.- Panamá, una Cumbre diferente.
Qué alcance tendrá en
perspectiva la última Cumbre de Las Américas de Panamá; VIIa; se
verá en el tiempo. Que fue histórica, es indiscutible; que lo fue por que fue
diferente; obvio. Como toda cumbre, programáticamente, se concretó en unos
discursos, una cena y, “la foto”; o sea, una ceremonia, un espectáculo. Pero no
fue la repetición de la ceremonia de siempre o de antes; fue diferente. Lo fue como resultado de procesos previos, con nuevos contenidos y en otros contextos. La América Latina y El
Caribe de Panamá no son lo que fueron hasta fines del pasado siglo;
particularmente durante sus últimas décadas de neoliberalismo compulsivo; bajo
la impronta del “Consenso de Washington”; que iniciado éste XXI, entonces comenzó
a ser revertido.
.-La IVa Cumbre de Mar del Plata, sepultó el “Consenso
de Washington”.
La dos Cumbres más importantes
han sido, ésta la VIIa de Panamá, y la IVa de Mar del
Plata en el 2005. Ambas fueron históricas; constituyeron verdaderas inflexiones
en la geopolítica hemisférica; aunque el alcance de la de ésta está por
verse.
La IVa por la
presencia no-esperada de G.W.Busch; además, con la pretensión concreta de que
se cambiara la agenda diseñada por Argentina como país-sede; para que, en
cambio, se discutiera su propuesta del ALCA; se convirtió en la más fuerte
confrontación antiamericana-antimperialista, en un multilateral hemisférico
contra los EEUU. Kitchner, Lula, Chávez y Tabaré; Argentina, Brasil, Venezuela
y Uruguay; promovieron y liderizaron la confrontación y el bloqueo de la pretensión americana que contó principalmente con el intenso apoyo de
Fox, Torrijos y Martín; Mexico, Panamá y Canadá. No hubo declaración final, ni
foto completa; porque Busch optó por
retirarse a mitad de la reunión. No hubo
declaración final; pero esa Cumbre tuvo el resultado concreto, histórico de que
a partir de ella quedó bloqueada toda posibilidad inmediata; y definitiva; de
que las relaciones hemisféricas se enmarcaran formal y multilateralmente en la
doctrina del “Consenso de Washington”.
La derrota de la pretensión
americana, en Mar del Plata, indiscutiblemente, imperialista; no solo fue la de
la confrontación concreta que hubo; sino que constituyó el fin de las
cuatro décadas de neolliberalismo que,
aun sin ALCA; desde su experimentación por la Escuela de Chicago y Pinochet en
Chile; en un verdadero “sunami” desbastó
a América Latina y El Caribe; destruyó todas las economías locales y llevó la exclusión y la miseria a las grandes mayorías, sin excepción,
de todos los países del subcontinente.
.- Los años de gobiernos de izquierda.
Luego de Mar del Plata, en el
subcontinente se desplegó la onda de gobiernos “de izquierda” que caracterizó
los seis o siete años siguientes. Además de los mencionados cuatro
protagonistas de entonces; de izquierda o genéricamente identificados como tales; aunque con grandes diferencias; se
sucedieron luego los triunfos en Bolivia y Ecuador, en Chile y Paraguay, en
Perú; en Nicaragua y El Salvador; y otros, tanto o más relativamente
identificados como de izquierda; como el de Zelaya en Honduras por ejemplo. Que,
aparte la falta de homogeneidad y coherencia; y consistencia; manejaron en
común el rechazo al neoliberalismo y concretamente al Consenso de Washington. En esa IVa
Cumbre en medio de la confrontación con Bush, Chávez promovió su idea de que
como alternativa al ALCA; los países latinoamericanos y caribeños debían
integrarse al ALBA. Indicativamente de los cuatro países que la protagonizaron el único que hasta hoy participó en su
constitución, ha sido Venezuela.
.- Una América Latina y un Caribe en un contexto mundial diferente.
Aún convulsionado; y para
algunos, en perspectiva de la IIIa guerra mundial. Hoy, sin Guerra Fría, vivimos en un mundo multipolar absolutamente
globalizado que a fines del Siglo XX
solo comenzaba a perfilarse. Hoy el Mundo y la Humanidad no son lo mismo. EEUU
no son los de la Era Reagan y que dejaron los Busch hace siete años, instalados
en Irak y Afganistán. Y hoy con Barak Obama se mueven en una orientación geopolítica
nueva, diferente mundial y hemisférica.
