.-* El acoso autoritario para destruir la
universidad libre
Lo determinante de la crisis
que hoy vive nuestra universidad libre, autónoma, es el del acoso y ahogamiento
a que el Poder, el autoritarismo actual, la somete. Este acoso no es nuevo. Desde
que se decretó la autonomía los factores de poder autoritarios siempre han
intentado cercenarla en diferentes grados y formas; lográndolo solo limitada y
funcionalmente; a pesar de lo que con
sus luchas, ella ha mantenido su soberanía y beligerancia, ideológica política
académica y docente.
Pero el acoso del militarismo
actual, apunta más allá del sometimiento y la neutralización política que
intentaron los regímenes anteriores.
Apunta a su desestructuración y desmantelamiento total como espacio del libre fluir
sin límites de la inteligencia la creatividad y la imaginación; de la libertad.
Busca implantar la manualización del pensamiento y el discurso, la
militarización subjetiva y operativa de toda actividad estudiantil docente y
académica; para la producción no de profesionales intelectuales y científicos
libres; sino para el adiestramiento y entrenamiento, manualezco de los
estudiantes; para disponer de insumos o
“recursos humanos”, moldeados con perfiles predeterminados, según la demandas y
los requerimientos pautados por su sistema nacional de planificación central; de
operadores técnicos, para la implementación de sus planes, sectoriales, nacionales
regionales y locales. La universidad que quiere el régimen, y que
sea la única, es la que le aporte simples insumos y recursos humanos, para sus
milicias misiones y burocracias; simples
operarios sin criterio ni opinión propios, que operen, “rodilla en tierra”, como
soldados, bajo directrices centrales precisas enmarcadas en la “Nueva geometría
del Poder”, en su forma político-institucional, el “Estado Comunal”, que
pretende implantar.
.-* Por un debate constituyente para que
todas las universidades sean autónomas
Los rezagos y atrasos
académicos docentes y funcionales que nuestra universidad autónoma
innegablemente arrastra; sobre los que reaccionaria y torpemente las cúpulas
académico-partidistas actuales, evaden e impiden cualquier debate; son
manipulados por el autoritarismo militarizante, como pretextos para justificar
su acoso; y para la promoción indisimulada de la violencia terrorista,
fascista, de amedrentamiento de los universitarios; por lo demás, con poco
efecto y sin ningún contenido progresista real. La precarización de la mismas
universidades experimentales públicas; la mediocrización, y la militarización,
docente y académica de las nuevas bolivarianas; junto a la desestructuración de
las autónomas, asfixiándolas presupuestariamente hacia la pérdida de niveles y calidad
académica docente y científica;
demuestran que la cacareada “masificación de la educación universitaria”
chavista, sin nada que ver con la elevación de la capacidad profesional y técnica cultural de la juventud
venezolana; no pasa de ser una estrategia clientelar; y retórica vacía el
discurso que la presenta como un avance revolucionario. Un clientelismo
dirigido hacia la implantación de un
sistema de control total sobre la sociedad venezolana, sobre el
conocimiento, con el bloqueo de cualquier variante de inteligencia libre,
soberana.
Cierto que la universidad
autónoma venezolana debe ser objeto de un abierto y profundo debate en todos
sus aspectos; para su renovación estructura y académica y su reinserción en las
dinámicas del conocimiento mundiales y nacionales actuales. Pero ello, ni toca
que sea desde el Poder; ni éste tiene la capacidad ni la vocación ni siquiera
de promoverlo. Es a los universitarios mismos, a todos sin distingos, junto a
los profesionales en general, a quienes toca abrir y desarrollar ese debate
renovador, incluso, obviamente y en primer lugar, en contra y a pesar de los
sectores académicos, docentes y partidistas, que lo impiden. Pero igual y
también en primer lugar ese debate renovador es en contra y sobre la oscura
burocracia gubernamental militarizante que hoy intenta destruirla; y
sustituirla por colegios militares. No es que hay que debatir para su renovación, solo sobre
las universidades autónomas. El debate que el país requiere es sobre todo el
Sistema de Educación Superior; incluidas éstas sí; pero también todas las
públicas no autónomas, experimentales, privadas, técnicas, etcétera; sobre todo
las nuevas bolivarianas, que no siendo autónomas y de reciente creación, acumulan
vicios y perversiones hasta peores que las que lo son. Un debate abierto, nacional,
ciudadano, independiente del Poder, realmente constituyente, hacia definir las
bases de un sistema nacional de universidades, plural y diverso, docente,
científica, cultural y académicamente; y casi absoluta y totalmente
autofinanciado y autónomo académica y docentemente. Un sistema en el que la
independencia económica y la autonomía, no sean de solo de una parte del
sistema, de algunas universidades; sino de todas.
