.-*Maduro
deschavistiza su gobierno.
Algo a lo que no se ha puesto atención en relación a
la carta de Giordani es al contexto en que Maduro lo destituye. Estando sí
bastante claro que hacerlo le era indispensable en su requerimiento de vida o
muerte de definir políticas que le permitan lograr alguna gobernabilidad. Para
lo cual una de las trabas principales era él. Pero el aspecto más importante
que contextualiza tal medida; es el de la deschavistización de su gobierno que,
entre otras cosas se expresa en su militarización extrema, mayor que la de
Chávez. La sacada de su alter ego y apuntador durante veinte años; es un acto clave de esa deschavistización, de la burocracia
gubernamental; y de una nueva orientación político-administrativa que intenta
desarrollar. La sacada de Barrientos, antes la de Samán, y luego hacer investigar a Sader. La reciente sacada
de Osorio de CVG y la eliminación del de los REIS como entes con rango
ministerial; y la sacada de Daniels de
la “Comisión Guyana” de la Cancillería. Mencionando solo algunos de los más significativos hombres
de Chávez últimamente desplazados por Maduro; son demostrativos de la voluntad de
darle otra identidad y otra orientación a su gobierno.
.-*
Una carta golpista.
Igualmente vale visualizar el propósito de Giordani
al lanzar su carta; al menos de entrada, con
menos impacto profundo, en los chavismos, que el video de Mario Sliva y
el G2 hace un año. A pesar que aquella gigantografía de la corrupción medular chavista,
no provocó, entonces, ni en una mínima proporción las reacciones cupulares que
éstas de ahora. La de Giordani, es “una
carta a García”; sobre todo por lo pormenorizado, tendencioso y selecto de su contenido, tiene
un destinatario; es un informe a alguien. La referencia concreta, detenidamente
acentuada, a la pérdida de “la unidad
cívico-militar” que se estaría dando; y a los efectos que, según, ello conlleva.
A pesar, de la referida extrema militarización del régimen de Maduro;
insoslayablemente lleva a la consideración de que esa carta está dirigida a militares que sí estarían ganados para
preservar el “legado de Chávez”. Y que no son los que están en gobernando con Maduro. En otros
términos se trata de una carta golpista. Siendo que, tratándose del ministro
estrella de Chávez, despedido por su sucesor; o pretende ser una apelación a la
consciencia chavista, 4-febrerista, que aún habría o quedaría en las FANB; a
pesar del proceso de deschavistización que en ellas se ha venido dando. O, es
que se está alineando con “la derecha endógena”, chavista; Cabello, Ameliach,
etcétera; que viene confrontando y entrampando a Maduro, precisamente sobre
acusarlo de incapaz, de “conciliador con el capitalismo”, etcétera, y de que en
sus manos ese está perdiendo “el legado de Chávez”. Que es lo más grueso que se
plantea en la carta de marras.
.-*Nadie
en los chavismos, ¡ni siquiera Maduro!, niega lo que Giordani señala en su
carta.
Tal sentido golpista de la carta de Giordani
explicaría, aunque en parte, la
intensidad con que, al menos aparentemente sorprendido respondió Maduro y el alcance que le dio. Pues alguna reacción
tenía que haber previsto, incluso fuerte;
aunque no golpista; al ser despedido o destituido, quién durante veinte años
fue el inspirador y “teórico” más involucrado en los aspectos clave del manejo del propio Chávez de
la economía y sus delirios orwelianos, panópticos. Y que, antes y más que cualquier
otro, fue el oráculo del Socialismo del Siglo XXI.
Y junto a la inconcebible reacción, personal,
doméstica, de Maduro; jefe de Estado causante de la carta de Giordani; las
reacciones, de las cúpulas chavistas de todas, a favor, en contra, imparciales
o ecuánimes; incluidas las de los aliados del
GPP, han sido demostrativas de
que realmente estamos en el postchavismo. Demostrativas de la inestructura que
hoy es lo que en un tiempo fue el chavismo.; de la crisis terminal en que está.
