.-*PSUV y MUD, a elecciones locales sin
primarias
El PSUV va a las elecciones
municipales del 8 de diciembre, (8D), sin primarias; anunció que seleccionará
sus candidatos mediante “un consenso”; con cuotas a los aliados del “Gran Polo
Patriótico”, (GPP). Por su parte, la MUD, ya declaró expresamente, que asume
que los suyos, de oposición, ya están escogidos; aunque en muchas entidades, en
las más importantes, piden volver a consultar y aunque las primarias en que se
designaron fueron en febrero del 2012; hoy hacen catorce meses.
Sin explicación ni
transparencia, como es usual, el CNE fijó las elecciones locales, para alcaldes
y concejales, para el 8D, diez meses después de para cuando inicialmente las anunció,
febrero del presente; evidentemente en función del interés y la ventaja que
esos meses adicionales significan para el chavismo. Capriles, por su parte, en
algún momento declaró que al contrario, debían ser inmediatamente, yá, en
julio. Tanto, correr la fecha, como la
idea de que debían ser yá, responden en definitiva a similares consideraciones.
Para el chavismo, estos meses son para tratar de manejar y darle la salida
menos costosa políticamente, a la imposible cuestión de las candidaturas
locales; en la más intensa beligerancia
de sus bases, partidistas y de aliados; que, si ni siquiera Chávez logró manejar
totalmente, ahora, con la burocracia inestructurada que es la cúpula del
chavismo y la implosión que vive, todo apunta a que resulte un verdadero
reguero general de candidaturas incontenible. Igual, la idea, negada obviamente,
de que deberían ser yá, atiende a lo mismo; a que se bloquearan las ya muchas
planteándose, y previsiblemente crecientes aspiraciones candidaturales de base
de nuevos, o viejos, liderazgos o cuadres políticos locales, partidizados o no,
que desconocen la validez y vigencia de unos listados de candidatos, cuestionados
ya entonces, seleccionados hace casi dos años.
.-* Elecciones locales, un plebiscito doble
Expresamente, Capriles
secundado en general por la oposición, maneja la idea de que las elecciones
locales del 8D serán, o deberán ser, un plebiscito; propiamente un doble
plebiscito, simultáneo: ”si o no” sobre la gestión chavista; y, “si o no” sobre
su liderazgo nacional; notoriamente, en realidad, mas en éste segundo tema que
en el primero. Cuenta o aparenta contar con
que el mapa electoral el 14A se repita, amplíe y densifique. Por su parte, el
chavismo maneja una idea casi igual; volver a poner a la gente, o que el CNE lo
haga aparecer así, optando plebiscitariamente entre supuestos dos modelos de
sociedad; que se vote, real o “smartmáticamente” por “la izquierda” o por “la
derecha”, más exactamente, sería por “la derecha amarilla”. Pero resulta que
las del 8D son unas elecciones locales; por naturaleza despresidencializadas,
despolarizadas. En ellas la gente, más allá y a pesar de sus filiaciones
políticas y clientelares, de sus escepticismos, y a diferencia de cómo lo hace para
gobernador o presidente, vota por o contra gente de carne y hueso; por o contra candidatos que conoce, a los que le
sabe la historia y a los que ve o puede ver y abordar cualquier día en
cualquier esquina, plaza o centro comercial; y de los que sabe perfectamente
qué esperar y qué no. De ahí que los resultados electorales locales, incluso enmarcados
en el fraude, son tan predecibles; y, en mucho por eso, la abstención y las
correlaciones resultantes, en general no corresponden a las de las regionales;
ni, menos, a las de las nacionales; procesos éstos en los que la polarización
electoral, básicamente mediática, sí funciona. Tales resultados locales, no son
motivados sino muy parcialmente por la
visión “presidencialista” y por el
“desinterés político de la gente,” con que politológicamente se pretende
explicar la menor participación que en general hay a ese nivel. Realmente, a
nivel local, la gente, no es que “se abstiene”; sino que vota o no vota, por o
contra alcaldes y concejales, a plena consciencia de lo que hace; como no lo
hace, tanto, cuando vota por el
gobernador y, menos por el presidente; de los que en general tiene
visiones menos o casi nada vivenciales; mas mediáticas. Lo que explica, por
cierto, la inconcebible ilegal e impune posposición por varios años de las elecciones
municipales; activa y concretamente por el CNE; pero en genera, de hecho, con
la anuencia oposicionista.
