentarias Además de que en la crisis general que se vive; y en que está el
chavismo; a pesar de todo; el gobierno logró un cierto manejo, pero no un
control confiable. Dicho en otros términos, Maduro y el madurismo; la
continuidad chavista, etcétera, no están garantizados. Sin embargo, se decide
prescindir del hombre que ha sido clave en
lo logrado hasta el momento; y su
garantía provada; y que previsiblemente lo sería en perspectiva.
Casi dos años en cadenado; no
hay nada de Maduro que el país ya no conozca particularmente en cuanto a sus
insuficiencias; su característica determinante. No es imposible, que su idea o
aceptación de sacar a Rodríguez Torres, la asumiera sobre la convicción de que, y según, ya no le es
imprescindible; que él mismo; en tal caso con apoyos y aportes concretos,
etcétera; puede asumir cubrir bastante del vacío que deja. Que, en tal caso,
forzarse a maneja él mismo, las
dificultades que se presenten, vale como costo a cambio de sacar de la pista al
más difícil de los posibles fondistas chavistas para el 2019. Lo que induce dos
consideraciones; una, que si en la pequeña mente de Maduro cabe tal austosuficiencia
incomprensible; en las de los componentes cubanos del “Alto Mando” no es
posible que quepa. De tal forma que al éstos promover tal decisión a
consciencia de lo que implica; lo hacen pero con una mira diferente; en función
de su propio interés y previsiones. Y, dos; que todo esto significa que la
motivación de Maduro y la cúpula madurista, de mantenerse en el Poder’; ya no
es garantizar por encima de todo, sumando todo lo sumable, “El Proyecto” de
Chávez, “La Revolución Bolivariana”, la
continuidad del chavismo; etcétera. Sino la de garantizarse la reelección y seguir en el Poder con su proyecto
personal.
.-* Maduro, solo cabeza de un chavismo más.
En la dinámica del poder concreto,
inmediata, la sacada de RT, tiene un efecto regresivo neto. El de la reposición
del cuadro de febrero y marzo del 2913; del vacío y desconcierto que dejó la
muerte de Chávez y la falta a todos de rutas claras. Pero sobre todo, en el
chavismo, volver a la “tábula rasa” que entonces constituía la burocracia chavista toda, partidista,
gubernamental y militar; igualada, pareja. Por debajo del suyo, no hubo ni
quedó liderazgo ninguno, intermedio; ni, menos, un
posible sucesor que se destacara, por sí
mismo, por encima de todos los demás. Como alguien dijo entonces, todo el
liderazgo chavista es “de tercer nivel”; Chávez
nunca permitió “segundos”. Y en esa “tábula rasa”, de terceros, Maduro
no era de los más calificados; varios estaban por encima. Además, ninguno de los terceros sucesorables,
tenía base sociopolítica propia, importante.
Tal re-emparejamiento de los
chavismos; ahora con la evidencia de que Maduro no tiene liderazgo; de que solo
dispone del poder fáctico institucional; y de que no maneja ni siquiera el
gobierno; ha tenido efectos instantáneos. La lucha interna entre chavismos, no
solamente se desató, sino que, además está potenciada y dimensionada, como
nunca antes. Desde todos los agrupamientos chavistas, Maduro, obviamente, y todas
las cúpulas son retadas y cuestionadas;
particularmente, la que más, la “derecha
endógena” 4Febrerista de Cabello y Ameliatch, armada con el control del PSUV; y
la del consorcio partidista-empresarial que es la pretendida, “ala civil” de
Jaua y Jorge Rodríguez; coatcheada por
José Vicente Rangel. Realineamiento interno; fragmentaciones, nuevos
agrupamientos, constitución de nuevos chavismos o recomposición de viejos;
conforman un verdadero turbión que no hace más que acelerarse a medida de la
cercanía de las parlamentarias del 2015.
