26 ago 2013

El verdadero sentido de la ofensiva anticorrupción de Maduro o Cabello y Carreño le juegan posición adelantada a Maduro




.-* Cabello y Carreño le juegan posición adelantada a Maduro
.-* Lo de López no es nada al lado de lo de Saragay
Ni siquiera Capriles puso su mano en el fuego; ni se la jugó completo, con Oscar López; aunque era su Director de Política en la gobernación de Miranda. Lo que hizo fue contratacar; una defensa, “la mejor”; pero no respuesta de fondo. No es imposible que las denuncias sobre el desconocido origen de las cantidades que López pagó; y cuyas facturas mostraron Cabello y Carreño en la AN; tengan soporte. Aunque ellas en sí mismas no son demostrativas de nada necesariamente delictual. Pero aparte la verdad de la denuncia, que no tiene que ver con lucha ninguna real contra la corrupción; sino con su manipulación política; es asquerosa y nada inteligente su  vinculación con aspectos específicos de la personalidad y la vida privada de López a pesar de que se trate de un  dirigente de PJ. Y de que ello tenga alguna incidencia en su rol político y en su partido. Pero, ¿Cabello y Carreño no recuerdan las señalamientos directos de Bernal contra Barreto, siendo éste alcalde; sobre aspectos, de su vida privada; según, más cuestionables que los que se le hacen a López?, Ni ¿recuerdan tampoco el escabroso caso, de sexo oscuro,  narcotráfico y asesinato de la embajadora venezolana en Kenia; del que está inculpado y aún preso en Nairobi, el primer secretario la embajada, Dwight Saragay diplomático venezolano, chavista? ¿Qué es al lado de este caso; precisamente siendo Maduro canciller; la promoción de reuniones de gay de que se acusa a López? Sobre el que la AN se ha negado a investigar. Porque, precisamente, lo más perverso  y menos inteligente del sucio montaje de Cabello y Carreño, con la vergonzosa anuencia de todos los diputados chavistas; es que la descalificación política que tratan de inducir, de López directamente; pero concretamente  de  Capriles y PJ; es que, según, es, o son, gay. Realmente por eso y no por la que  derivaría de la corrupción que indiciarían  las facturas mostradas. Cuando, por lo demás, ¿No es declarada y estridentemente gay Ricky Martín, con quién Maduro acababa de tener, siendo el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, un quizás demasiado simpático, intercambio de banderas, sonrisas e invitaciones?.
.-* La emergencia anticorrupción de Maduro es hacia dentro del chavismo mismo
Pero lo peor es que el sentido real de la estridente arremetida de Cabello y Carreño no es  ir contra Capriles ni llevarlo otra vez preso; ni sacarlo del juego. Ni sacar del juego a PJ; a la “derecha amarilla”. Los jefes parlamentarios bolivarianos están, maniobrando dentro de la estrategia general chavista, es jugándole posición adelantada, precisamente, ¡a Maduro!. Pues, ¿hacia donde va, realmente, la guerra a muerte de Maduro contra la corrupción?. Por partes, se irá viendo cada vez más claramente. Pero es notorio que no es contra la corrupción de la oposición; no centralmente, ni siquiera significativamente; habida cuenta de  la escala de  extrema emergencia nacional en que la plantea; y la trama política en que se da. Hasta declarar emergencia nacional, pedir una habilitante y  convocar de urgencia, tercera vez, un Consejo de Estado. Es claro que, aunque se la menciona, el objetivo no es la corrupción de la que Cabello y Carreño acusan a Capriles y PJ; aunque por obviedad político-electoral tiene que ser metida dentro del paquete. La ofensiva anticorrupción de Maduro, por encima de todo, es interna, contra la corrupción chavista; contra la corrupción cívico-militar bolivariana. Específicamente contra un sector de ella  De entrada, siendo metastásica; es uno de los factores determinantes de la parálisis y el deterioro generalizados del país; del fracaso de todas las políticas y planes chavistas Y que él y quienes tiene detrás, saben, aun  cuanto muchos de su misma gente estén involucrados; que desatada como está, se los tragará en el corto plazo; que ya se los está tragando. Quiere decir que, en primera instancia, combatir la corrupción al menos controlarla como hacía Chávez, ciertamente que es cuestión de sobrevivencia política. Sin embargo, lo verdaderamente determinante: porque tal emergencia contra la corrupción es el escenario óptimo para liquidar cualquier posibilidad de insurgencia interna, aunque hoy está en ciernes; contra su ejercicio actual del poder. Poder recibido de Chávez, en condición de heredero civil por adopción; pero sin la “legitimidad bolivariana” militar, de quienes, realmente o según las leyendas, si habrían estado, y, según, si  se las habrían jugado con él el 4F.
.-* Cabello “juega posición adelantada”:sabe que está entre los primeros de cualquier lista
Cabello, como Carreño y todo el país sabe, que cualquier acto anticorrupción, con el propósito real que sea; aunque sea dirigido a pulso hacia un sector o área específicos de la corrupción cívico-militar chavista; para ni siquiera a eliminarla, sino para controlarla; lo toca; o le llega muy cerca. Como toca a muchos de los altos mandos cívico-militares chavistas que la manejan a discreción; y hasta a través de redes casi públicas; como lo mostró la reláfica del G2-Mario Silva; y antes, las de Aponte Aponte y Velázquez Alvaray. Y, alucinantemente, el más reciente y actual  caso de Bandes. Ante lo que, los jefes parlamentarios chavistas pican adelante, juegan posición adelantada. Asumen el  radicalismo más exaltado  y extremo en la confrontación con “la derecha amarilla”, “fascista”; aparte de hasta qué punto lo sea; personificada en Primero Justicia y sus aliados; en Capriles, su  figura principal; y en su entorno más cercano, de su comando político y la gobernación. ¡Claro!, a los campeones de “la lucha de clases contra la derecha” que, según, enfrentan a fondo a los agentes del imperialismo, a los enemigos de la revolución y los magnicidas; a esos gladiadores revolucionarios del chavismo; someterlos aunque sea investigarlos dentro de la guerra anticorrupción de Maduro; sería, abiertamente ”hacerle el juego al enemigo”; caer en su trampa.
