Nada queda ya por definir
sobre el 8D. Lo que no será; lo que será. Lo que no significará; lo que significará.
El carácter real de la campaña. Los resultados. Todo está listo.
.-* El 8D despolarizado, no se optará entre
“el enchufado” y “el parásito”
El 8D, pese a los acoplados
intentos mediáticos de las cúpulas chavista y “amarilla”; no será un plebiscito.
Ni para decir “Maduro sí; Capriles nó”; ni a la inversa. Ni para decir, “si” o
“no” a uno o a otro. A pesar de todo, menos a nivel de las alcaldías que en el
de las concejalías; el 8D mostrará un país que no está optando por “el enchufado” o por “el
parásito”. Precisamente por la cuidadosamente administrada activación por el
CNE, de los algoritmos smartmáticos; no habrá polarización; a ninguno de los
dos niveles; sobre todo, en las votaciones por concejales; en las que el cruce,
la disidencia y el “por su propia cuenta”, serán lo dominante en las
votaciones; e inocultablemente, en los resultados. Para el chavismo, hoy, ya
solo madurismo, no habrá la “victoria perfecta”; las condiciones del país, no
dan sino para montar una medio o
semi-victoria. El 8D, no será el arranque de la precampaña presidencial del
2019.
Será al contrario, el rechazo
de la gente y de las bases mismas a los aparatos
partidista-empresarial-electorales, al autoritarismo y la manipulación de las
cúpulas; a su manipulación discrecional de los recursos del poder en función de
su preservación y consolidación. Esta campaña para los poderes locales, será un
evento nacional anti-polarización. La manifestación del predominio de la
subjetividad local, de la consciencia ciudadana; sobre lo cupular, lo central,
lo “nacional”; sobre lo mediático, lo crematístico y lo fáctico. Aunque básica,
será la expresión de la voluntad ciudadana de asumir, a nivel local, su
condición de sujeto real, concreto, de la política.
.-* No será un gran suceso ni habrá grandes
cambios
En este diciembre, como
tampoco fue en octubre, diciembre y abril, pasados; electoralmente la gente no
está discerniendo sobre supuestos “dos modelos”; entre “capitalismo” y
“socialismo”, ni, entre “democracia y
dictadura”. Tampoco, como se pretende en las cúpulas de “enchufados” y
“parásitos”; se está jugando el futuro del país; etcétera; ni está planteado
optar entre que el país “se hunda definitivamente” o “logre comenzar a salir
hacia el futuro”. Ni realmente estamos
optando entre el “mal gobierno” chavista, o madurista; y un posible “buen
gobierno”, justiciero o caprilista. En lo inmediato y en relación a las
estructuras actuales de Poder, al futuro previsible; el 8D no va cambiar nada;
no será definitivo en ningún aspecto de la vida nacional futura.
Va a significar, sí, la
expresión del fracaso de la estrategia de los factores de Poder, de
repartidizar la vida y la política nacionales. De la imposición de liderazgos
mediáticos “nacionales”; a la consciencia y la beligerancia ciudadanas. Y la
activación de la disposición de la gente a cuestionar y debatir la gestión
pública; al rechazo del autoritarismo y del mesianismo en cualquier variante,
civil, militarista, tecnocrático. Se va a evidenciar que en los venezolanos hay
capacidad y disposición a hacer un verdadero debate ciudadano, constituyente,
sobre lo público y la definición de políticas; sobre las relaciones de Poder.
Que, a pesar de la dispersión nacional, de la inexistencia de instancias de
ejercicio de la soberanía ciudadana; y de la manipulación polarizante, la gente
rechaza la banalización y manipulación mediática a la que desde cúpulas y
centros de Poder de todo signo y retórica; se reduce el discurso político y se
pretende reducir la política.
