En la retórica oficial el tema del “magnicidio”
sustituyó al de “el golpe”. Aquel puede ser imputado a un pequeño grupo sin
mucho aparato; mientras que un “golpe” supone muchos oficiales altos y medios;
destacamentos de tropa, etcétera. Por lo que seguir manejando esa idea implicaba
aceptar que no hay tal unidad en las FANB; que hoy ya no son chavistas; y que algún sector y cantidad importante de
militares está, o tiene que suponerse que está, involucrado en la conspiración que se denuncia. Además de que en
las manipulaciones para “probarlo” tienen que mostrarse elementos creíbles; concretos;
al menos no demasiado chimbos; tanto cualitativa como cuantitativamente. Tanto debe
hacerse aparecer una cantidad suficiente con nombres y apellidos de oficiales
golpistas con suficiente mando real;
como una cantidad de efectivos, mandos medios y tropa, también suficientes, involucrados.
Rodríguez y Cabello, como jefes del PSUV; sin nada que ver con instancia oficial alguna; incluso agarrando fuera de base, encallejonando, a Maduro y Rodríguez Torres; y hasta a la fiscal Ortega. Fueron quienes montaron el show del magnicidio; luego de haber empujado a Maduro a provocar la paralización del diálogo. Y del papelón que Jaua hizo en Isla de Pascua; cuando UNASUR volvió a pedirle pruebas concretas sobre el supuesto golpe que por segunda vez a nombre del gobierno solicitaba que se condenara. Recuérdese que la declaración que en esa ocasión produjo ese organismo multilateral; pese a que en él están todos los aliados y socios del “Alba” y MERCOSUR; fue todavía más ambigua, menos alineada y más presionante para el gobierno d Maduro, que la primera de la reunión de febrero en Santiago. A pesar de que para ese entonces se manejaba lo del supuesto golpe encabezado por los tres generales de la FAV, según, “investigados”; del que terminó siendo tan cuesta arriba insistir, que luego de algunas semanas de intensa manipulación mediática, simplemente se dejó de mencionar. Hasta el punto de que, según, los referidos oficiales hoy ni siquiera son “investigados”.
Recién iniciado el
show de Rodríguez y Cabello; con la cómica, aunque solo otra ralla, que
forzaron a hacer a la Fiscal Ortega, en relación a la procedencia y obtención
de las supuestas pruebas del magnicidio que en varias ruedas de prensa mostraron
al aire; en el chavismo mismo se dieron expresiones escepticismo y
desaprobación. El profesor Vladimir Acosta, uno de los mejores rostros
académicos mediáticos del chavismo, sin
relativismos, declaró que las supuestas pruebas no eran convincentes. Nadie en
el país cree realmente ese cuento chavista, tantas veces y tan mal contado del “magnicidio”. Y tampoco en los
chavismos. Aparentemente en este caso hasta menos; quizás por el desprestigio y
rechazo generales de que internamente
son objeto Rodríguez y Cabello; que son quienes lo manipulan. Tanto, lo que por
lo visto habría puesto punto final al tema; que Freddy Bernal, también miembro
de la dirección nacional del PSUV y diputado a la AN, en el programa de José
Vicente Rangel, sin relativismos señaló que no había pruebas concretas para
acusar a Machado de magnicidio. Evidentemente desmintiendo y deslindándose, a los dos
miembros de dirección nacional chavista; internamente identificados como
cabezas de “la derecha endógena”. Rodríguez y Cabello, como jefes del PSUV; sin nada que ver con instancia oficial alguna; incluso agarrando fuera de base, encallejonando, a Maduro y Rodríguez Torres; y hasta a la fiscal Ortega. Fueron quienes montaron el show del magnicidio; luego de haber empujado a Maduro a provocar la paralización del diálogo. Y del papelón que Jaua hizo en Isla de Pascua; cuando UNASUR volvió a pedirle pruebas concretas sobre el supuesto golpe que por segunda vez a nombre del gobierno solicitaba que se condenara. Recuérdese que la declaración que en esa ocasión produjo ese organismo multilateral; pese a que en él están todos los aliados y socios del “Alba” y MERCOSUR; fue todavía más ambigua, menos alineada y más presionante para el gobierno d Maduro, que la primera de la reunión de febrero en Santiago. A pesar de que para ese entonces se manejaba lo del supuesto golpe encabezado por los tres generales de la FAV, según, “investigados”; del que terminó siendo tan cuesta arriba insistir, que luego de algunas semanas de intensa manipulación mediática, simplemente se dejó de mencionar. Hasta el punto de que, según, los referidos oficiales hoy ni siquiera son “investigados”.
El rechazo interno, por lo visto, mayoritario, a jugar al oscuro montaje de Rodríguez y Cabello; con el notorio desentendimiento del SEBIN y el CICPC y el tímido involucramiento de Maduro y Rodríguez Torres; con respecto a las supuestas pruebas que ellos mostraron. Por lo visto la negativa a avalar, y a ser corresponsable, ni siquiera por omisión o silencio, de documentos forjados y siembra y fabricación de pruebas; al menos en este caso y aunque sea contra Machado; explicaría posiciones como las de Bernal; determinantes en este caso del freno a ese show malo Y explica que ahora, luego de meses la Fiscal Ortega, acusarla como jefa del magnicidio; y de citarla; la acusa, solo, es de instigación al desorden público, etcétera. No de magnicidio; con lo que éste último, se queda sin jefa.
Claro que de todas formas hay que acusarla; de algo. Aunque lo único que se le puede demostrar, aparte su uribismo, su aznarismo y su bushismo que no oculta; pero que hasta ahora no son delitos según el COPP; es de estar en campaña permanente desde ya para la presidenciales del 2019. Hay que seguir acusándola; primero, porque después de meses haciéndolo, tan inconsistente e inconvincentemente como en los anteriores montajes de magnicidios. Porque solo que este sea tan chimbo tan chimbo y tan sin taquilla mínima; tampoco puede sacarse de cartelera, así no más. Hay que seguir un poco y de alguna manera. Segundo, porque aun cuando en el postchavismo, ya sin “chavismo sin Chávez”, nada es, ni de lejos, como cuando él estaba. Ni previsiblemente, nada va a ser como se prevé en el Plan de la Patria. La “Misión Derecha” que él concibió, como estrategia de polarización a treinta o cuarenta años, hasta nuevo aviso, si sigue planteada. Sigue planteada la promoción en Venezuela de una derecha, identificada por él mismo desde el 2012 como “la trilogía del mal”; clave para poder aparecer como “la izquierda”; a pesar de lo fascistizante que en su mayoría son los chavismos cívico-militares; y de que los de verdadera izquierda son residuales y marginales. Pero sobre todo por la evidencia en que con su beligerancia antimadurista y su saboteo golpista; la misma “derecha endógena” se ha puesto a sí misma. Hasta el punto de que para el país es evidente que es el verdadero y primer enemigo del gobierno de Maduro. Mas y peor que cualquier sector puntofijista o de oposición.
Caracas 08.07.14.
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