.-* Un montaje tan inconsistente; que la Fiscal se deslindó
Cabello y Carreño, en contenido y forma, se salieron del marco de una denuncia política consistente sobre un  caso real o manipulado de corrupción administrativa como tal. Primero, que aparte de no demostrar la corrupción administrativa en sí; como de alguna forma tendría que ser; que, en tal caso, sería microscópica en relación a las dimensiones siderales, a las que llegan las muchísimas corrupciones cívico-militares chavistas. Segundo, que lo estridente de la denuncia, referida a las reuniones de gay que, según, hacia López, si ciertamente es una referencia que pone en cuestión la calidad ético-política de PJ y el entorno de Capriles; ni siquiera dimensionándola como han pretendido como “tráfico, corrupción, red de prostitución”, etcétera; tiene el peso político-institucional que han querido darle. Tanto es así, que la Fiscal Ortega Díaz, evidentemente tomando distancia, deslindándose abiertamente; aclaró que la Fiscalía no estaba investigando ninguna denuncia administrativa contra López; y, obviamente, menos, sobre su vida privada.
.-* Cabello el último comacate, para poner en evidencia a Maduro
Vale considerar que esta maniobra de “jugarle posición adelantada” a Maduro; Cabello y Carreño la ejecutan al más alto y estridente decibelato; precisamente para forzar a Maduro a alinearse con ellos en su supuesta confrontación con “la corrupción y el fascismo”; es la tercera ocasión en que Diosdado Cabello en concreto  y aparte con cual propósito,  compulsivamente pone en evidencia y a “brincar o encaramarse” a Maduro. La tercera, sí. La primera, cuando el supuesto, imposible, ”emergente”, Yendri Sánchez, lo “…hubiera podido matar…”, en el acto de su juramentación en la AN. Y la segunda, cuando, a sabiendas de que el gobierno nacional había sido oficialmente notificado; armó una estridencia pseudorevolucionaria provocando la crisis diplomática que hubo con el presidente Santos por haber recibido a Capriles; siendo empujado a radicalizarse ridícula e irresponsablemente, como Cabello quería. Tómese en cuenta que el único o casi, “comacate” del 4F que con el gobierno de Maduro, está quedando en pié, con algún poder, cada vez menos ciertramente; y en salsa ante su “guerra sin cuartel contra la corrupción”, es, precisamente él: Diosdado Cabello.
.-*Las maniobras “matrioskas” internas chavistas; una dentro de otra, dentro de otra…     
Como las “matrioskas ”. El juego entre Cabello y Maduro en la dinámica intercontextual  entre lo  interno  y lo externo chavistas; está armado como las  muñecas rusas: un montaje dentro de otro montaje, dentro de otro montaje; y así. El Montaje de Cabello y Carreño contra Capriles en la AN, está dentro del montaje de cubrirse jugándole posición adelantada a Maduro; cuyo montaje de “lucha a muerte” anticorrupción; está dentro del de crear el contexto para terminar de sacar definitivamente del poder los 4-febreristas, Que, digamos, finalmente, está dentro del montaje de “confrontar la derecha amarilla”’, precisamente para todo lo contrario de lo que  se declara: para promoverla e inducir su consolidación, como uno de los dos polos políticos nacionales; y consolidar el chavismo como el otros polo, de  izquierda y él como su líder.
.-* Desde el siglo XIX en Venezuela nunca ha habido una derecha
En Venezuela desde la Independencia y la Federación, nunca se conformó una derecha propiamente. Ni siquiera a mediados del siglo XX cuando, entre Medina y Gallegos, con la UNE y COPEI, se dio el intento más serio. Aunque en varios  momentos ha habido gestos de constituir alguna forma de centro-derecha. Realmente el intento que más ha apuntado en esa dirección, emparentado políticamente con Proyecto Venezuela de Salas; es precisamente Primero Justicia; con un discurso ambiguo; aunque con ejecutorias políticas y posiciones coherentes con  una visión de “centro derecha”. Su desarrollo y proyección político-partidista, electoral, ha sido muy circunstanciado y pragmático y, hasta “populista”.  Pragmáticamente el ”Comando Tricolor” que se formó y apoyó en las primarias de febrero del 2012; en confrontación con el frente  socialdemócrata-puntofijsta;  constitutiva y retóricamente, expresamente se asumía como de ”centro izquierda. Capriles llegó a identificarse en ese proceso de las primarias, como centroizquierdista. Para luego, su discurso electoral fue y desde entonces ha sido, el derechizante, de negar como “superada” la categorización de izquierdas y derechas.