.-* La universidad está luchando sola
En su sostenido enfrentamiento
a la ofensiva oficialista, por los derechos de los universitarios y por
revertir la precarización a que el Poder la somete; la universidad ha
respondido masiva y dignamente con gran fuerza ciudadana, moral, ética y
política. En varias ocasiones el autoritarismo ha sido frenado por ella y hecho
retroceder. Pero ha estado, y está, sola. La sociedad nacional la ve
movilizarse una y otra vez; pero a distancia, “desde la barrera”; solidaria sí,
pero sin involucrarse, propiciando de hecho, que la estrategia oficialista,
aunque frenada o forzada a reformularse una y otra vez, se replantee, se reactive,
también una y otra vez. Cuando el problema de la universidad, la
crisis que vive, no es una cuestión solo de los universitarios; de los
estudiantes, docentes, empleados, trabajadores y autoridades académicas
actuales; sino de la sociedad como
conjunto. Y más particularmente de sus egresados, de los profesionales y
técnicos que salimos de ella.
.-*En el “Estado Comunal” seremos solo “recursos humanos” alfanumerados
La incompatibilidad del
autoritarismo militarizante, con la inteligencia, y la libertad de pensamiento
y creación, su rechazo psicosomático a toda calidad; ya en sí mismos explican y
motivan la pretensión política de que no haya sino una sola universidad bajo un
solo mando central. Pero no se trata solo una cuestión de motivación mediocre
del Poder. De fondo, se intenta reducirla al simple nivel superior de un solo
sistema y modelo educativo nacional; homogéneo, dirigido estalinistamente desde
el preescolar hasta el pregrado y el postgrado. En función de la homogenización
educacional a todo nivel, sector y lugar; el autoritarismo, desde el 2004 ha
venido armando, desarmando y rearmando, un sistema de leyes relativas a los
diferentes aspectos de la burocracia gubernamental, a todo nivel y en todas las
áreas; para el control total de la vida nacional y la manipulación integral de
la subjetividad individual y social desde el nivel maternal hasta la tercera
edad; que hoy está sistematizado en el proyecto total del “Estado Comunal”. Proyecto
que, en síntesis, se concreta en que, toda actividad, vida y expectativa de
cualquier venezolano, individual, familiar, comunal, se enmarcará
compulsivamente y sin alternativa, según dicte el “Plan Central Nacional”, en
lo que en varias de las leyes referidas se define como su “ámbito” de
residencia, quehacer o adscripción; vecinal, comunal o municipal. En el “Estado
Comunal”, se dejará de ser vecino o habitante o residente de una urbanización,
una parroquia o un municipio; para pasar a ser simples “recursos humanos” o
“insumos” alfanumerados, en función de la implementación de lo establecido para
cada nivel de ejecución, por el Sistema Nacional de Planificación Central.
Que la estrategia
militarizante de acoso y precarización, hacia la desestructuración total de la universidad libre, avance y se
vaya imponiendo; no impacta solo, ni siquiera principalmente, a los
universitarios actuales. Y tampoco apunta solamente, además, hacia envarar la
vida futura de los hijos nietos y bisnietos. El “Estado” Comunal, para cuya
implantación es clave la eliminación de la universidad autónoma; con la
municipalización partidizada-militarizada, desde la preinscripción, matrícula y
asignación de cupos, hasta los pensum y asignación de recursos; implicará que
todo profesional o técnico, o científico, independientemente de su especialidad
y nivel, de su horizonte de trabajo concreto y en su expectativa de desarrollo
y calificación; estará reducido, bajo control y chequeo, al “ámbito” comunal o
municipal al que esté adscrito; reducido sin opción, a simple “recurso humano” alfanumerado,
a disposición de los entes de planificación, a ser usados en la ejecución a ese
nivel del “Plan de la Patria”.