Giordani, y quienes se solidarizaron con él; son acusados de traidores,
contrarevolucionarios, tontos útiles por los más agresivos e intensos. Por los
menos intensos, son cuestionados por hacer públicos sus señalamientos; por
“desconsiderados”, por “injustos”. Por “desleales”. Mientras que solo unos
pocos se han resteado en su defensa. Sin que nadie, ni los unos ni los otros,
precise en concreto, más allá de supuestos no explícitos; porqué los considera
de una u otra forma. Con la particularidad de que nadie, ni siquiera Maduro
mismo niega la verdad de lo que Giordani señala. Se le acusa de no decir todo,
sino parte; de ser corresponsable, de la crisis que denuncia, y responsabiliza
a Maduro, sin una sílaba de autocrítica. Pero no de que sus acusaciones son
falsas. Lo que muestra la consciencia que hay en los chavismos de la crisis en
que están y la situación de entrampamiento en que se encuentran Maduro y su
gobierno. Y, “la revolución”. Cabello, según, defendiendo a Maduro, lo que hace
es preguntarse, si “la crítica es más importante que la lealtad”. Por su parte,
Jaua declara que “ninguna incomodidad justifica descolocarse”; y Carreño que
Giordani y Navarro son “tontos útiles”. El PCV llama a discutir y luchar contra
la corrupción y se reúne con el denunciante; y el PPT declara que Giordani
debería haber ido a la CGR y a la FGR a hacer sus denuncias. Dicho en criollo:
“tienes razón pero vas preso”.
El aspecto más indigerible de la situación en que
están los chavismos a raíz de la carta de Giordani, es el resteo, notoriamente
simulado, en que se ha colocado la derecha endógena, chavista, en defensa
radical de Maduro; la más estridente, altisonante. Aunque siemprel sin negar la
verdad de los señalamientos de su carta.
Simulado, porque precisamente han sido los sectores chavistas de derecha
fascistizantes el verdadero y principal enemigo, interno y externo, de Maduro.
Quienes encabezan el antimadurismo, que desde diciembre han confrontado, saboteado y empujado a
entramparse al gobierno; hacia sus peores y políticamente más costosas actuaciones.
Mientras que lo más sintomático de la fase terminal
en que está; es que el chavismo como dimensión sociopolítica real, viva, el
chavismo de base, no aparece por ninguna parte. No es convocada. El enfrentamiento Giordani-Maduro, igual que el Mundial de
Brasil, es visto por los chavistas de a pie, como por el resto de los
venezolanos, como televidentes. Sin participación; y con la diferencia de que,
según lo que se pulsa en la calle, en general la gente, salvo los activistas, no avala
ninguna posición.
.-*Las
verdades de Maduro, Giordani y Silva-G2: ecosonograma de la metástasis terminal
del chavismo
A Héctor Navarro, un fijo de Chávez para lo que
fuera; en los noventa corredactor con Giordani de “Para salir del laberinto” y
de la “Agenda Alternativa Bolivariana”; miembro de la Dirección Nacional del
PSUV; por solidarizarse con él y pedir a Maduro respeto y que se discuta su
carta; lo suspendió de su cargo de dirección el “Tribunal Disciplinario”
sin ni siquiera reunirse. Ante lo que Maduro,calificándolo
de traidor, de desleal; anunció que ira al PSUV “a decir alguna verdades”. Pero
no a debatir ni revisar nada. Por el contrario,
exige “lealtad absoluta”.
Aparte lo obscuro y encogido de la personalidad de
Giordani; de su dogmatismo catecísmico albanés; de los indisimulados
resentimiento y sentido golpista de su
carta. Aparte igual de lo que no dice ni
menciona; y de lo sesgado de lo que dice. Su carta pone de bulto cuestiones de
fondo, procesos estructurantes
absolutamente descalificatorios del chavismo como “proyecto”, de los discursos
del Socialismo Siglo XXI, del bolivarianismo, de “la revolución”. Del propio
Chávez naturalmente, de sus cortes de “rodilla en tierra”; y de él mismo y su
gente. Con solo lo que Giordano selectivamente
muestra y apunta; sin lo que a consciencia deja de lado; del chavismo y
del “legado de Chávez”, no se rescata nada. No ya por ética o consciencia
revolucionarias, en el supuesto de que las hubiera; sino que hasta por un
básico instinto de sobrevivencia, de pudor; lo menos que Maduro y las cúpulas
chavistas tendría que asumir es abrir el
debate. A pesar de que no haya ni capacidad ni disposición ni mecanismos para
ello. Que nunca los hubo, no la hay y difícilmente ahora se intente seriamente que
los haya. Pues, y obviamente, para quién ha declarado que pedir la renuncia
de Maduro es parte de un magnicidio; y
que cualquier crítica protesta o propuesta de debate es desestabilización y
guerra económica. El solo levantar la mano para pedir el derecho de palabra
constituye terrorismo. Aunque, en realidad, tienen razón. La debilidad e
inconsistencia medulares de los chavismos y del régimen de Maduro no permite ni
una duda.