Pero  si la cúpula y sus cuadros de dirección de PJ ciertamente son identificables como de centroderecha; sus bases político-electorales, aunque mayormente de sectores medios-medios, son socio-político-culturalmente, igual o la misma que la de los demás partidos no-chavistas; incluso con igual perfil socioeconómico  que el de buena parte del chavismo. Quiere decir que si la  cúpula de PJ es realmente de centro derecha, sus bases político-electorales, no lo son; no pudiendo serlo, entonces, tampoco  sus políticas y gestión gubernamentales  concretas. Siendo, con alguna excepción, su liderazgo, incluido el de Capriles, básica y determinantemente mediáticos, circunstanciales.
.-* El chavismo y PJ, por la conformación a cuatro manos de “la derecha amarilla”
El chavismo promueve la idea de que confronta a la derecha amarilla, al fascismo amarillo; justificando con ello de paso toda su práctica autoritaria, regresiva; verdaderamente fascistizante. Y aunque en su retórica y gestión concretas, hace deslindes y hasta se muestra interlocutorio y dialogal, con sectores  oposicionistas y no-oficialistas, a los  que diferencia; su política, realmente la única, la real, en función de mantenerse en el Poder; es la confrontación retórica y mediática, permanente, específicamente contra PJ y VP principalmente; y contra personalidades como María Corina Machado. A quienes muestra y ataca,  como si realmente fueran  la conformación básica, dirección y  expresión concreta principal  y determinante de la oposición. El acoso y la permanente admonición  centrados en Mardo y  Capriles, en PJ, en Oscar López, y VP de Leopoldo López; además de en Machado; haría pensar que está atacando al alto mando y al más alto liderazgo de la oposición; que por su parte homogénea y mayoritariamente los tendría como tales. Política chavista a la que, notoriamente  éstos, Capriles, PJ, López, VP, Machado; hacen el juego; actuando, con si realmente ellos  fueran la dirección y el liderazgo nacional histórico, indiscutibles; los llamados, a derrotar al chavismo, sacarlo del Poder; y reconstruir al país.
.-* Sin bases ni perspectiva para una centroderecha en Venezuela
Pero en el antichavismo, incluso en la oposición que se retrata en la MUD, y hasta en la que ésta no deja hacerlo; hay liderazgos con mucho mas pegada y alcance y bases sociales reales; aparte los cuestionamientos que se les pueda hacer, que los de Mardo,  Machado,  Borges, López; que son objeto de una permanente, dudosa, repetitiva y vacía proyección mediática. Incluso el liderazgo de Capriles, básicamente circunstanciado y mediático; en alcance y potencial no es más consistente  que el del gobernador Falcón aunque éste no ha sido candidato nacional. Sin embargo, esos líderes, en su mayoría no promovidos y hasta silenciados mediáticamente, muchos de centroizquierda y de izquierda; bastantes venidos de la izquierda de los 60 y 70, que habiendo pasado por el chavismo, tienen más llegada e impacto en su subjetividad; éste no los tiene en su mira; en tal caso, los toca solo de soslayo.
Al polarizantemente poner en la mira al liderazgo de PJ y VP, acosándolos, sobre todo mediáticamente con el discurso de que enfrenta y le toca es derrotar a la “derecha amarilla”, “a la derecha fascista”; en contra de lo que parece y el discurso, busca es exactamente todo lo contrario: promoverla; darle una dimensión que no tiene. Su verdadero propósito, a-histórico e inviable por lo demás; es ayudar a que se forme hoy en Venezuela, una derecha.                           
.-* Maduro, presidente legitimado incluso por Capriles; estabilizado y manejando la crisis
A cuatro meses cumplidos desde el 14A; lo que entonces sucedió y lo que no; incluso la significación y el alcance  de ambos, en la subjetividad nacional, ya son crónica; son historia. A nadie en Venezuela le dice ya nada que Capriles anuncie que con las decisiones de TSJ en relación a su demanda, ahora se va a la ONU, etcétera. Por “ilegítimo” y “enchufado”; que sea; Maduro hoy es el Presidente de la República. Lo fue desde el principio para la Comunidad Internacional; y con el tiempo ha venido llegando a serlo también, y lo es, para la comunidad nacional. De hecho y hasta de derecho para la misma oposición. Incoherente, y, oportunistamente; ir, sin más y con la mayor promoción de expectativas, a las elecciones del 8D, bajo la misma rectoría y el arbitraje del CNE; que contó los votos trampeados del 14A a partir de los que lo proclamó presidente; es, dígase lo que se diga, admitir la legitimidad de Maduro. Sin ir más allá, y no es un detalle, aceptar su reto para un debate nacional como la oposición ha declarado  aceptándolo; aunque finalmente no se  haya concretado porque arrugó; es reconocerlo como interlocutor legítimo.
Más allá de lo anterior; Maduro y el equipo de gobierno; el ”comando político cívico-militar de la revolución” que gobierna; no han resuelto de fondo ni avanzado realmente en la solución de ninguno de los problemas nacionales estructurales. Ni lo harán; ni siquiera intentarlo es posible sin reorientaciones y cambios bien marcados, radicales; y sobre todo, sin la aceptación expresa de que “el proceso”, no solo terminó; sino que nunca llegó a ser ni tuvo perspectiva de serlo; ni siquiera en vida de Chávez. A quién precisamente, la muerte salvó de vivir su inevitable “entrar en barrena”, siendo él mismo arrastrado con el país al caos inercial en que estamos. A menos de seis meses de su desaparición;  todo el andamiaje montado por él, burocrático y de operación de los instrumentos y recursos de poder; está teniendo que ser totalmente desmantelado;  de entrada por razones de sobrevivencia política de su heredero comando cívico-militar. Hasta su retórica estridente va siendo maldisimuladamente cambiada. Sin embargo y sin expectativa de resolverla, han logrado manejar la crisis nacional; surfearla. A fuerza de expansión del gasto, devaluación, endeudamiento y desnacionalización de la seguridad alimentaria; etcétera; han logrado  ralentizar y contener su dinámica expansiva inmediata hacia el colapso total. Con un cambio radical en cuanto a sus relaciones e interlocución con el sector privado, con “el capitalismo”, con “la derecha”; con “el Imperio” y con los sectores medios de la sociedad. A pesar de las incoherencias y contradicciones entre gestión concreta y retórica; y de lo que algún sector gubernamental partidista “radical” promueve, con respecto a lo que promueve otro, según “conciliador”.