.-* Polarizar
por encima de todo y a costa de lo que sea
No es el propósito aquí dar
lecciones políticas ni trazar líneas de acción a nadie; ni siquiera establecer
interlocución alguna con factores de poder de cualquiera de los ismos que hoy manejan
lo político-institucional del país; y concreta e inminentemente, lo electoral. Se
trata traer a colación, el punto de que la polarización y su exacerbación
inducida mediáticamente a cuatro manos, y la manipulación mediática de su
promoción hacia lo sociopolítico, ha sido determinante de lo político-institucional, en
el país, durante los últimos quince años. Y ha sido una determinante de la generalización
de la crisis total que hoy vivimos; aunque se origina y viene profundizándose
ya desde hace cuatro décadas. Por lo que nada de lo que suceda, o pueda
suceder, previsible o imprevisible, ahora en las elecciones de diciembre; ni en
las que vienen los próximos años; apuntará hacia una salida de la crisis nacional, sin
desmontar la polarización político-institucional actual y su inducción
mediática hacia lo sociopolítico. Y precisamente el soporte sociopolítico básico
para la despolarización, en función del desmontaje en perspectiva y a nivel de
las estructuras político-institucionales de poder actuales; está, precisamente,
en esa consciencia política, despolarizada convivencial a pesar de todo, que
hay en la base ciudadana; que existe y se mantiene entre los vecinos, en las
comunidades, a quienes a niveles locales
toca votar por sus alcaldes y concejales el próximo 8D.
Apostar o jugar políticamente
a la polarización, salvo en coyunturas extremas, de crisis terminal, en
general favorece a quién controla el
Poder; normalmente, y ese ha sido y es nuestro caso, propicia el congelamiento,
la estabilización y su proyección, de las correlaciones político-institucionales
de Poder que haya en la coyuntura. En otros términos, en un momento no
terminal; y teniendo alternativas; jugar a la polarización, consciente y
voluntaria o inconsciente e involuntariamente, es jugar a que quién está en el
Poder siga en él.
.-* El CNE garantizará que el 8D sea un 16D
y no otro 14A
A estas alturas, nadie debería
llamarse, ni llamar, a engaño con el CNE; que ya puso todos los puntos sobre
las “íes” acerca de a qué debe atenerse el país con respecto al 8D. Según, “todo
está perfecto y seguirá estándolo”; “la auditoría del 14A demostró que los resultados son impecables y sin errores”;
y “el sistema electoral venezolano esta blindado contra fraude y trampas; es el
más confiable del Mundo”; han dicho las rectoras; “el RE está auditado y
avalado por la oposición; y los centenares de miles de muertos que ciertamente
se demostró que hay en él, ciertamente están sí allí, pero no votan”. Tanto
todo esto es de verdad así, que el mismo rector Díaz, se permitió declarar, que
lo que sí falta es que el Consejo, “le dé más confianza a la gente”. En
conclusión, no digamos de fraude; sino que, según y fehacientemente, ni
siquiera de “irregularidades” puede ni debe hablarse con propiedad. A partir de
lo que, y ya avanzando hacia el 8D, el Comando Simón Bolívar, (CSB), de
Capriles, por lo visto se vio en la necesidad de aclarar que su demanda de una
auditoría, ante el CNE y el TSJ, de los resultados de abril, se mantiene. Que
en un determinado plazo recurrirá a las “instancias internacionales”.
Quiere decir, en conclusión,
que toca asumir que las elecciones municipales de diciembre serán, iguales, tan
“impecables” y “transparentes” como han sido todas las anteriores que desde el
2004 ha hecho el CNE; obviamente incluidas las del 14A. Pero, también
obviamente incluidas las del 7O y del
16D pasados. El punto está, entonces, en si las elecciones locales, que
anunciadamente serán como todas las anteriores, el CNE hará que reproduzcan, el
proceso y los resultados de las presidenciales de abril pasado; o los de las
presidenciales y de gobernadores de octubre y diciembre del 2012. Nadie seria y honestamente, puede tener dudas
de que los resultados reproduzcan uno u otro modelo, sin tener casi que ver con cómo realmente vote la gente, igual que siempre,
lo determinará el CNE; que va a contar los votos como siempre; en función del
interés y la estrategia chavista de poder. Es pertinente aquí, arriesgar una respuesta
a la cuestión de la diferencia entre dichas votaciones de octubre y diciembre
pasados; solo seis y cuatro meses antes; y las de abril; prácticamente en el
mismo contexto político. Pues: el chavismo, confiado en que estaba sobrado, que
hasta pasaría los 10 millones de votos; considerándolo innecesario, optó por darse
el lujo de que el CNE no montara el fraude que sí montó para las dos
anteriores. Y que siempre, siempre, ha montado desde el 2004. A partir de lo
que, lo serio y honesto, es prever que el CNE manejará las elecciones del
próximo 8D, no como lo hizo con las del
14A; sino como manejó las del 7O y el 16D. Mas concretamente, que las
mismas, se concretará de acuerdo al modelo del 16D y no al del 14A.