Hoy Maduro queda reducido;
bajo el impacto de la sacada de Rodríguez Torres; a pesar de ser el Presidente
de la República; a solo ser la cabeza de
uno más de los chavismos, políticamente más o menos parejos todos. Ahora, sin el halo que tuvo entonces, de recién
haber sido designado por él mismo Chávez, su sucesor y legatario. Con la
descalificación acumulada durante casi
dos años del deterioro creciente y la profundización de la crisis nacional en
todos los planos. La acusación, por algunos chavismos tanto de derecha como de
izquierda, de que en sus manos “se está perdiendo el legado de Chávez”. Y, la
carga del alto costo político que causa la militarización sin límites que ha
caracterizado su gestión.
En cuanto a la gestión
gubernamental, propiamente; regresar al cuadro de correlaciones de Poder de
recién muerto Chávez; para Maduro implica haber perdido la ventaja, limitada pero importante, que
como gobierno habían logrado para mediados de este año cuando, aunque sin tener
una hegemonía, si tenía la preminencia política. El manejo
político-gubernamental de las situaciones, caótico, incoherente,
contradictorio; hasta irreal; en la anomia y la inestructura que es la vida
nacional; era la única referencia nacional de Poder. La única. Determinantemente,
porque, siendo muy malo, era el gobierno; sin que, a pesar de la manipulación mediática
polarizante, nadie seriamente, seriamente, repito, se planteaba “salir de él”,
“ya”. Porque, siendo un caos como gobierno; sin embargo, disponía de una
comprobada superioridad fáctica de Poder; general sobre todo el país; pero
particularmente concreta, con respecto a los restantes factores cívico militares chavistas de Poder.
.-* Diosdado con la “derecha endógena”, 4Febrerista, vuelven a la
ofensiva
Diosdado Cabello tuvo que
bajar el intenso protagonismo desestabilizador que desarrolló a principios de
año, luego de la derrota de la “derecha endógena,” en abril; lo mantuvo bajo, durante
la convocatoria del IIo Congreso
del PSUV; y lo redujo al mínimo a partir del “sacudon” de Ramírez y Jaua. Incluso
la vocería de los parlamentarios
chavistas que monopolizaba absolutamente; pasaron a ejercerla Vivas y Eeckoud. Sabía que
el cuarto “sacudón”, de Maduro, contra él, venía y que no tenía como sacárselo
de encima
A partir de la sacada de
Rodríguez Torres, que comandó su enfrentamiento y derrota en febrero y marzo;
considerando libre el campo; ahora vuelve
a la ofensiva; retomando tanto o
más beligerante que antes el protagonismo de actuar como el verdadero máximo jefe del chavismo. Sin Maduro, presidente
del partido, mover un dedo; está armado
con la dirección nacional del PSUV; activando “a diestra y a siniestra” la
confrontación y el acoso internos; e indisumuladamente
provocando divisiones y rupturas. A la
vez, con una retórica sobre el 2015; recorre el país reuniendo asambleas para
las designaciones internas en función de las candidaturas en elecciones
parlamentarias; con el obvio propósito de controlarlas excluyentemente. Como fue a principios de año; la agresividada
de Cabelllo, realmente es hacia lo interno, casi exclusivamente; contra Maduro
y los .chavismos más beligerantes
no-atenidos. Solo de paso contra la oposición. Su objetivo inmediato, es
controlar las postulaciones parlamentarias, hacia controlar la mayoría chavista
de la próxima AN. Inmediatamente, hoy mismo, manipula para controlar en CNE y
la Sala Electoral del TSJ; instancias del Poder Electoral; y garantizar todos los posible desarrollos del proceso electoral.
Obviamente; apuntando hacia el 2019; a su propia candidatura presidencial. Sin
descartar la eventualidad de tener que jugárselas en un bien posible revocatorio
presidencial en el 2016.
Debilitado Maduro; y habiendo él recuperado nivel; Diosdado, ahora
equiparado en la confrontación interna por el Poder, juega a imponerse
definitivamente como el lider 4Febrerista a quién, según, corresponde la
jefatura del chavismo. Todo su manejo, partidista, parlamentario, etcétera; el
control de las postulaciones y del fraude que haya que hacer; apunta,
centralmente, a bloquear las posibilidades de Maduro y de los chavismos
no-4Febreristas. Y solo colateralmente las de la oposición a la que confía en
controlar como hasta ahora ha sido.