.-*Para unificar el mando a Maduro solo le falta salir de Diosdado Cabello y de Rafael Ramírez
A la muerte de Chávez, la prioridad para las cúpulas chavistas fue lograr alguna coherencia y continuidad del régimen; entonces  sin él; y ser legitimado electoralmente. Logrado ello aunque precariamente y estabilizado el nuevo chavismo; la prioridad, de sus cúpulas, del comando cívico-militar; por encima de todo y a toda costa; aunque parezca diferente, pasó a ser, y hoy es, el control interno del chavismo y del poder. Ya estabilizado en el poder y con un manejo básicamente coherente y eficiente de la crisis; aunque sin perspectivas de resolverla; por encima de cualquier problema nacional; de la confrontación con la mejicanizada e inconsistente oposición; y de cualquier coyuntura internacional; la prioridad absoluta de Maduro y el comando cívico-militar chavista, es resolver la cuestión interna, del chavismo y del gobierno. Prioridad en dos planos interdeterminados; a lo interno, en el del chavismo como movimiento, imponer a la mayoría el reconocimiento de su mando único homogenizado; y en el del gobierno terminar de  someter a los compartimientos de poder que Chávez dejó, civiles y militares, centrales y regionales o sectoriales;  a un solo y  único nivel de decisiones y a una sola política. Logrado como ha, el desplazamiento del gobierno de los principales y permanentes  operadores históricos de Chávez; y el descabezamiento y pase a retiro de la casi totalidad del generalato del 4F. Solo quedan por resolver dos de sus mas útiles operadores, por razones diferentes, mas difíciles que los demás: Rafael Ramírez y Diosdado Cabello.       
.-* Sin motivos reales para la confrontación de fondo con la oposición
Regresando finalmente a los montajes “matrioska” de Cabello y Carreño; y de Maduro; según, contra la corrupción de la “derecha amarilla” Con la “victoria solo medio perfecta” asegurada por el CNE: que ya tiene los cómputos del 8D. El cuadro político actual de relaciones del gobierno de Maduro y su equipo, internas en el chavismo, con el país en general y concretamente con la oposición; muestra que no tiene ni motivo ni razón ni necesidad políticas concretas; ni mucho menos sentido alguno; promover confrontaciones ni conflictos intensos, desestabilizadores; ni con la oposición en general ni con un sector concreto de ella. Ni siquiera con Capriles ni con “la derecha amarilla”, “la derecha fascista”. No son la prioridad. El propósito esencial de esos montajes, aparte de los colaterales hacia lo interno del chavismo, de cada uno, es promover que en Venezuela haya una derecha; para el chavismo ser definitivamente “la izquierda”         
Caracas 24.08.13



    
            

14 ago 2013

NOTAS DEL 8o DiA 1.- Vicealmirante Huizi Clavier:Lo que "A Maduro le tocó..."



.-* Maduro se “deslastró” de los militares del 4F
La importante entrevista de Sofía Neder al vicealmirante Rafael Huizi Clavier, del Frente Institucional Militar, (EN 11.08.13), periodísticamente se promocionó en sus referencias a la corrupción en las FANB y a la cuestión fronteriza; enmarcadas en su sobria visión crítica general de la situación militar actual. Pero en sus respuestas a Neder, Huizi, sin énfasis y solo como referencias, hace afirmaciones de gran alcance y significación políticas; concretamente en relación a los mandos y al poder militares internos; que, según, hoy están  configurados muy diferentes a como cuando Chávez; y a como los dejó a su muerte.
A una pregunta de la periodista sobre “el cambio generacional en la FANB”, el vicealmirante respondió: “A Maduro le tocó deslastrarse de los militares del 4F y dejar ese tejido limpio Muchos estaban señalados de estar incursos en el narcotráfico con antecedentes de corrupción. Los militares que emergieron, en su mayoría, vienen haciendo su carrera con méritos”.       
.-* Un 5 de julio no rutinario
De entrada, lo importante de la afirmación de Huizi, mas que autorizada por lo demás, es que da base a la percepción que algunos tuvimos, de que el 5 de julio en la FANB sucedió algo bien determinante; nuevo, nada rutinario; mucho más allá de los anuales previstos ascensos, pases a retiro y nombramientos militares.  Por una parte, y en lo institucional, los candidatos a que más fuerte se apostaba como posibles ministro de la defensa, fueron pasados a retiro; aunque luego fueron a otros destinos de la burocracia chavista; pero sin nada que ver con lo militar. Quedaron solo Meléndez y Rodríguez Torres; ella en el despacho y él en el MIJ; dos del generalato chavista, que si también se les mencionaba en las enumeraciones más amplias de posibles ministro; no estaban entre “los favoritos”. Vale destacar, en concordancia con la apreciación de Huizi Clavier, que la ministro Meléndez, no participó el 4F; ni el 27N en el golpe, de su fuerza, la Armada; jefatureados por Gruber Odreman y Cabrera Aguirre; que al contrario, entonces ella enfrentó activamente a los golpistas. Además, que entre los más destacados altos oficiales retirados no-chavistas,  se le reconoce competencia y  haber hecho “su carrera con méritos”, (Huizi dixit).