.-* Tres campañas en una
Propiamente para el 8D hay
tres campañas. Una, la formal; parroquial, municipal; despolarizada; de los
candidatos en general, sobre todo de los disidentes y por su propia cuenta, a
alcaldías y concejalías; mayormente como expresión del ejercicio y la consolidación
de los liderazgos locales. Esta, la, campaña, no aparece en los medios; solo
residual y mínimamente en las prensas y radios regionales y locales. Y, hay dos
nacionales. Ambas, notablemente la de Maduro, a pesar de la amenazante retórica
chavista del “Estado Comunal”; sin nada que ver con lo municipal ni parroquial.
Dos campañas, esas sí polarizantes, mediáticas; montadas en función de que se
constituyan en la plataforma precandidatural
de las elecciones presidenciales del 2019. Costosas y a todo dar, con
indisimulado apoyo de los factores de poder; éstas sí se ven. Son
mediáticamente omnipresentes en los
medios a todos los niveles, nacionales y regionales. Aunque ambas se soportan
en la misma línea de polarización dura; lo que las sintoniza; y aunque están
armadas sobre el mismo modelo de ejercicio y consolidación mesiánica del Poder;
tienen objetivos específicos, aunque similares, independientes entre sí.
.-* A cuatro manos, promoviendo una
derecha, hacia la polarización perfecta.
La campañas, de Maduro por una
parte; y por la otra, la de la llamada por el chavismo-madurismo, “Trilogia del
Mal”, de Capriles, López y Machado; se soportan en la misma línea, común, de
polarización dura. En la dirección de, a cuatro manos, imponerle al país, la
sería la polarización perfecta. La polarización entre una izquierda
representada en la cúpula chavista-madurista; y una derecha representada por la
“derecha amarilla”, por “la Trilogía del Mal”. Dentro del mismo chavismo, hay
la consciencia de que el madurismo no es tal izquierda; y de que su régimen
está controlado por la “derecha endógena”. Y, por otra parte, en el país no hay
una derecha concreta, real; aún cuando de haberla, previsiblemente PJ de
Capriles, VP de López y María Corina Machado, estarían en ella o en su
sintonía. De tal forma que, en concreto, la intensa confrontación de Maduro con “la Trilogía de
HC, LP y MCM”; sin sentido ni lógica política concreta en cuanto a la realidad
nacional; menos en el marco de una elecciones locales; falsa, inducida mediáticamente,
pero que domina la confrontación política actual; apunta a poner al país, en el
2016 y/o en el 2019,en la opción cerrada, entre la izquierda, o sea Maduro; y
la derecha, o sea Capriles, o López o Machado. La permanente confrontación
mediática; los ataques y amenazas de prisión de las cabezas del
chavismo-madurismo, contra ellos tres; son farsa pura; retórica mediática
exaltada para el consumo de la galería. O de las galerías. Aparte legalmente cuesta arriba y políticamente
costoso que resultaría actuar así contra
ellos; políticamente sería eliminar la clave de su estrategia de la
polarización perfecta; de convertir “la derecha amarilla”; en el enemigo
estratégico; la avanzada de la gran amenaza imperial contra el país. Y
además, desperdiciar su clara
disposición a ser parte de esa estrategia polarizante.
.-* Capriles, López y Machado; como Maduro; hacia la
precandidatura para el 2019
Pero más allá de lo anterior;
estas campañas nacionales polarizantes de Maduro por una parte; y de Capriles,
López y Machado, por la otra; tienen cada una sus direcciones independientes;
siempre sin nada que ver con las elecciones locales; con candidaturas a
alcaldías y concejalías que no son más que pretextos para las campañas
nacionales. Por un lado, con la, desaforada competencia de recorridos por todo
el país; y el exterior: la campaña es de ellos; particularmente de Capriles y
López; aunque también de Machado; buscan es resolver desde ya; entre ellos; y
en proyección, en la oposición y el antichavismo; la cuestión del precandidato para el 2019. Por el otro lado;
la de Maduro, aunque con la ventaja circunstancial de que por ahora no tiene
competencia; también va dirigida a consolidar e imponer su liderazgo; primero
internamente; y mas allá, nacionalmente.