En tales condicionantes
históricas y contextuales, mundiales es que se da la VIIa Cumbre de Las Américas. A ella
concurrió una comunidad latinoamericana y caribeña; desde la IVa de Mar del Plata, del
2005 luego de diez años; con, aunque elípticos, importantes crecimiento
económico, avances sociales y sociopolíticos; y políticos. Conformando un área
económica en crecimiento con nuevas capacidades y potencialidades acumuladas;
para avanzar hacia desarrollos integracionistas manejados soberanamente.
Trascendidos los modelos neoliberales sometidos a relaciones imperialistas;
pero también, los reivindicativismos y utopismos; mesianismos e ideologismos; en los que en mucho se
sustentaron los regímenes de izquierda de esos diez años.
Por otra parte con unas sociedades; en casi todos los
países; con mayorías de los sectores populares y medios; en buena parte recién
salidos de la pobreza y la exclusión; incluidos; en plan de permanente y
creciente beligerancia ciudadana frente al Poder. Hasta frente al ejercido por
quienes han sido o fueron factores políticos de su reciente inclusión
.- Nada que ver con Chávez ni con chavismo ninguno.
Esta VIIa Cumbre
cierra los diez años que abrió la IVa con un subcontinente, en
general, en un nivel mucho más alto de desarrollo
cuantitativo y cualitativo; económico y socioeconómico.
Si los de Panamá no fueron la
América Latina y El Caribe de antes de Mar del Plata; tampoco son ya los que se
fueron conformando y/o afirmando a partir de ella, con el liderazgo inicial y
las gestiones de izquierda anti-neoliberales-inclusionistas; que asumieron las reivindicaciones históricas de la inclusión social
y la independencia económica en el
subcontinente. Para fines de la primera década del siglo las metas planteadas estaban
siendo alcanzadas importantemente. Y lo
siguieron y siguen siendo; ralentizadas desde entonces; frenadas por la falta
de cambios políticos progresivos reales; con las manipulaciones de las
burocracias de izquierda de mantenerse como sea en el Poder. La redistribución
de la riqueza y las oportunidades; si se quiere, su socialización; se impuso
autoritariamente mediante mayor
concentración de Poder; de tanto o más presidencialismo que el tradicional. Se
socializaron sí, en diferentes grados,
aspectos sociales de la economía; pero en nada, el ejercicio del Poder.
Mayor concentración de Poder y
mayor presidencialismo, fueron y son los rasgos políticos comunes, de la gestión de izquierda desde la primera
década del siglo. Lo que si inicialmente funcionó para desmontar las
principales trabas al cambio; ya en esta segunda década, constituyen el
principal freno que tiene su profundización Pero sin nada que ver; a pesar de
las retóricas de los cuatro presidentes “chavistas” que quedan; con la manipulación mediática, polarizante, a
cuatro manos, que presenta esos cambios como
resultado básico de un supuesto chavismo continental; un “bolivarianismo”; montado
y articulado según el modelo fascistizante de ejercicio del Poder por Chávez
aquí en Venezuela
A los avances de esa etapa,
Chávez no aportó realmente nada; salvo la clientelar repartidera de
petrodólares. Al contrario perjudicó, hizo desconfiar de procesos políticos
importantes, que para recomponerse y salir adelante tuvieron que tomar abierta
distancia de él. Por lo demás de la circulación de sus petrodólares; pagando
promoción mediática; quedaron solo las estelas y los desechos de las
corrupciones a que se redujo.
.- Sin neoliberalismo ni pro-imperialismo; pero capitalismo es lo
que hay.
En Panamá hablaron jefes de
Estado como voceros y representantes formales de sus pueblos; muchos de una legitimidad
solo relativa. Convencidos realmente o
por conveniencia bajo la presión de sus circunstancias concretas nacionales; se
alinearon en el anti-neoliberalismo y antimperialismo dominantes; dispuestos a
relaciones y desarrollos hemisféricos con los EEUU; aunque obviamente asimétricos;
armoniosos, en un contexto hemisférico y mundial, hoy viable, de reconocimiento,
ejercicio y respeto a las soberanías
nacionales.