.-*El hecho de poder, mas importante desde el 2002
La primera consideración que hago en esta nota; sin entrar en el tema; es que Maduro, como tal, no tenía entonces, ni tiene ahora, poder propio para liquidar de una vez, como hizo, a todo el generalato, básicamente del 4F, como señala el vicealmirante, mediante el que Chávez ejercía su control y manejo de la FANB. Sobre todo, porque el poder institucional, y el poder político de que dispone, siendo presidente por designación; y además, electo por carambola y fraudulentamente; sin base propia; no dan como para equipararse ni confrontar a ninguno de los cuatro o cinco generales que, antes en nombre de Chávez; pero luego  en el suyo propio; tenían “mando de tropa”; poder de fuego real. Además de que, todos, “de quién a quién” aspiraban y ambicionaban por igual. Y que sin embargo, “Maduro”, sin más, los pasó a retiro. Cómo, sobre qué bases y con el uso de cuál poder fáctico lo hizo; no es tema de esta nota. Pero sí vale destacar que desde el punto de vista de las relaciones fácticas de poder; es el hecho más importante, de más alcance y trascendencia, que se ha producido en la política nacional, dentro del régimen chavista, desde la postración y muerte de Chávez. Pero incluso  hasta desde  más allá, desde  el 2002.
.-* No hubo ni hay “Chavismo sin Chávez ”
Pero lo que motiva este comentario, aunque a partir de lo anterior, se refiere más específicamente a la dinámica política actual. Concretamente a lo que, ya antes reiteradamente planteé, la imposibilidad de que hubiera alguna variante de “chavismo sin Chávez”. La liquidación, haya sido como haya sido, del generalato del 4F, no es más que un aspecto; de gran alcance cierto; pero uno más; en el desmontaje de la estructura y el cuadro de gestión y ejercicio del poder montados por el propio Chávez; y que quedó al desaparecer. De la burocracia, los impulsos y prácticas ejecutivos, y del discurso chavista, de Chávez, hoy no queda prácticamente nada. Mismo desde que Maduro asumió como vicepresidente encargado de la Presidencia, se evidenció un manejo gubernamental diferente; notoriamente con otros protagonismos; enmarcado en actitudes más abiertas, menos confrontacionales; que a pesar de la retórica de la “continuidad” y la “radicalización de la revolución”; a pesar del “Chávez vive la lucha sigue”; indujeron con base, a pensar en que se trataba de que se estaba dando alguna forma de racionalización de la política oficial; nueva; negada durante todo “el proceso”.
.-* Desmontando el modelo chavista
Luego del 14A, ya presidente, lo que parecía un manejo circunstancial, atribuible a la transición y lo imprevisto de la situación sobrevenida entonces; se convirtió, si no en una política, sí en una serie concatenada de decisiones por las que fueron, y siguen siendo sacados del escenario gubernamental, uno a uno todos los mas permanentes y conspicuos “hombres de Chávez”; los mas fijos. Ministros, presidentes, directores y jefes de entes gubernamentales, en todas las áreas y niveles de ejercicio, decenas, fueron en su mayoría sacados de la burocracia; y algunos, los menos, enrocados. La confrontación, “anticapitalista”, “antimperialista”, y hasta la “antiamericana”, se ensordinó; junto a avanzar abiertamente en la diplomacia del restablecimiento de relaciones, intercambios y hasta posibles colaboraciones; con los que hasta solo semanas atrás, todavía vivo Chávez, eran el diablo; eran “el enemigo”, “la derecha”; según, siempre amenazante, desestabilizador, magnicida; siempre arqueado, tenso  a punto, esperando el momento propicio para saltar sobre la revolución; sobre el petróleo. Internamente, el gobierno de Maduro, se abrió hacia el sector privado; sistemática y ritualmente anatematizado por Chávez; en todas las áreas, obvia, y hasta declaradamente, en función de poner a funcionar al país; sacarlo del entrabamiento básico en que fue metido por él y sus hombres. Inevitablemente, aunque sin declararlo, posponiendo, o renunciando, al delirio chavista de implantar, el Capitalismo de Estado, rentista-petrolero; a lo que se contrae en definitiva el “Estado Comunal” socialista. “Estado Comunal”, del que si bien  sigue la retórica; y la aprobación y reforma inerciales de leyes para su supuesta implantación; en el mismo seno del chavismo, hay consciencia de su inviabilidad.
.-* Ahora sigue, la lucha sin cuartel contra la corrupción
Al desplazamiento de los mas leales conserjes y “ordenanzas” burocráticos, de Chávez, el ensordinamiento de la retórica pseudo-revolucionaria, y la implementación de una nueva diplomacia, pragmática, con la “contrarevolución” mundial; se suma ahora, con su discurso más exaltado y hasta pidiendo una ley habilitante, una supuesta ofensiva radical y sin cuartel “contra la corrupción”. Que, por lo demás, ya habría comenzado, aunque inicialmente acusando y haciendo presos, operadores de tercer o cuarto nivel de las poderosas mafias de macro-corrupción cívico-militar chavista. Aún tratándose de directivos; una acción insignificante, en relación a la dimensión y alcance de la corrupción nacional; verdaderamente metastásica. Que sin embargo, a corto plazo, hasta por la misma presión y confrontación internas, tendrá que apuntar hacia arriba; hacia sus medios y  mas altos niveles, mandos y jefaturas, cívico-militares. Hacia “los peces gordos”.