.-* Hacia la eliminación del libre
ejercicio profesional
La caída eventual de la
universidad autónoma, ahora o en un cierto plazo, sería un tramo en la ruta
hacia la eliminación del libre ejercicio profesional; en perspectiva, hacia la
desaparición de los sectores profesionales como tales; y su reducción a simples
listados de “recursos humanos” a ser ubicados discrecionalmente por el Sistema
Nacional de Planificación. No es solo a los estudiantes por graduarse hoy, y a los que lo harán
durante los quince o veinte años próximos, a quienes afectará la liquidación de
la universidad autónoma. A los millones de profesionales y técnicos
que hoy habemos, con los años de ejercicio que tengamos y con los que contemos
en el futuro; nos liquidará como profesionales de la República; como sector
nacional; reduciéndonos regresivamente, vivencial y profesionalmente, al ámbito
comunal o vecinal al que resultemos adscritos.
.-* Sola como Salamanca la inteligencia
será vencida
Con las dificultades,
limitaciones y inconsistencias internas que arrastra; en una absoluta asimetría
político-institucional y de poder fáctico y mediático; en la actual confrontación,
la universidad ha cumplido una gran jornada. Ha dado y está dando, una nueva
lección de dignidad consistencia, inteligencia y fuerza moral y ética; a nivel
de las más notables de su historia. En total desventaja frente a la burocracia
dócil al mando autoritario; ha manejado lúcidamente la conjunción y sucesión de
lo reivindicativo, de las mas que justas demandas económicas de los
universitarios; y lo político, lo de fondo, relativo a la autonomía y la
libertad académicas ante el Poder; y a la soberanía ciudadana y universitaria
en su interlocución con él.
Pero la fuerza moral y ética
de la universidad, nunca lo ha sido, no es suficiente ante la ofensiva que sufre por parte de la mediocre
burocracia, dócil al militarismo, que la acosa. Como Salamanca en su pulseo con
la fuerza y la violencia, la inteligencia en
desventaja fáctica absoluta; difícilmente no termine vencida circunstancial y temporalmente ante él.
El paro o la huelga como formas
de lucha complejas que son, de conocidos efectos duales; las movilizaciones y
acciones de calle; tienden a agotarse en el tiempo si no se dimensionan y
desarrollan enmarcadas en correlaciones de fuerzas, de confrontación al Poder,
de contrapoder, más amplias y eficientes. En toda confrontación con el
Poder, y en casos como el nuestro actual lo es como en el que más; el tiempo
tiende a ser ventaja para él. Si la universidad, la inteligencia, como hasta
ahora, continúa sola en su confrontación con el autoritarismo militarizante;
lamentable pero realísticamente, el augurio es que puede terminar siendo derrotada.
.-*Nuestra universidad hace todo lo que le
toca. Falta lo que nos toca a los egresados
Los estudiantes y profesores
universitarios, coincidiendo circunstancialmente con los trabajadores y
empleados, han hecho y hacen lo que les toca en la defensa de la universidad,
de la autonomía y libertad académica y docente; del ejercicio soberano de la inteligencia y la creatividad. Ya de ellos no dependerá si el
autoritarismo logra avanzar lo que sea en su ahogo. Los profesionales, ya
no-universitarios, los egresados, nosotros; a quienes toca también igual que a
ellos enfrentar la ofensiva contra nuestra universidad; tan nuestra como de los
universitarios actuales; seremos los responsables de que la ventaja fáctica,
armada, del poder militarizado, termine imponiéndose sobre la inteligencia
desarmada.
La movilización de la parte de la
sociedad venezolana que rechaza el autoritarismo, primeramente de los sectores
profesionales, de los egresados; contra la ofensiva antiuniversitaria, antiautonómica,
junto a los estudiantes y profesores, dimensionaría sus movilizaciones y
determinaría una correlación sociopolítica de poder inversa a la
político–institucional actual; conformaría cualitativa y cuantitativamente un
contrapoder que la frenaría y haría revertir. Tan absolutamente cierto es esto,
como que la determinante principal de la asimetría con que cuenta el Poder
contra la universidad, su ventaja principal, es que ella lo enfrenta sola.