Y hay que preguntarse, ¿cuáles “algunas verdades” y,
a quién? va a decir Maduro en la Dirección del PSUV . Quien lo ataca, en el
caso concreto, es Giordani; no la dirección del PSUV, que, aunque controlada por la derecha endógena,
en este momento está, según, resteada con
él. Tanto que suspende a Navarro; por una solidaridad casi filial. Que,
por cierto; las “verdades” que, según,
Maduro dirá en el PSUV; además de las que no diga, que al menos en parte estarán entre las que dice Giordani en
su carta. Juntadas con las del video Silva-G2; la mayoría de las cuales, seguro
que ninguno de los dos dirá, pero que completarán las de ambos; nos darán el ecosonograma de máxima
resolución del chavismo en su metástasis final.
.-*
El principal enemigo de Maduro, es interno; pero no “la izquierda trasnochada”,
sino “la derecha endógena”.
Difícil determinar si realmente se lo cree; o si es
retórica de conveniencia. Pero al Maduro declarar que “ni la izquierda
trasnochada ni la derecha guarimbera” lo sacarán; apunta exactamente 180o grados en el sentido opuesto
de donde está su verdadero y principal enemigo real, concreto. La amenaza real,
concreta, que ha hecho y seguirá haciendo para, socavarle el piso, y lo ha
saboteado continuadamente, no es ni lo que representan Giordani, Navarro,
Osorio y demás; ni “la trilogía del mal”, López, Machado, Capriles, Ledezma. Su
verdadero y más irreductible enemigo es
interno; habiéndoselo demostrado; y de lo que su equipo tiene que tener plena
consciencia. Comparte con él el poder, “el proyecto”, el discurso, el ADN de
Chávez; está con él en las tribunas de los actos. Estuvo con él en la del 24 de
junio. Y aunque igual no tiene, como Maduro, mayor liderazgo propio, ni civil
ni militar; y fue puesta a dedo por Chávez; mantiene el control de la Dirección
y los mandos del PSUV. Es el grupo mafioso que internamente en los
chavismos, desde tiempo atrás, es identificado como “la derecha endógena”;
constituido principalmente por Diosdado Cabello, Francisco Ameliach, Rangel
Gómez, Carrizales; que reclamándose los verdaderos compañeros de Chávez el 4F; “comacates” de entonces; se consideran
sus verdaderos herederos y sucesores. Y no reconocen ni el liderazgo ni la legitimidad ni la capacidad de Maduro
para preservar “su legado”.
Aunque dijo que pasaba la página con ellos; en el
supuesto de que, como anunció, “para decir algunas verdades”, finalmente se reúna con ella; que Maduro asuma a la
dirección del PSUV como el espacio para dirimir la confrontación en su contra de
Giordani y Navarro, la “izquierda trasnochada”; se constituiría en la trampa perfecta,
a él, de la derecha endógena. Tan perfecta, que él mismo la planteó, y se metería en ella motu proprio, por sus
propios pies; además, bajo los efectos del “bajeo” del montaje que le tiene del
“magnicidio” Con la significación política interna que ello tendrá; de
acreditar el supuesto resteo total en su defensa por parte aquella; resteo bien
mal escenificado en el que nadie cree Y,
de más significación todavía, al constituir
el espaldarazo legitimador, ya
sin Chávez que fue quién la puso a dedo
y sostuvo; de reconocerla de hecho como la dirección del chavismo. Siendo como
es una dirección burocrática descalificada
y cuestionada internamente por
todos los chavismos a todo nivel; que piden su salida. Y que rechazan que el
IIIer Congreso del PSUV de ahora Julio, no la renueve.