A pesar de las muestras del
rechazo de la mayoría del país, tanto al chavismo-madurismo como al
puntofijismo-caprilismo; de que el 70% de los postulados locales no son ni del
GPP ni de la MUD. Ambas campañas nacionales se desarrollan según el modelo de,
“Chávez y… un solo gobierno…”; solo que ahora, es, con Maduro; y “con Capriles
y… un solo gobierno …” o con López o con Machado Y se desarrolla, intensa y
costosamente promovida; en la de aquel, con el
mismo abusivo y ventajista uso de los recursos del Estado; mediante las
cadenas, los “gobiernos de calles”; etcétera. Mientras que en las de éstos, con
la utilización evidentemente ventajista de grandes recursos financieros y
mediáticos; al menos cualitativamente equiparables a los de Maduro. Sin nada
que ver con la precaridad de las campañas de la mayoría de los candidatos.
.-* Habrán resultados creíbles y aceptables
por todos
Nadie en la oposición se ha
molestado en explicar cómo, incluso en el supuesto negado de que el CNE
contaran bien los votos; con lo que el chavismo no pasaría del 25 o 30%; cómo
los resultados del 8D constituirán la inflexión que se pretende; según,
terminal para el chavismo. El CNE es exactamente el mismo de hace cinco años;
el mismo de las elecciones de octubre y diciembre pasados. Peor, ahora tiene la
experiencia de la pifia del 14A; y tiene consciencia de hoy nadie en el país,
ni se come el cuento; ni pretende que nadie se lo coma; de que los resultados
tienen ni siquiera un mínimo de confiabilidad. Hoy hay la consciencia nacional
de que el CNE es un sistema para el fraude. Las votaciones van a ser procesadas
y los resultados armados, con la misma discrecionalidad de todos los procesos
desde el 2004. Solo que, en esta ocasión, administrando meticulosamente el
fraude; atendiendo a que lo determinante de la coyuntura, es, dentro de la
crisis nacional generalizada, la profunda crisis del chavismo y del madurismo.
O sea que, nada de “victoria perfecta.”; del 80% chavista del 16D. Quiere decir
que los resultados, hoy ya básicamente armados y cantados; de manera que sean
creíbles y aceptables por todo el mundo; van a responder, por una parte a que
las cúpulas de la oposición, al menos mayormente los asuman; por otra, que
también las bases chavista, los asuman. Y, además, que sean referencia para la
promoción y desarrollo de la polarización perfecta.
.-* Las “predicciones” del ex-rector Germán
Yépez.
El ex-rector del CNE, Germán
Yépez, historiador cuyo perfil profesional conocido, no tenía ni tiene que ver
con nada que se refiera a lo electoral. Pero que, nuevamente “está al bate”. En
declaraciones a los medios, (N24/30.09); caracterizó y mapeó los resultados del
próximo 8D. Primero, llamó la atención a la dirección chavista, sobre que estas
elecciones locales, no serían, no podían ser, plebiscitarias. Y daba sus
razones. Luego explicó, con una abstención de un 40% que el chavismo iba a ser
el ganador; aunque con menor votación en suma nacional; porque resultaría con
más alcaldías ganadas; avanzando su estimación de “unas 200”. Mientras que la oposición,
sería la perdedora; porque, a la inversa, aunque iba a totalizar nacionalmente
más votos; sumaría menos alcaldías; “sobre las 100”; entre las que estarían
algunas de las más importantes del país. Yépez, en su entrevista en “Panorama”,
no hizo referencia ninguna a en qué basaba sus predicciones.
.-* Nadie tiene realmente por qué tratar de
que se suspendan las elecciones del 8D
En lo previsible, las
elecciones del 8D van a realizarse. La acusación cruzada entre las cúpulas
chavista y de oposición, de que el otro quiere que no las haya; o sabotearlas;
“porque sabe que las va a perder”; forma parte de la farsa mediática
polarizante promovida a cuatro manos. Claro que el chavismo está consciente de
lo mínimo y condicionado clientelarmente que es el apoyo popular real que hoy
tiene. Y de que si se cuentan bien los votos no remonta el 25%. Pero también
sabe que con este CNE-smartmatic no hay ningún riesgo de perder; porque está
para eso. Con cualquier otro CNE, estando en capacidad, claro que pararía las elecciones.