.-*Contra la desprofesionalización; por la
re-profesionalización de la gestión pública
Los profesionales venezolanos,
egresados de universidades, institutos universitarios y técnicos, de academias,
autónomas, privadas, gubernamentales, de centenares de disciplinas, somos
millones; repartidos por toda la geografía nacional y ubicados y ejerciendo, aportando capacidad, en todas las
áreas y niveles de las estructuras nacionales, regionales, locales, de todo
tipo. Impotentes, dispersos, casi sin capacidad sectorial propia de
confrontación ante ellos; hoy el Poder y los factores de poder, manipulan a discreción nuestras vidas y capacidades. La
desprofesionalización de la gestión pública se ha profundizado hasta extremos
de nuestra descalificación general como
profesionales, y la precarización imparable de nuestras condiciones de
ejercicio y vida, personales y familiares. Somos millones, cualitativamente
determinantes en todos los aspectos y niveles de la vida nacional; pero no
existimos sociopolíticamente; como sector no contamos en las correlaciones
sociopolíticas de poder. No somos fuerza.
De tal forma que nuestro
involucramiento activo, específico como sector, en la defensa de la universidad
autónoma, va más allá de nuestra solidaridad y apoyo a estudiantes y
profesores; y de inmediatamente
participar en parar la ofensiva contra ella. Apunta a movilizarnos, en
perspectiva, en función de nuestra propia sobrevivencia como el sector
profesional; hacia impulsar nuestra conformación y desarrollo orgánicos como
sector sociopolítico; con capacidad propia para confrontar el Poder. Hasta llegar
a ser determinantes, verdaderos sujetos políticos, en la definición de las decisiones
líneas y acciones de la gestión pública
en la vida nacional; de lo que estamos excluidos. Planteándonos como línea
central programática de lucha, la re-profesionalización de la gestión pública a todos los niveles; y el rescate de
su calidad.
.-*Por la movilización despolarizada de
todos los profesionales sin distingos.
La idea de que los
profesionales nos movilicemos como sector; primero y ahora, en defensa de la
autonomía; y en perspectiva, por nuestra propia sobrevivencia, desarrollo
sociopolítico y posicionamiento en la vida nacional; no tiene que ver con
ninguna pretensión de “organizar a los egresados” ni de dirigirlos o
representarlos, ni parcial ni sectorialmente. Ni tampoco con ninguna variante
de polarización político-ideológica, o electoralizante, entre oposición y
gobierno. La eventual pérdida de la autonomía universitaria; y la liquidación
del ejercicio libre de la profesión, afectan a absolutamente a todos los
profesionales y técnicos, intelectuales y artistas, venezolanos;
independientemente de filiación política, ideológica o partidista; de que hoy
se sea oficialista o oposicionista o “ni-ni”. Todo profesional, científico o
técnico, de cualquier disciplina, egresado de cualquier institución de
educación superior; ya, hoy, sufre la desvalorización que, individual y
socialmente, deriva de la desprofesionalización generalizada de la gestión
pública; siendo víctima de la precarización e indefensión creciente, la pérdida
de futuro, que ella le acarrea. Y puede visualizar y hacer consciencia de lo
que para él y su familia, para sus hijos, conllevará la municipalización de su
vida y ejercicio profesional, que el autoritarismo militarizante actual, le
impondrá con la implantación de su
fascistizante “Estado Comunal”.
Estas reflexiones no
están asociadas con propuesta
político-organizativa, ni programática alguna. Su sentido es llamar la atención
y a la consciencia de los profesionales, de los egresados universitarios, sobre
la perspectiva concreta en que nos encontramos; y sobre el que será nuestro futuro si se
implanta el proyecto stalinista militarizante. Y, en tal caso, para motivar y activar
la disposición a movilizarnos, independientemente de la forma organizativa de
lucha y movilización que cada quién, individual, grupal o colectivamente considere.
Sin esperar línea ni directriz alguna; cada quién asumiendo su propia
iniciativa e impulso. Lo que cada quién haga, como sea, donde y cuando sea; que
claramente implique confrontar el Poder, el autoritarismo; será efectivo se
multiplicara, se replicará, y llegará lejos.
.-* Una agenda concreta: autonomía para
todas las universidades y re-profesionalización
Con una agenda, un programa de lucha muy concreto. Ante la crisis universitaria: defensa de la autonomía, autonomía para
todas las universidades del país; y debate nacional constituyente sobre el
Sistema Universitario Nacional. Y ante la relación de los profesionales y el
Poder y la implantación del Estado Comunal: freno a la desprofesionalización,
defensa del libre ejercicio profesional; y reprofesionalización de la gestión
pública a todos los niveles.
Caracas Julio 3013
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