El impulso del anti-neoliberalismo
anticapitalismo a partir de Mar del Plata;
tanto en lo que tuvo de contenido real como de retórica y manipulación
mediática polarizante; sobre todo en la retórica; se ralentizó y re-perfiló política, y,
digamos, “ideológicamente”; para fines de la década; a partir de la ida de Busch de la Casa Blanca y la llegada
de Obama; lo que significó un notable cambio en contenido y en forma en las
relaciones hemisféricas. Aunque se conformaron la UNASUR y el CELAC; y
PETROCARIBE; casi todas las propuestas de constituir alternativas a los entes
multilaterales mundiales y hemisféricos existentes; FMI, BM; básicamente
anti-americanas; no pasaron de ser ideas, a lo mucho, ingeniosas; “utópicas-foro-mundialistas”;
como sucedió con la del “Banco del Sur”; y con la fascistizante de la “Fuerza
Latinoamericana de Defensa”, lanzada por Chávez sin ningún éxito en varias
ocasiones. El mayor fracaso de todos; el
ALBA que se promovió como la vanguardia continental; y, según, mundial; “anti-capitalista”,
hacia “El Socialismo del Siglo XXI”; con uniones aduanales, corporaciones multinacionales, con “el Sucre”
como opción al dólar, etcétera; no pasó de quince miembros; además de los cinco
constituyentes, Cuba y Venezuela, primero; y Bolivia, Ecuador y Nicaragua luego.
En sus diez años de existencia solo le se sumaron diez países del Caribe.
Honduras se incorporó con Zelaya; y se desincorporó con Lobo ya presidente electo.
Los cambios y recambios de
gobiernos; idas y regresos de posiciones y retóricas de las izquierdas y las
centro-izquierdas en el subcontinente; y hasta en los países del ALBA, salvo
Venezuela y Bolivia; porque, hasta en Cuba; sin la idea de regresar al
neoliberalismo; como se mostró en Panamá; se han dado sobre la consciencia,
post-Mar del Plata; si se quiere,
“post-chavista”; post-endogenismo; de que hoy el desarrollo y la solución de los
problemas de los latinoamericanos y caribeños no es posible sin la inserción en
las dinámicas de la globalización mundial y continental. O sea, en el
capitalismo que es lo que mundialmente hay.
El ALBA, como tal, ni apareció
ni actuó en Panamá; y, salvo alguna referencia de paso en alguna intervención,
ni siquiera se le mencionó. Tampoco “El socialismo del siglo XXI”; ni, aparte
Maduro, Correa, Morales y Ortega; porque ni el mismo Raul Castro; los
presidentes no retorizaron contra el capitalismo, por destruirlo, etcétera.
Aunque la mayoría igual, se identifica como
de izquierda o progresista.
.- Aparte Venezuela, hoy hay una mejor América Latina.
Los gobiernos de izquierda, de
antes de la IVa Cumbre y de los años siguientes; principalmente del
Brasil; con su gestión anti-neoliberal; produjeron grandes cambios en la
realidad continental, suramericana sobre todo. Liberaron las economías de los
principales frenos que le impedían verdaderos
desarrollos integrales; con equidad; sacaron de la miseria a decenas de
millones que ascendieron a clases medias con acceso real a condiciones y
posibilidades de desarrollo humano; diversificaron sus relaciones
internacionales, comerciales y políticas. Cuando las ultimas crisis mundiales,
epicentradas en Europa y los EEUU;
Latinoamérica fue la región menos afectada por el desplome de todos los índices
macroeconómicos. Y varios de sus países han mantenido sostenidas reactivaciones
y expansiones de sus economías con índices de crecimiento entre los más altos
mundiales.
Estos resultados generales;
innegables; salvo el prácticamente único
caso de estancamiento y regresión económica y sociopolítica; el nuestro
de Venezuela; se han pretendido desconocer o desdibujar o relativizar, al
asociarlos polarizantemente, con el protagonismo y la ostentación mesiánicos de Chávez; de su
reparto clientelar de la renta petrolera. Precisamente con el propósito de inducir que lo que estaba
sucediendo en el continente era
provocado por él. Cuando, si ciertamente en casos, y/o situaciones concretas
destacadamente los de Cuba y Argentina; las transferencias de petrodólares, continua
o circunstancial, según; fueron determinantes y hasta vitales en sus crisis o
momentos de crisis; si en general el petro-clientelismo chavista, en casos y
momentos fue un elemento importante; los desarrollos logrados por muchos países
que se beneficiaron de él, resultaron de políticas y gestiones públicas
inteligentes orientadas al desarrollo interno.
Absolutamente lo contrario de lo
que Chávez hizo; y ahora Maduro continúa aquí en el país.
.- Avances económicos y socioeconómicos, con regresión política.