.-* Un plebiscito que legitimará al CNE y
al fraude
Se ha cuestionado, como
incoherente, que Capriles y su CSB, llamen y pretendan jefaturarlas, a las
elecciones locales, mientras demandan la nulidad de los resultados del 14A. Indiscutiblemente que, además de la ambigüedad
en ambos aspectos, se trata de una incoherencia en relación a la manera y al
discurso con que está llevando la impugnación. Ambiguo porque se habla jurídica
y políticamente, de “irregularidades”, y de “robo de votos”, cuando hay la
conciencia y en concreto es de lo que se trata; de que hubo fue un fraude total.
Y es inconsistente e incoherente, porque
se insiste en lo procedimental electoral, incluso en aspectos del sistema; sin
denunciar y acusar abiertamente el fraude ni al CNE; sin descalificarlo
claramente como toca, como árbitro. Ahí está la incoherencia real de fondo. No en la
disposición es sí de llamar a participar.
Además, ya nadie puede tener
dudas, hay que insistir, en que para el 8D el CNE va a montar el fraude
necesario, para que no siendo otro 14A; “dudoso”, “apretado”; y aunque no
llegue tampoco a ser otro 16D; resulte sí en una correlación cómodamente suficiente para volver a garantizar la mayoría al chavismo. Ni
Capriles ni su CSB ni la MUD ni nadie en la oposición, ignoran que en diciembre
habrá un fraude total Todos lo saben. Por lo que lo más cuestionable es que
repitan la estrategia triunfalista de agosto y el 7O; ahora peor, que, a
sabiendas de cómo se armarán los resultados, además, se lleve el triunfalismo hasta
el extremo de llamar a participar para
convertir las elecciones municipales en un plebiscito. Adelantándome al trato
del tema más abajo; destaco que es obvio que si se habla de un plebiscito, se
asume que su dictamen, de ”si” o “no”, lo dictarán los resultados; lo que
quiere decir que los mismos serán confiables; luego, se asume que van a ser
correctamente contados, por un árbitro confiable. Esto, siendo el CNE el
árbitro que contará los votos plebiscitarios; pues de todas todas y, sin más,
se le está legtimando de antemano al
convocar un plebiscito que él arbitrará. Estando ahí la mayor y peor
inconsistencia de la posición de Capriles y la oposición. Pues, llamar a
participar en un proceso electoral, que de antemano se sabe viciado; y a pesar de que se le denuncia como fraudulento; aparte lo discutible que pueda
considerarse; es, o puede ser, una posición,
una actitud política absolutamente
válida. De hecho en este caso lo es. No siendo lo mismo, al contrario, y es el punto, llamar
triunfalistamente a participar en un plebiscito, a conciencia y cayándolo de
que se trata de otro fraude.
.-* El replanteo de la mejicanización con
el cierre de “la victoria perfecta”
En la estrategia de la
“victoria perfecta” decretada por Chávez a principio del 2012, concretada bajo el fuerte impacto político
nacional de las primarias de la oposición; las elecciones municipales estaban
definidas como el nivel de base comunal de hegemonización y control de la vida
y la política nacionales. La secuencia de su implementación de las elecciones
presidenciales, regionales y locales, estas últimas, programadas oficialmente para
febrero del presente 2013, se descontinuó con su muerte. Tal estrategia base de
“la nueva geometría del poder” y soporte del “Estado Comunal”, que con él vivo
ya era un delirio inviable, aunque mantenía su pretensión de imponerla; ahora desaparecido,
ni siquiera como pretensión o intento es mínimamente sustentable. Sin embargo,
disponiendo el chavismo a discreción de la capacidad del CNE para garantizar la
votación necesaria para “ganar” en la gran mayoría, y hasta en todos de los 335
municipios; lo previsible es qua active lo suficiente, aunque quizás no al
extremo de que resulte en una correlación local similar a la regional, de 20 de
las 23 gobernaciones; un 70%. Con lo que a pesar de su ausencia, algunos
dirigentes chavistas ya lo han anunciado, la “victoria perfecta” decretada por
Chávez, se completará y perfeccionará; o
se asumirá así. Siendo sin embargo previsible que, para además relegitimar al
CNE, el chavismo dicte esos resultados menos desproporcionados, más creíbles en
general y conformables por la oposición.