De no tener esa garantía, no las hubiera convocado; las hubiera seguido
posponiendo como hizo cuanto le interesó. Y por su parte, la oposición, sabe lo
mismo; sabe también que este CNE nunca va a poner a perder al chavismo. Pero
igual sabe que éste está consciente de
que no hay condiciones para que en este diciembre “el árbitro” la arme la
tercera fase de la “victoria perfecta” que le programó Chávez a principios del
2012. Ambos, chavismo-madurismo y oposición, saben que los resultados están siendo
armados, mas o menos, como oficiosamente
los cantó el ex-rector Yépez.
.-* Mapeos de resultados para alcaldes y
para concejales no corresponderán
El mapeo del ex-rector Yépez
se contrae a los resultados para alcaldías. En las que, especialmente en las
grandes y medianas; la manipulación y el cuadre smartmático de las votaciones y
los resultados; es muy difícil de visualizar y controlar, en vivo, por la
gente. No se refiere a las votaciones
para concejales en las que los postulados numéricamente siete u ocho
veces los postulados a alcaldes; y la gente, a nivel parroquial puede hacer más
fácilmente, en vivo y tiempo real, el seguimiento de la correspondencia entre
la movilización de votantes identificables por cada candidato; y los votos que
finalmente se le computen a cada uno. La manipulación y el fraude en los
resultados en esto niveles, es inevitablemente visible. Lo que, por cierto,
tiene que ver, con la posposición chavista, de años, de sus elecciones
Producto de la cuidadosa
administración del fraude a que hoy está constreñido el gran elector,
CNE-smartmatic; nada plebiscitarios, ni que ver con la “victoria
perfecta”; sino, en tal caso, con un “mitad y mitad”; los resultados del 8D
se concretarán en dos mapeos diferentes y no correspondientes. Uno relativo a
las alcaldías; y el otro, de las concejalías. El primero, con una cierta
polarización, aceptable por la
oposición; y hasta “creible”. El segundo, menos o casi nada smartmatizado; sin
nada que ver con polarización alguna; y probablemente sin tendencias reales
identificables; con una distribución plana de los concejales electos.
.-* El desfase entre lo
político-institucional y lo socio-político; entre el Poder y la gente
Los resultados previsibles del
8D, contenidos en el doble mapeo referido; ya cantados por el ex-rector Yépez;
en conjunto, son la proyección de la real estructuración política actual del país. Caracterizada por
el desfase absoluto, terminante, entre lo político-institucional; entes, medios,
factores de poder fáctico, partidos; reflejado en el mapa de los alcaldes
electos; y lo socio-político, la gente, plasmado en el de los concejales
electos.
Dichos mapeos mostrarán la
falta de correspondencia entre las proyecciones locales de las estructuras
político-partidistas-empresariales nacionales y regionales; en que se origina
la mayoría de las candidaturas a alcalde; y la subjetividad local; y la gente.
Como es usual, previsiblemente, en la mayoría, de los municipios, el alcalde
electo; muchas veces un ”paracaidista” negociado, y financiado por alguna
franquicia candidatural; lo sea con una votación inferior, y hasta muy
inferior, a la suma de las votaciones de los candidatos perdedores. Lo que,
sobre la “fragmentación” de la votación y elección de concejales, resultará en
que el mapeo de la esas votaciones, no cuadre con el de para alcaldes.
Evidencia esto de la falta de correspondencia entre la real voluntad electoral
de la gente, y los funcionarios y representantes electos. Con lo que ello propicia:
gestiones personales y/o grupales; autoritarias; en función de sus intereses y
de los factores de poder que los promovieron; sin relación y hasta en contra
con los intereses de las comunidades; de su calidad de vida y su patrimonio y
memoria urbanos.
Caracas noviembre del
2013.
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