Las decenas de millones de
latinoamericanos sacados de la pobreza y el hambre; incluidos los venezolanos;
además, ahora están “visibilizados”; y que lo están, no solo para “los demás”;
sino también para ellos mismos; hoy tienen consciencia de sí mismos; y son
parte de las subjetividades nacionales. Ya en sus nuevos status, sin desconocer
que resultaron de las gestiones de izquierda; por lo visto no se sienten atados
a corresponder con su apoyo político incondicional e indefinido a aquellos
liderazgos o vanguardias; o a las que las pretenden suceder. Activa y
beligerantemente reclaman más y mejores de los mismos derechos que ya tienen; y
nuevos. Y no solamente sociales, socioeconómicos y económicos; sino, políticos.
Sobre todo políticos.
En Brasil, Argentina y
Venezuela, primero; luego en Bolivia, Ecuador y Perú; y en Uruguay Paraguay y Chile; en Nicaragua y El Salvador;
ha estado gobernando la izquierda; las izquierdas realmente; o que se
identifican como tales; desde hacen quince años en algunos; en otros doce o
diez. En la mayoría continuadamente; en otros, Chile, Perú, intermitentemente.
Gestiones; Venezuela es un caso aparte y diferente; en cuyos primeros lapsos se
dieron los avances y cambios referidos; de reconstrucción del Estado, y las
economías, de reorientación de la gestión, de inclusión. Pero, se anotó arriba,
sin verdaderos cambios políticos; sobre las mismas relaciones de
representatividad anteriores; sobre las mismas relaciones de poder de los
regímenes de minorías de las democracias liberal-burguesas; con sus peores
perversiones; que ha habido en el continente desde el siglo XIX.
De forma que; aunque tal
balance socioeconómico y económico, bueno, corresponde a sus primeras gestiones
concretas; el político en esos mismos lapsos,
es negativo; hasta regresivo. Y, no solo en Venezuela que es el caso extremo,
sin parangón; sino en general; tales gestiones fueron autoritarias y
mesiánicas; sobre la concentración del Poder, personal mayormente; cuando no,
grupal. Con la justificación o el
pretexto, de un supuesto “proyecto histórico”; del enemigo externo; de alguna
amenaza inminente; en general y salvo excepciones, negando toda verdadera
participación de base; recurriendo hasta
a la obscenidad a su manipulación mediática. Los casos extremos de
perversión y regresión políticas; el nuestro
está fuera de rango; Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua; como aquí, remataron sus primeras o segundas
gestiones con reformas constitucionales para permitir la reelección indefinida.
.- De la cumbre de centro-izquierda de Panamá; a las relaciones de Poder
como agenda.
Podemos decir que la Cumbre de
Panamá fue de centro-centro-izquierda; tanto por los latinoamericanos y
caribeños; como por Obama. Aunque muchos jefes de Estado no se identifiquen como de
izquierda; allí no hubo posiciones de derecha; y si, salvo casos, no fue de
retóricas “antimperialistas”, ni “anticapitalistas”; tampoco lo fue de “anti-socialistas”;
ni “anticomunistas”. Ni la agenda fue
reivindicativista. Los temas del Desarrollo Soberano de las naciones; de la
inclusión; de la equidad; siguen en la agenda hacia las próximas cumbres; pero no como las
prioridades que fueron durante décadas;
y concretamente desde la IVa de
Mar del Plata; Son temas medulares de las
políticas de todos los países; nadie los
relativiza; ni, menos es pensable que se frenen o reviertan. Pero ya no son la “primera prioridad”; se dan por
sentados
Que no haya habido posiciones
de derecha; ni anticomunistas o neoliberales; no solo, responde a la actitud
política general, más que medida, pragmática, y consciente, de las cúpulas políticas actuales. Sino,
sobre todo, a la subjetividad social
continental, masiva, que ya se moviliza hacia un siglo XXI que sea solo futuro
realizable para todos; sin las perversiones del siglo XX ni sus persistencias
en éste. La gente latinoamericana y caribeña en general; particularmente en algunos países; se plantea
una agenda política; política. Agenda de la que el primer tema es el de las
relaciones del Poder con la sociedad. Más allá de la soberanía de los Estados; universalmente
reconocida; para la gente está también y básicamente planteándose la cuestión
de la soberanía ciudadana, interna, en cada país, sobre el Estado. Más allá de
los derechos sociales y económicos que por la inclusión cada vez mayores
mayorías tienen; y del derecho político, formal, al “voto universal directo y
secreto” que se viene implantando desde hace un siglo largo. Está la voluntad
ciudadana, cada vez más clara y beligerante, de ser la que determine las
definiciones políticas medulares; la gestión pública.