Una lucha contra la corrupción, “sin cuartel”, como Maduro la declara; que, aparte de que en ella involucre, manipulada, y hasta pretextualmente,  a la oposición; es claro que va, tiene que ir, dirigida axialmente hacia esos, o hacia algunos de esos peces gordos, altos mandos y jefaturas cívico-militares chavistas. Ello, aparte de cuál sea la  proporción entre el propósito real de limpiar o adecentar el chavismo; y su uso como instrumento de lucha interna para  despejar la ruta hacia convertirse y  consolidarse como una nueva jefatura.
.-* Imposible que Maduro no sepa, que hoy cualquier corrupción en Venezuela está asociada al chavismo
Las limitaciones personales de Maduro; en unos planos las mismas que las de Chávez; en otros, incomparablemente mayores; sin embargo no son como para suponer que no tiene idea de lo que significa su declaración de guerra a muerte contra la corrupción. Que tal guerra a muerte, es, contra el alto mando, activo en reserva y  en retiro, del chavismo. Lo tiene que saber; y tiene que saber en qué se está metiendo. Tiene que saber que, recopilando, solo algunos, de los miles de expedientes de la corrupción chavista; PDVAL, Antonini Wilson, Fernández Barrueco, Illaramendi, Bandes, Velazquez Alvaray, Aponte Aponte, G2-Mario Silva, del fiscal Danilo Anderson, de las mafias de la cabilla y las empresas básicas, del asesinato de la embajadora en Kenya; etcétera; centenares de convenios y contrataciones milimillonarias;  etcétera, etcétera; se tiene el mapa en alto relieve detallado de la corrupción chavista; de la alta burocracia cívico-militar chavista. Mapa interminable, en cuyos paralelos y medianos cartográficos, hoy por hoy, luego de quince años de ejercicio absoluto del poder; inevitablemente, tiene que insertarse cualquier plan, iniciativa o pretensión de tráfico, lavado, intermediación, fraude, que sea; de y para lo que sea y de quién sea; que tenga que ver con Venezuela. Maduro, tiene que saber, que, sin relativismos,  la corrupción hoy en Venezuela es omnipresentemente chavista; que, sin alternativa, es manejada por el chavismo. Obviamente, incluso la corrupción de la oposición o de sectores parte de ella y sus asociados.
.-*Descartes, premisas y conclusiones; ahora, el madurismo
Creo que hay que descartar, primero, que se trata de que Maduro no sabe en qué se está metiendo; segundo, que lo que pretende es cargar sobre la oposición su ofensiva anticorrupción; y, tercero, que su problema sea sanear, ética y moralmente, un chavismo, que por obra y gracia de Chávez, es medularmente corrupto. Nada de eso. Toca es partir de la premisa de que la declaración de guerra a muerte contra la corrupción, responde a una estrategia de poder; enmarcada en la situación interna del chavismo. Aparte de quién la concibió y diseñó; en función de él y su gente, convertirse en el mando concreto real del chavismo actual.
Y sobre tales descartes y premisa; y en la dirección de esta reflexión a partir de lo dicho por el vicealmirante Huizi Clavier a su entrevistadora Sofía Neder; inevitablemente, y hasta nuevo aviso; hay que concluir: uno, que liquidado el chavismo en forma y contenido concretos, no hubo, hay ni puede haber, “chavismo sin Chávez”; dos, que la “lucha frontal contra la corrupción”, en su parte determinante, es interna, dentro del chavismo; del sector que al menos formalmente lideriza Maduro, contra otros y por su eliminación; tres, que si él, y él y  los factores de poder en que se apoya,  tuvo con qué, “limpiar”, (Huizi dixit), los altos mandos militares, liquidando al generalato del 4F que tenían el mayor poder interno; pues tendrá con qué “limpiar”, con qué purgar políticamente a la cúpula burocrática chavista actual. Y, cuatro, que en tal contexto, de lo que se trata ahora, es del MADURISMO sin Chávez.          

     
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7 ago 2013

CONSTITUYENTE,NÓ: UN PROCESO CIUDADANO CONSTITUYENTE




 
.-*Ni cambiando el gobierno ni con otra constituyente
Cada vez, significativamente, se habla más de la necesidad de “convocar una constituyente”. Aunque principalmente en la oposición; también dentro del chavismo; que siempre ha rechazado la idea; la rechaza; y siempre bloqueó terminantemente iniciativas que en esa dirección en varias ocasiones y áreas se han impulsado desde sus mismas bases. Aparte las motivaciones e intereses concretos de esos sectores; de sus expectativas y en relación a su viabilidad concreta en el contexto actual de control chavista, mediante el CNE, de cualquier proceso de votación; que el tema esté en la agenda política, hasta en la de las altas cúpulas y figuras de la oposición, es demostrativo de que existe la consciencia de que la crisis nacional es compleja y profunda; de que no se solucionará con un simple cambio de gobierno o régimen. De que no va a ser, o sería, suficiente con la eventual salida del chavismo del poder. 