Completar el chavismo la
“victoria perfecta” ganando “smartmáticamente” la mayoría de las municipales;
aunque no tantas como de las regiones; le permitiría mantener mediáticamente
por algún tiempo la ficción y la retórica del “proyecto”, del “chavismo”; aunque
cada vez mas desdibujadas y sin tono. Pero en otro plano más condicionante; y
de acuerdo a cual sea la estrategia a partir de los resultados que la oposición,
o Capriles y su oposición, asuman; se replantearía la mejicanización
político-institucional que quedó en suspenso a partir del 14A. La
mejicanización, con un postchavismo, ya boqueando y manoteando en la crisis
nacional, agotado, pero en el Poder, en el gobierno; frente un Capriles el
caprilismo y los amarillos, como “oposición perfecta”, en la estrategia de
mediando plazo de capitalizar pre-electoralmente su agotamiento en el Poder y
la profundización inercial de la crisis en perspectiva; siempre apuntando hacia
las presidencia del 2019.
.-*Ni con chavismo, madurismo; ni con
puntofijismo, caprilismo, saldremos de la crisis
Sean cuales sean los
resultados que finalmente produzca el CNE; incluso hasta que en la mayoría de los municipios
pusiera a perder al chavismo; si, como es posible, chavismo y puntofijismo,
induciéndola a cuatro manos logran polarizar importantemente la campaña y los
resultados; será lo peor que pudiera sucederle al país. E incluso “perdiendo”
espacios, será lo mejor para el chavismo, para el que hoy en su fase terminal,
significaría un oxígeno de legitimación; a bajo costo por lo demás. Ya teniendo
las gobernaciones y la Presidencia de la República; no tener la mayoría de los
municipios no será un gran problema. Sería lo peor para el país; porque la
mejicanización, propiciando la polarización absoluta a todos los niveles de la
política y la vida nacionales; imponiendo que no hay vida ni espacio ni
oportunidad, sino optando entre chavismo y caprilismo; aparte lo perverso que
sería; regresivamente, frenaría y ralentizaría la intensificación de la
dinámica sociopolítica actual, que, al margen de lo electoral, expansiva y
acumulativa, hoy tiende a su “masa crítica”.
Abstenerse y votar, mayor e
igualmente, son actitudes políticas; resultan ambas de la percepción y la consciencia política que, masivamente, haya
en cada momento electoral; siendo en general, son solo parcialmente inducidas.
Ciertamente, abstenerse, una actitud, en general, no es una opción política;
pero igual votar tampoco necesariamente lo es. Muchas veces mucha gente vota “por no dejar de hacerlo”; en
contra de su verdadera expectativa y visión de las cosas, bajo presión o la
compulsión de la polarización. De ahí, que votar en un marco de alta
polarización, como puede y tratan que sea en
nuestro caso el próximo 8D, no servirá para nada en función de la crisis
nacional y de ir hacia una salida a ella. Ni el chavismo, hoy postchavismo,
madurismo en promoción; ni el puntofijismo, en su variante hoy también en
promoción, el caprilismo; ni uno, ni otro, ni mejicanizados, sea cual sea
gobierno y sea cual sea oposición; son opciones reales, ni pueden contribuir a
una salida progresiva a la crisis nacional de la que ellos han sido sus
gestores y beneficiarios políticos; y que se conforma profundiza y proyecta, determinantemente
a partir y sobre la polarización político institucional inducida mediáticamente
desde años por ambos: y de la que han vivido.
.-* Plebiscitariamente el 8D se votaría por
los “quinos” de la MUD
Chávez, con todo el control
que logró del Poder, control real y control político-institucional
mediático-trampeado; ni siquiera con el CNE a discreción se atrevió, ni logró
nunca, a convertir las elecciones en los
plebiscitos que pretendía. Desde que en el 2006 anunció por primera vez
los “10 millones por el buche”, que se quedaron lejos; hay que repetir, a pesar del fraude;
hasta la última vez que en vida él mismo volvió a anunciarlos para el 7O; ni
cuando, a su nombre, creyéndose sobrados al invocarlo recién muerto, volvieron
los chavistas a darlos por seguro, hubo ningún resultado “por el buche”. A
pesar de la polarización electoral y del CNE, ningún resultado, reciente ni mas
anterior, fue plebiscitario. Hasta en los eventos más concurridos, una y otra
vez, tercamente, se mostró una correlación político-electoral, de tres tercios;
dos, por uno y por otro; y un tercio por ninguno; o, en contra de ambos. Aunque
realmente siempre fue claro que apartando al CNE, mismo desde las
parlamentarias del 2005, electoralmente, el chavismo real, “duro”, no pasaba,
ni pasó nunca, del 20 o 25%. Porque, y a pesar de todo, la mayoría real de los
venezolanos, nunca le dijo plebiscitariamente ni “si” ni “no” al chavismo;
aunque tampoco ello en ningún momento implicó que plebiscitariamente ninguna
mayoría le dijera “si” a la oposición.
