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La raya “amarilla de Maduro” y el madurismo.
Las sentencias 155 y 156 del
TSJ formalizan un golpe de estado. Nada nuevo; solo formalizan un régimen ya implantado,
Desde principios del 2016 con la Instalación n de la AN el gobierno desconoció y bloqueó la AN y todas sus
funciones. A partir de la sentencia 156, ni la AN ni los parlamentarios están
más amenazados que lo que lo que lo estuvieron
durante el año pasado y lo que va de éste. Políticamente; no se trata de
nada nuevo.
Estas sentencias responden al
tramojo mostrado desde el inicio de la confrontación del gobierno con la AN
sobre su disolución por Maduro; que en varios momentos pareció inminente; pero
que nunca se concretó. Y que ahora tampoco; pese a haberla acusado de “traición
a la Patria”; etcétera. Las sentencias le quitaban facultades y competencias a
la AN; pero sin disolverla; aunque de hecho tuvieran el mismo efecto. Ni siquiera
instaban al Presidente a hacerlo. ¿Por qué no llegaron a eso?. De bulto quedó
que Maduro y el madurismo tienen una “raya amarilla”; que no se atreven a
pasar.
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Las sentencias: aprovechar el fracaso de Almagro.
La sentencia 156 se emitió
solo horas después de finalizar el Consejo Permanente de la OEA que trató el
Informe Almagro sobre Venezuela; que no concluyó en nada concreto. Solo en un
llamado conciliatorio al diálogo; descartando las propuestas concretas del
Informe. No fue ni una derrota ni un triunfo del Gobierno. Aunque él declaró
que si lo fue.
Según una interpretación del
arrebato de las sentencias del TSJ; básicamente madurista; habría sido para
aprovechar el cambio en la presidencia
del Consejo Permanente de la OEA; que desde el 01 de abril la iba a ejercer; y
ya ejerce; el canciller boliviano; para
debilitar a Almagro; que no logró que se
aprobara aplicar la Carta Democrática a Venezuela. Y hasta plantear su salida
de la Secretaría Permanente; proyectando esto internamente como una gran
victoria de la diplomacia madurista; y una derrota y un fracaso de la
oposición. En el marco de la cual; agarrando el aíre que ello significaría; el
seguir ejerciendo cada vez más discrecionalmente el poder; particularmente internamente;
dentro de los chavismos y el propio régimen militar-cívico madurista; redundaría en menos riesgos y costos políticos.
Vale señalar que todo lo que hoy
sucede a nivel gubernamental y del Poder está enmarcado y absolutamente determinado
por la crisis y lucha internas de las
cúpulas de los chavismos. La lucha por el poder interno entre los chavismos es
el epicentro de la crisis política nacional.
De ser tal interpretación la
explicación básica del arrebato contra la AN; habría sido un “pelón del escalón”; del propio Maduro; el
peor cálculo imaginable; pues le resultó más que “un tiro por la culata”; un
desastre. Hemisféricamente ni siquiera Ecuador se identificó con él; llamó al
diálogo;. Mientras que el único respaldo abierto fue el de Evo Morales, Rusia y
China; igual llamaron al diálogo; aunque rechazando cualquier posible
intervención. El rechazo internacional ha sido abrumador, Si el gobierno
Madurista ya estaba aislado, y sólo, internacionalmente; ahora está mundialmente
contra la pared.
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O, ¿concha de mango…; para otra “contraofensiva fulminante antifascista…”
Otra interpretación; de qué
fue realmente lo que pasó; se enmarca en la profundidad de la dura crisis
interna chavista. Se trataría de que subirle decibeles el TSJ al golpe continuado contra la AN; sería la
provocación, la activación de otra “contraofensiva fulminante antifascista”;
como la que desencadenó el ensangrentamiento del país por la GNB y colectivos vinculados a ella; en febrero y
marzo del 2014.
La sentencias del TSJ serían
el equivalente a la muerte de Julio Montoya con la que, entonces, se buscaba
desestabilizar el gobierno de Maduro todavía sin cumplir un año. El silencio y
la neutralidad; previstos, o provocados;
de Maduro ante el supuesto conflicto de poderes entre el TSJ y la FGR; específicamente
ante la sentencia 156; reproducen o copian, la sorpresa y el desconcierto que
públicamente mostró ante la información de que a Montoya lo habían matado gente
del SEBÏN y otros funcionarios; que, según, “no tenían que estar alli”. Ante la
sentencia 155; específicamente referida a las empresas mixtas; de unos días
anterior a la 156; Maduro se explayó en retórica; llegando a calificarla de
“histórica”. Mientras que en relación a la 156; no hizo ninguna referencia;
sino hasta que, sin pronunciarse; anunció, la convocatoria del Consejo de Seguridad.