.-*
La trampa: Maduro legitimaría el control del PSUV por la cuestionada “derecha
endógena”, su principal enemigo.
El PSUV no pasa de ser un buró de gestión y
coordinación política de aprovechamiento
y manipulación corrupta a gran escala de los recursos y posibilidades del
Estado; sin ninguna vida interna partidista real; mucho menos democrática.
Activado en función de los intereses personales y grupales,
político-empresariales, de algunos de sus jefes; que junto a los gobernadores,
son quienes lo manejan. Que, como ya señalé, en contra la voluntad de las bases
chavistas fueron puestos a dedo por Chávez, luego de las últimas primarias
internas, y para las últimas elecciones
regionales de diciembre del 2012. Su existencia, como burocracia partidista
simbiotizada con la del Estado; hasta hoy, garantía de las cuotas de poder que
tienen sus jefes; y de su enriquecimiento por el control de las grandes
contrataciones del Estado; se mantiene políticamente, precisamente a partir de
la manipulación, del chantaje, de la ficción de la unidad chavista. Lo que nos
remite a la idea de Maduro meterse en la trampa de reunirse con su
dirección; porque a pesar de su carencia
de liderazgo, de la precariedad e inconsistencia de la base sociopolítica que
realmente tiene; él no necesita ni le debe nada a la burocracia psuvista. Su
permanencia en el gobierno no ha dependido para nada de su apoyo. Mientras que ella si depende de
la unidad de los chavismos; de la cual, a pesar de las verdades de Giordani, de
sus errores e insuficiencias; él Maduro y su gobierno, por razones obvias, son
la única referencia que queda a los chavismos. Una crisis interna declarada,
abierta, una división en los chavismos, en el PSUV y en su relación con el
gobierno; se proyectaría a todos los ámbitos de las instancias
político-institucionales de Poder manejadas por ellos; incluidos AN y CNE, por
solo nombrar los dos más importantes; dejando sin su control a la mayoría de
los burócratas chavistas, oportunistas muchos, rechazados por las bases. Que
sobreviven, precisamente a partir de la retórica de la supuesta unidad
chavista, revolucionaria, etcétera. De la retórica de la necesidad de la unidad
ante la supuesta ofensiva externa.
.-*
Los dilemas de Maduro: ser o no presidente de la transición.
En el chapoteo en que se mantienen Maduro y su
gobierno, de incertidumbre, improvisación, incoherencia; de corrupción
generalizada; está atrapado en dos
dilemas; uno determinado por el otro; que no logra resolver. Aunque por
momentos da muestras de que lo intenta. Uno, el determinante, es el dilema entre
ejercer el poder que tiene, para garantizarse seguir en él indefinidamente;
manipulando clientelarmente sin límites
los problemas de la gente en función de eso. O, al contrario, utilizar
el poder y sus recursos, para acometer y resolver realmente, como prioridad,
los problemas del país, de la gente.
Chávez, como muchos autócratas mesiánicos, tanto en
nuestra propia historia como en la mundial; no se planteó nunca ese dilema.
Como, por cierto, lo muestra Giordani en uno de los más importantes contenidos
de su carta; en el que se refiere a la emergencia del 2012. El nunca dudó de
que los recursos de que disponía y lograra
disponer, eran, por encima de todo, para utilizarlos a discreción, en
función de mantener y concentrar al máximo el Poder; como fuera; sin necesariamente
nada que ver con la solución concreta de los problemas de la gente; salvo asumir
los inevitables costos del clientelismo indispensable en que soportó su régimen,
El otro dilema, correlativo al anterior y que lo
supone resuelto; es entre dedicar los recursos subjetivos y concretos de poder;
con la superioridad fáctica relativa, coyuntural, que hoy tiene sobre los
otros chavismos; a imponerse como el líder único e indiscutible de la
revolución bolivariana; como el verdadero sucesor y continuador de Chávez;
acatado por todos. Y, lo contrario, aprovechar tales recursos y ventajas
relativas que todavía tiene, asumiendo que ya estamos en el post-chavismo; para
promover y conformar el que sería un gobierno de transición. Hacia promover
dinámicas que apunten hacia que el país vaya saliendo de la crisis en que
inercialmente está.