La crisis nacional, estructural, profunda, ciertamente no se resuelve con un simple cambio de gobierno; con la eventual sustitución de este mal gobierno, por otro, según, “bueno”; como el que han ofrecido la MUD y Capriles sería el que harían. Pero tampoco, con una Constituyente como las más de treinta que hemos tenido, incluidas las dos últimas de 1961 y 1999. Pues cabe preguntarse, sobre qué sería lo que se quitaría de la constitución actual;  y sobre qué, lo que se pondría en la nueva o reformada; resultado de dicha Constituyente que promueven sectores de la oposición; que por sí mismo, por ya no estar, y, por ahora sí estar en el nuevo texto; sería clave para que el país avanzara hacia salir de la crisis en que estamos y se profundiza inercialmente, hace ya tres largas décadas. Ni “la institucionalidad” consagrada en la constitución del 61; ni la de la del 99; como ninguna de las anteriores; sirvieron para impedir las variantes de autoritarismo y las perversiones del ejercicio del poder; el desconocimiento y la manipulación de sus contenidos; que durante sus cincuenta años de vigencia se acumularon; sin nada que las impidiera.
.-* Para ir hacia la soberanía ciudadana frente al Poder
Pues la verdadera cuestión de fondo, estructural, de la crisis nacional; histórica; la de la soberanía ciudadana concreta, real, frente al poder; que dicha “soberanía”  es inexistente; y es solo constitucionalmente declarativa; nunca se planteó en su verdadera dimensión en ninguna de las constituyentes que en doscientos años hemos tenido y que produjeron sus respectivas constituciones. La idea de que “La soberanía reside en el Pueblo quien…”; que ha estado en todos nuestros textos constitucionales; no  ha pasado de ser una retórica cómica; ni ahora, menos, con la novísima de que la democracia venezolana es “participativa y protagónica”. Aunque, en honor a la verdad; ni aquí en Venezuela ni en ninguna parte del mundo; la cuestión del poder ciudadano concreto; del contrapoder ciudadano fáctico, real; la capacidad ciudadana de frenar el autoritarismo, de confrontar el poder; ha sido cuestión de su simple ser “consagrada” en la “carta magna”. Ninguno de los cientos de derechos ciudadanos consagrados en la constitución, valen nada; al no existir la garantía concreta, fáctica, de que su ejercicio pleno, su preservación, esté, a todo evento, garantizado a cualquier ciudadano frente al poder. Y esa es exactamente nuestra realidad. A pesar de los  muchos derechos que están consagrados constitucionalmente; el ciudadano, la ciudadanía, no existe fácticamente. La gente aquí es el objeto de la política, de la acción gubernamental; de su manipulación; no su sujeto. El venezolano no tiene, nunca ha tenido, ni el menor peso en la  definición de las políticas del estado; no es sujeto de ellas; salvo votar; y ni siquiera;  no es más que una cifra frente al Poder.
A lo que vamos; cuando hablamos, no de ”una constituyente”, como se refieren quienes la proponen hoy; sino de un “Proceso Ciudadano Constituyente”; aparte de que  al final se llegue a una nueva constituyente y hasta a una nueva constitución; es a la necesidad de que haya una movilización y un debate ciudadano nacionales abiertos, despolarizados; orientados a crear las condiciones concretas para en perspectiva imponer la ciudadanización de la política; la conformación de un  contrapoder ciudadano que realmente frene el autoritarismo que en cualquiera de sus variantes, ha causado la crisis que hemos vivido y se ha profundizado durante los últimos cuarenta y tantos años.
.-* Por el debate y el consenso ciudadanos, hacia una sola subjetividad nacional
Junto a la referida inexistencia histórica, de  capacidad ciudadana alguna para confrontar y frenar el Poder; está lo coyuntural de los acumulados de deterioro y perversión sociopolítica de los últimos cuarenta años. La existencia concreta, no de dos países, ni de dos sociedades; pero sí  de dos subjetividades, hoy, excluyentes y negadoras ambas una de la otra; con vivencias opuestas, hegemonizantes, de sus vinculaciones privilegiadamente incluyentes, de cada una con el Poder; hace insoslayable ir hacia un verdadero y denso consenso social, ciudadano; de base; complejo y difícil, sí; pero que es la única vía hacia la promoción y el desarrollo de correlaciones socioeconómicas y dinámicas sociopolíticas armónicas, convivenciales; conformadas y soportadas en la inclusión; en la distribución equitativa, ciudadanamente consensual,  de toda la renta, todos  los recursos y las oportunidades nacionales. Y  en la soberanía ciudadana sobre  lo público. En el marco de una beligerancia ciudadana inteligente ante el Poder; en la existencia de un contrapoder que imponga las condiciones a su ejercicio. No se trata, entonces de la “gobernabilidad”; de cómo mantener en paz, controlado, el cuadro tensional y de conflictividad general acumulados en que hoy vivimos. No se trata de “pacificar”, de aplacar la beligerancia de un sector desde la hegemonía del otro. Se trata de ir hacia la fluidez sociopolítica de una sola subjetividad; plural, diversa, múltiple; específica y global; pero una; humana.  