Esta interpretación tiene dos
variantes. Una, que la provocación de
esta nueva “contraofensiva fulminante antifascista”, habría sido montada por la
misma gente, chavista antimadurista, de entonces; o sea, igual ahora. para
desestabilizar a Maduro. Dos que haya
sido montada; o inducido su montaje por él mismo; bajo su control o de gente
suya; picando adelante al chavismo antimadurista que estuviera por intentarlo.
.- El alto costo político interno del “tiro
por la culata” del golpe contra la AN.
El “tiro por la culata” que
hemisférica y mundialmente resultó formalizar el golpe contra la AN; también lo
fue internamente;, sobre todo dentro de su propio régimen militar cívico; y de
los chavismos. Provocó la activación de desfases, fracturas
y diferencias, contenidos dentro del gobierno y de los chavismos. En
contra de lo habitual; en un silencio altamente significativo; el ministro
Padrino no hizo ningún pronunciamiento; ni siquiera ante el emplazamiento que
la oposición hizo a las FANB
El abierto y terminante rechazo
a las sentencias contra la AN por la Fiscal Ortega; apoyado por otros altos burócratas de los chavismos; desde
un principio parecía y finalmente resultó, real. Sobre todo por el hecho de que
si no presentó su Informe Anual ante la AN; como corresponde
constitucionalmente; tampoco lo hizo ante el TSJ; según sentencias dictadas por
él mismo. Aunque, incluso en la hipótesis de que estuviera prevista su disidencia; y prevista igual su
inserción en el montaje que algunos
consideran que era de lo que se trata.; ya, el hecho en sí de tener que
recurrir a él, es demostrativo de que sí fue un
aparatoso “pelón del escalón”. Con un altísimo costo político que, sin
mayores resultados; tratar de paliar; con la bufonada del Consejo de Defensa
Nacional con Maduro como supuesto arbitro ante el “impasse” entre Luisa Ortega
y Mikel Moreno.
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La Fiscal Ortega no es madurista.
Vale recordar que para fines
de 2015 cuando la renovación de poderes por la AN todavía presidida por
Cabello; con el enfrentamiento del 4-febrerismo y el madurismo por controlarlos;
Luisa Ortega no era la candidata de
Maduro y Flores a la Fiscalía. Y que se impuso, lanzándose sorpresivamente;
siendo re-designada a contrapelo y como contrapeso de la imposición madurista de Ortega, Oblitas
y Rondón en el CNE; de Galindo en la CGR; y de Tarej Wiliam en la DP. Además; no ha sido incondicional de Maduro; y
si no ha sido abiertamente crítica del SEBIN y la PNB y la GNB; en varias ocasiones
se ha referido desaprobatoriamente a actuaciones de esos cuerpos miliares;
entre otros casos, los de los presos con boletas de excarcelación a los que
discrecionalmente no se les da la
libertad. De entrada daba como para pensar que lo de la Fiscal no era teatro. Aunque
de hecho y en definitiva Maduro lo manejó o intente manejarlo dentro del suyo. En el
Consejo de Defensa Nacional.
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Al debilitamiento de Maduro no corresponde un fortalecimiento de las
oposiciones.
Ni Maduro y su gobierno se
pasan de la raya amarilla; ni la MUD tampoco. La “gran marcha antimperialista
convocada por el PSUV contra la OEA resultó en una caminata soñolienta por la Avenida Universidad hasta la Plaza
Bolívar a donde llegó reducida a la cuarta parte de lo que salió de la Plaza
Morelos. Mientras las protestas convocadas por las oposiciones contra las
sentencias fueron acciones de grupos locales; aparte las estudiantiles; sin
mucha perspectiva de consolidación e incremento significativo. El debilitamiento de Maduro y los chavismos no
significa que las oposiciones de la MUD se han
fortalecido ni tienen más capacidad de convocatoria que la que tenían
antes de las sentencias. Como tituló un portal internacional “el pulso del
gobierno y la oposición va para largo”. Porque en la actual correlación
sociopolítica de fuerzas; la debilidad e inconsistencia políticas de ambos
bloques de poder; de estancamiento político en que están; no les permiten
imponerse ninguno al otro; ni siquiera pasarse de la raya amarilla.