-* Chávez y Maduro; dos
militarizaciones opuestas.
La militarización chavista, y,
aparte diferencias, la madurista han provocado siempre intensas contradicciónes conflictos y cuestionamientos. En el caso de
la de Chávez, atemperados, con la retórica de que “las FAN son el pueblo armado”; de que “todo patriota bolivariano es un
soldado”; y de que, ”la revolución es pacífica pero armada””. Sobre la leyenda,
sin base real alguna;, de que el 4F, un golpe solo militar; fue un movimiento
cívico-militar. Pero sobre todo, porque
su liderazgo era militar y también, determinantemente,
civil; lo que significó que nunca estuvo en manos de los militares; ni
políticamente les debía nada. Al contrario. Sin embargo de lo que, el rechazo a
su militarización, aunque ensordinado, fue el factor de deslinde y
contradicción más permanente y activo en el seno del chavismo.
La militarización de Maduro,
nada que ver con la de Chávez; incluso opuesta en cuanto al manejo del poder;
mas a granel, a discreción y sin el
fondo retórico de la de aquel; genera más cuestionamiento y contradicciones en
los chavismos civiles; en todos. Con la particularidad de que el rechazo en estos a la
militarización, es contra Maduro y la
suya; pero también contra la “derecha endógena” militar 4Febrerista. Todo sobre
que la diferencia neta entre ambas
militarizaciones, deriva de que Chávez era un líder militar y civil; mientras Maduro no
es ni lo uno ni lo otro.
Y, es en relación a la
militarizacion que se da uno de los efectos más determinantes de la sacada de Rodríguez
del MIJP. A pesar del 11A; el mismo Chávez era, o parecía ser, el eventual contrapeso a cualquier riesgo de crisis militar. En el régimen de Maduro tal contrapeso lo
ejerció, precisa, y directamente,
Rodríguez Torres; con el poder fáctico que concentró y del que hizo uso,
en general, pero particular y determinantemente en febrero cuando la “derecha
endógena” promovió la desestabilización del país; contra Maduro.
Hoy Maduro, sin bases
socio-políticas propias; es preso de su propia militarización ante la cual, en
alguna eventualidad, no dispone de
ningún contrapeso determinante.
.-*Este impulso hacia la transición se frustró. Habrá otros.
Maduro nunca tuvo base propia
en el chavismo. No tenía con qué; por lo que, quizás, ni lo intentó.
Desarrollar el “madurismo” no era pensable sobre ninguna base. Menos con solo invocarlo;
habiendo sido, literalmente, alzado por los brazos y puesto, por Chávez en
Miraflore. Ni con disponer del Presupuesto Nacional para repartir de todo en
cadenas y shows; ni con recurrir cada vez a alarmar con un magnicidio una desestabilización o guerra; o
el inminente salto sobre nuestro petróleo de algún imperialismo. El
chavismo sin Chávez no era viable; y en el post-chavismo en el que entramos a
su muerte; lo que quedan son chavismos y chavismos en diáspora sin nada o casi
que ver entre ellos. “Madurismo” podía haber si tenía el sentido y la dimensión histórica de ser la transición
hacia el post-chavismo/post-puntofijismo Y en esa transición, el manejo
cívico-militar de desmilitarizar y desconcentrar, de deschavistizar el
ejercicio del poder; de despolarizar el discurso y la gestión políticas; tenía, y tiene que ser la clave primera. Y a
eso apuntaba, aparte su proyecto político personal; el manejo de Rodríguez
Torres del poder que acumuló. Un manejo a pulso, consistente; con contenido y
estilo sin nada que ver con el chavista convencional Al sacarlo, Maduro quedó
en el aire y ni él ni el madurismo, tienen vida. El primer impulso que apuntó
hacia la activación de la transición; se frustró. Habrá otros. Seguro
Caracas noviembre 2014.
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