.-* Un proceso constituyente originario: primero el debate ciudadano y luego la constitución
Hablamos de un “Proceso Ciudadano Constituyente”; cercano a la idea de una “constituyente originaria”; negando expresamente la de la “constituyente derivada”, como han sido todas las que tuvimos. Lo sustancial es que se promueve de forma que no  será convocada desde el Poder; por ningún factor de poder de cualquier naturaleza o signo. Según, la figura de la “constituyente originaria”, es de origen napoleónico; en términos del discurso, de ”la revolución primero y luego la  constitución”; porque la constituyente de la que resulte la constitución no deriva del poder existente; sino que es “originaria”; resultado de la revolución que es su negación. Pero en nuestro planteamiento, no está la idea de que hay que hacer la revolución para que haya una nueva constituyente y una nueva constitución. Partimos es de que, antes de “una constituyente”, quién  en tal caso debe estar “convocado”, es la gente,  los ciudadanos; todos los venezolanos, todos. No solamente algunos, según, los “los competentes”. El que está planteado en Venezuela, constituyente; primariamente y de fondo, no es un debate académico; técnico-político. Es político. Sobre el Poder; sobre el Poder y la gente. Por ello, lo que toca, es que todos los venezolanos, se convoquen para SU debate, sobre el Poder; sobre cómo bicentenariamente sin escampe se ha ejercido autoritariamente; y causando la profunda crisis en que estamos. Para un debate libre, abierto, sobre quiénes y cómo lo han ejercido; lo ejercen y pretenden ejercerlo. Por lo que obviamente, no son quienes han estado ni los que están en él; quienes van a convocar y promover una constituyente para debatir y eventualmente condicionar, precisamente, quienes, porqué y como lo han de ejercer. Y, en tal caso, deben seguirlo ejerciéndo.
El sentido de “originario” que está implícito en la idea del “Proceso Ciudadano Constituyente”; se refiere a que, primero haya el debate, ciudadano, nacional, constituyente; para a partir de él, y luego, ir a la constituyente; y, eventualmente a una nueva constitución. En una secuencia en la que lo esencial, primero y prelativo, sea la movilización y el debate ciudadanos; sobre los grandes problemas nacionales. Luego, el establecimiento de las bases para una dinámica de consensuación ciudadana. Para finalmente, mediante una constituyente bajo los dictados ciudadanos, y los aportes del caso académicos y técnico-jurídicos ir a la formulación de una nueva constitución; nueva o, como todas las anteriores, la existente modificada.
.-*Ni chavismo ni oposición quieren ni aceptan el debate real
La cúpulas de ambos ismos, chavista y de oposición, en general y declarativamente rechazan la idea de una constituyente. No porque no les atraiga la idea de reformar a discreción la constitución, ”mejorandola” en función de hacerle “institucional”, “constitucionalmente”, menos exigente, mas cómodo, su ejercicio autoritario del Poder. Para evitarse seguirla manejando “plastilinamente”; como en general ha sucedido; y ahorrarse las ristras justificatorias de medios-citas y cuartos-citas de artículos del “Texto”. Algunos “constitucionalistas”, lo que argumentan abiertamente, es que “no hay las condiciones para convocarla”. Se refieren, de ambos lados, a la posibilidad de que el hacerla; incluso como otra constituyente derivada mas; produzca un tal debate, real, de la gente; como realmente sería, que se le saliera de las manos. A oposicionistas y a chavistas. Que se diera, entonces sí, realmente fuera de control; no las payasadas chavistas de los “parlamentarismos de calle”; sino una verdadera “constituyente de calle”, cuyo desconocimiento les sería, a todos, políticamente muy costoso.
De tal forma que, no es que las cúpula las burocracias y los polítólogos de ambos ismos, no quieran otra constituyente. Aunque obviamente, si rechazan absolutamente, la descalifican;  la idea del “Proceso ciudadano constituyente” que se propone. Lo que no quieren, lo que rechazan por encima de todo, es un verdadero debate abierto; un debate  nacional, ciudadano; sobre el Poder; sobre su relación con la crisis nacional. Y no es que el chavismo si quiere; y la oposición no. Estando en el Poder, o en perspectiva de estarlo, nadie quiere que se discuta sobre su ejercicio. La constituyente del 99, que, según, era para “la reinstitucionalización del país”; y que, hasta tenía que ser “originaria” ; Chávez, ya en el Poder; en su asociación de entonces con las cúpulas puntofijistas; degaullistamente, atropelló, comprimió, su convocatoria  y  trabajo, en solo nueve meses; cuando tenía que ser, en un lapso hasta ilimitado; en tal caso a criterio de los constituyentes. Obviamente, para que no hubiera ni se desarrollara el verdadero debate nacional que tocaba. Y que sigue tocando.           
.-* Ningún factor de poder convoca; será la automovilización ciudadana
Lo que para nosotros de partida es claro; es que nuestra coincidencia con quienes hoy proponen “convocar una constituyente”; de oposición o gobierno; se concreta, solo, a que de la crisis en que estamos no salimos con un simple cambio de gobierno; y tampoco con el actual. Hasta ahí nuestra coincidencia. Partimos de que hay que ir a la cuestión de fondo de la estructura del Poder: de las relaciones de la gente con él. Asumimos, que de la crisis nacional, salimos o apuntamos a una salida; solo a partir del impulso de una dinámica nacional, ciudadana, hacia la conformación de una correlación sociopolítica, ciudadana, de contrapoder; frente al Poder. Tal dinámica nacional, para la que hoy sí hay condiciones subjetivas y objetivas, se dará, por la movilización autoorganizada y el debate nacionales, mediante lo que llamamos un “Proceso Ciudadano Constituyente”; que para nada es convocado por cúpulas ni candidatos ni presidentes; ni por pretendidas élites ni vanguardias. Sino que resultará de la autoconvocatoria, de la automovilización de la misma ciudadanía; de los sectores y asociaciones sociopolíticas en los que se da la dinámica normal de la gente .           
Caracas 06.08.13