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Maduro está bailando en un tusero; pero “La presión internacional no es
suficiente”
Maduro está “bailando en un
tusero”. Uno; en la confrontación
interna de los chavismos; dura, sorda y opaca; y sin tangencia previsible. Dos; en la crisis nacional;
primariamente política y por su efectos, económica; derivadas de la crisis
chavista; la crisis humanitaria y alimentaria; con el hueco negro de la caída
de la renta. Tres; el acoso internacional
al que están sometidos muchos de sus altos burócratas por corrupción, por
narcotráfico. Cuatro el aislamiento político internacional;
creciente; total; e irreversible si no hace concesiones. Y cinco; como concreción del
primero; la crisis y tensiones internas en su gobierno militar-cívico;
intensificándose al acercarse otro 5 de Julio cuando tiene que designar los
nuevos ministro y alto mando de las FANB. Todo enmarcado en una absoluta
carencia de base y apoyo político y sociopolítico concreto.
Pero; hay que repetirlo; que
Maduro esté “bailando en un tusero”; y en el “pozo de alacranes” de Muller
Rojas en que lo dejó Cháves; y en la crisis. de las sentencias del TSJ; no es
condición suficiente para sacarlo. Concreta y determinantemente, porque no hay
verdadero contrapoder en la sociedad venezolana. Y las oposiciones; que son la
MUD; dicho rápido: no tiene con qué.
Cuando como inteligentemente
ha dicho la internacionalista Giovanna De Michelle “la presión internacional no
es suficiente; lo determinante es la interna”; que es la que hasta ahora no
hay.
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La estrategia de las burocracias; es
polarizar para subsumir lo regional en lo nacional.
En las oposiciones, ante el golpe de las sentencias contra la AN
no hubo una posición homogénea. Un avance, Algunas asumieron una postura
realista de esperar el desarrollo de la situación; no se fueron de bruces.
Otros recurrieron a sus repertorios retóricos polarizantes de siempre, llamando
a movilizaciones nacionales y demás. La expectativa con relación a lo que
finalmente resulte en la OEA, de la mayoría de las burocracias oposicionistas
parece mantenerlas en la posición de polarizar; aunque exigen un calendario con
elecciones regionales solas; este año; y las elecciones presidenciales en el
2018. Aunque siempre manejando su patrón tradicional de manipular aquellas como
fase previa a éstas. La estrategia de las burocracias partidistas es promover
una polarización nacional total; para subsumir lo regional en lo nacional
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La estrategia de la gente sería, despolarizar para imponer lo regional sobre lo
nacional.
La estrategia de la gente de a
pie; de base; de los liderazgos y luchadores regionales y locales; de sus
movimientos organizaciones y partidos; sería
la opuesta a la de las burocracias partidistas nacionales; la
despolarización; la despresidencialización y la regionalización de las
elecciones de gobernadores legisladores y alcaldes. Que sean manejadas por
ellos, por la inteligencia y la disposición políticas local y regional; que no
cambien el “fuerte político” que tienen; por el “sencillo candidatural” que las
burocracias nacionales les darían; a cambio de su representatividad y
legitimidad. Y. para nada; ni ponerse, en “modo de expectativa” de “buscando” o
de “ver qué pasa”. Ni dejarse arrastrar por el inmediatismo polarizante
prelectoral candidatural; de la retórica de sacar a Maduro ya.
La
prioridad no es seguir yendo contra Maduro y sacarlo. La prioridad es que este
año la gente elija sus gobernadores legisladores y alcaldes. Las elecciones regionales este año; son la base concreta de cualquier consenso
nacional.
“Pelón del escalón” o “pisada
de concha de mango”; del madurismo; lo que haya sido; con su rocambolesco final
del Consejo d Defensa Nacional. Y el desconcierto e impotencia de las
oposiciones de la MUD; ante el golpe de las sentencias del TSJ. Muestran que
ambas burocracias están en crisis; total; sin control de sus propios impulsos
ni capacidad de reacción. Crisis; de ambos; que son parte de la crisis general
del Sistema Nacional de Poder.
En una crisis a la que ambos
tienen que encontrarle salida consensuada. Que se sabe que andan buscando. Lo
que pone en un primer plano las potencialidades y posibilidades de los factores
políticos y político-organizativos regionales y locales como catalizadores y
condicionantes del consenso nacional posible. Sobre que las
elecciones regionales son las que constitucionalmente deben hacerse ya. Y sobre
que son la base concreta inmediata para un consenso gobierno-oposición.
Caracas abril de 2017.-
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