Declarar que el 8D será o
deberá ser un evento plebiscitario, es pretender que la gente que rechaza al
chavismo, vote encallejonada; como cuando votó para elegir constituyentes en
1999; por los candidatos del “quino”, que ahora serían, no de Chávez sino de la
MUD; en cada municipio se votaría con uno de los 335 quinos de de la oposición,
uno para cada alcaldía y concejo municipal. Y promoverlo como simple
continuidad o proyección del 14A, es además, pretender que el voto diga,
“Capriles sí, Maduro no”. Nada diferente, en nada, a la oscura y desastrosa pretensión
plebiciscitarizante chavista; aquella de “con Chávez y Equis un solo gobierno
para…”. Que ahora sería, “con Capriles y Zeta un solo gobierno para Ricauter”
por ejemplo, o,“con Capriles y Ve un solo gobierno para Uracoa”, “con Capriles y
Doblevé un solo gobierno para….” etcétera. Realmente delirante; infatuadamente
delirante; regresivo. Además, irreal. Chavismo amarillo.
Pero no solo es delirante y
regresiva la pretensión plebiscitarizante de Capriles. Igual que la de Chávez,
expresa una concepción mesiánica, autoritaria, de la política y del ejercicio
del Poder. Que niega, objetivamente, más allá de cualquier discurso o juego de
palabras, que la política, hoy ya definitivamente, tiene como sujeto, no a un líder,
sino a la gente, a la ciudadanía; a la ciudadanía en cuyo ejercicio soberano se
origina y al que ha de responder la gestión pública, el ejercicio del Poder. Vale
recordar, a tal efecto, que el
plebiscito, en general, ha sido un recurso del autoritarismo y del
totalitarismo.
.-* Primarias municipales despolarizadas,
un debate constituyente ciudadano
Hay que repetir que la crisis
que vivimos los venezolanos, no fue causada por Chávez; aunque con su régimen la
profundizó y metastasió. Que se activó inercialmente desde los años setenta y
que en sus dos fases, puntofijista y chavista, se generaron acumulaciones sociopolíticas y se
desarrollaron subjetividades opuestas, hoy y en principio, excluyentes entre
sí. Que tales acumulaciones y tales subjetividades, son parte sustancial del
problema de fondo; mas allá de lo malo y perverso de la gestión chavista y de
las cinco o seis últimas puntofijistas. Y, que ese problema de fondo, que no se
resuelve con un simple cambio de gobierno; solo se visualizará y podrá
procesarse y manejarse, nacionalmente, a partir de un verdadero, profundo, de
un “sincero debate”; como el papa Francisco dijo a Maduro. “Sincero” de parte y
parte, se entiende. Viene al caso esto, obviamente, porque la polarización en
sí misma es la negación absoluta del debate; siendo precisamente los
plebiscitario, el “si” o “no”, su expresión extrema.
Ese debate nacional, profundo
abierto “sincero”; inevitablemente se va a dar, porque es vital. Un debate
constituyente ciudadano; en alguna variante de la que se vienen proponiendo. Y que
ya se está planteando a pesar de la manipulación polarizante y repartidizante
que hay hacia el 8D. Porque se entiende que es la única vía hacia abrirle
“sinceramente” una salida a la crisis profunda, estructural, que vivimos.
Que la gente, las comunidades,
despartidizada y despolarizadamente, debatan su realidad concreta, local; y la
regional y nacional; y designen a quienes considere más capaces y confiables
como alcaldes y concejales a partir de esos debates; independientemente de su
militancia o filiación política o ideológicas; será, o sería, una primera
jornada nacional constituyente ciudadana; primero local, y luego hacia su
secuencial desarrollo regional y nacional. No promoverlo así, no aceptarlo e
insistir en la polarización y plebistización de las elecciones locales del 8D;
constituye además, un serio doble riesgo: uno, que, realmente o, como
seguramente será, por obra y gracia del CNE, smartmáticamente resulte, como el
16D o incluso como el 14A, en un “si”, pero al chavismo; dos: que, al ser
desconocida, polarizadamente la voluntad de la gente de base imponiéndoseles
candidatos desde las cúpulas, PSUV-GPP y MUD; los “si” y “no” al que sea,
sumados, resulten minoría; frente a una mayoritaria abstención.
Caracas 19.06.13
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