Cáiganos eso como nos caiga; el hecho es que la vida
y la política nacionales, sus dinámicas estructurantes, concretas, aún sin
Chávez; todavía hoy orbitan en torno a ese agujero negro que es la crisis
interna de los chavismos; en su deriva final ya en el postchavismo. En la
deschavistización general de las relaciones de Poder, burocráticas y militares
montadas desde el 2002. Y dentro de esa crisis interna, y esa
deschavistización; en el marco de la anomia e inestructura que hoy es el país;
el único factor político-institucional, militar, civil, con capacidad fáctica
relativa y coyunturalmente superior a las de los demás factores, chavistas y no
chavistas; con capacidad para provocar impulsos importantes en la sociedad;
aparte las insuficiencias e incapacidades que lo caracterizan, es Maduro y el madurismo. Quiere decir que, en el
horizonte de lo previsible, a la vista; lo que suceda en el país en el futuro
inmediato, dependerá determinantemente y en el lapso, de lo que haga su
gobierno. Y, de en cuales términos, opción y descarte, resuelva los dilemas
arriba apuntados.
Si Maduro y su equipo optan por llevar adelante la
transición; con base a una
gobernabilidad básica inmediata; hay recursos y potencialidades de sobra;
y disposición en todos los sectores y niveles para ello. Se podrán crear condiciones
para frenar y revertir la inercia actual
hacia el colapso total, en que hoy está el país, de chavistas y no chavistas.
Sobre la despolarización en que hoy ya se ubica la mayoría de los venezolanos;
pueden abrirse perspectivas de desarrollo nacional, hacia adelante;
trascendiendo el autoritarismo militar y militarizante con capitalismo de
Estado que Chávez implantó Sin regresar
al autoritarismo civil partidizante puntofijista,
neoliberal. En función de tal perspectiva, existe una subjetividad nacional
madura suficiente; propicia a una verdadera socialización del Poder; que es lo
que históricamente hoy se plantea la Humanidad; y el país; mediante la
ciudadanización de la política y las relaciones de Poder. Sobre el ejercicio
universal de la soberanía ciudadana. Así, en un lapso probablemente corto,
estaríamos moviéndonos hacia un desarrollo socioeconómico sostenido; con máxima
inclusión social; enmarcado en un régimen político de verdadera y soberana
participación universal ciudadana.
Si, por el contrario, se deja empujar por la
pretensión de convertirse en el líder de
todos los chavismos; desde la “derecha endógena” fascistizante, hasta las
izquierdas, estalinista, “trasnochada”, clasista. Y del país. Si entra en la trampa de la imposible unidad del
chavismo que promueve la “derecha endógena”; reconociéndola y legitimándola
como la dirección del PSUV y del chavismo. Y se enreda en la implantación del “Estado
Comunal”, imponiendo la aplicación del “Plan de la Patria”; con el delirio de
Chávez de que con él va a poder controlar el país y eternizarse en el Poder. Entonces,
la inercia caotizante actual continuará y se profundizará; hasta la parálisis y
el colapso total del país. Cuando, estamos cerca, la renta petrolera y el
endeudamiento, ya hoy en niveles críticos; sea tan insuficiente, que los
mecanismos de financiamiento del clientelismo interno tengan que desmontarse,
no a pulso como están siendo hoy; sino abruptamente. Punto de saturación que ya
está pendiente. Y entonces, sea hecho irse del Poder; no por la MUD ni “La
salida” ni “la trilogía del mal”; ni por golpe militar, ni magnicidio. Ni por
el golpismo antimadurista interno “cívico-militar”, de “la derecha endógena” o el
de “la izquierda trasnochada”. Sino por
la gente; por la calle, sí. Pero sin nada que ver con ningún factor ni chavista
ni puntofijista de Poder.
Si es por la retórica, ambigua y contradictoria como
siempre; hay que esperar que se vaya por la opción delirante. Si es por algunos
aspectos concretos, macroeconómicos y hasta macropolíticos; pudiera ser que se
fuera por la de encontrar alguna gobernabilidad. Y ser el presidente de la
transición.
Caracas Junio 2014.
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