.- Los incluidos contra el ejercicio autoritario burocrático y corrupto del Poder.
En los días de la Cumbre, se les ha pedido la
renuncia a cuatro presidentes del Hemisferio. A cinco, si incluimos a Maduro; además de a Rousseff, Bachelett,
Peña Nieto y Otto Pérez. De paso; no es el tema; pero, donde únicamente se ha
pretendido que se trata de una conspiración desestabilizadora internacional, del
Imperio, magnicidio incluido, etcéteras, es aquí. En los países de esos cuatro
presidentes; como en general en el
continente; hay movilizaciones de rechazo y presión; no solo contra políticas y
coyunturas políticas concretas; corruptas, antipopulares; sino contra las
relaciones de poder que las causan, propician
o permiten; de hecho y en realidad, contra el ejercicio autoritario y
burocrático del Poder. Y, en mucho, esas movilizaciones y peticiones de
renuncia, son con la participación de sectores, muchos recién incluidos; que los apoyaron, y se identificaron con ellos;
que eligieron sus gobiernos cuestionados. Quienes toman la calle y hacen
huelgas y ocupan plazas en Brasil, Chile, Ecuador, Bolivia y Méjico; en buena parte
son gente que apoyaron a sus gobiernos actuales. En Argentina y Bolivia; incluso en Uruguay; y
más antes en Paraguay; el apoyo electoral mayoritario a Kitchner y a Morales; como en parte a Mujica; y
absolutamente a Lugo; como lo hubo, ya no existe; o no inhibe la protesta. Y
así en general.
Vale insistir que nuestro
caso, Venezuela, no cae en este análisis. Como tampoco el de Cuba; por lo mismo
o casi. Maduro y el madurismo; ya no el chavismo; en el post-chavismo lo que
quedan son chavismos; se soporta en un fraude generalizado ajustado cada vez; legitimado,
también cada vez, por las oposiciones.
Sin fraude; si realmente se cuentan los votos; el antichavismo arrasa.
Limpiamente, entre todos los chavismos, no sumarían el 20%.
Las movilizaciones contra la
corrupción de los gobiernos del PT en Brasil; contra la corrupción y la
manipulación de la derecha en Chile; contra la corrupción el narco-crimen y la
impunidad en Méjico; en Guatemala; son contra los gobiernos, obviamente. Pero,
ni son parte de ninguna conjura de ningún imperio, etcétera; ni de ninguna
derecha interna ni externa; ni de ninguna CIA; ni de ningún MOSSAD ni G2. Ni,
tampoco son parte de ninguna estrategia
electoral. No son para promover unos candidatos para que se vote por ellos;
para que haya otro gobierno; ni siquiera con la idea de sustituir el que hay,
según, “malo”; por otro, según, “bueno”. Son movilizaciones que, aparte
protagonismos y/o infiltraciones que,
inevitablemente haya; son de la gente,
que va al fondo profundo de la crisis actual de nuestros países; la cuestión
del Poder
.-El modelo de democracia liberal-burguesa que tenemos da para todo.
Treinta y cuatro gobiernos del
Hemisferio; casi ciento por ciento; aparte Cuba; se identifican como
“democracias”. Varios como “socialistas” y “revolucionarios”; que sin embargo, también
se identifican como “democráticos”; supuestamente “legítimos” que gobiernan con base a la Constitución,
etcétera; designados por voluntad popular mediante elecciones.
Hoy, nadie discute
consistentemente que la democracia es el régimen político más propicio para la
sociedad. Ni tampoco se niega seriamente el socialismo;
concretamente como socialización creciente de muchos aspectos y dimensiones de la vida social que, imparablemente se da en
cualquier sistema; sobre todo dentro del capitalismo. Lo que está en discusión
es cómo es, cómo se constituye y funciona la democracia; o, una democracia.
Pues, hay muchas. Aunque se pretende que hay un modelo y una doctrina y unos
principios universales. Porque, sobre todo en nuestro continente, “la
democracia”, en genérico, ha dado y da para todo; desde para autoritarismos
fascistizantes como los de Chávez y Uribe; tan democrático, o, no-democrático,
el del uno como el del otro; hasta la
fluidez política igualitaria de un Mujica de la Bachelett y la Rouseff; y de
Lula; según, tanto lo son regímenes tan extremadamente negados entre sí como el
mejicano y el costarricense; con la
consabida gama entre ambos extremos.
[ri1] Está
en discusión, si los regímenes de minorías que constituyen todas las variantes
de gobiernos existentes en el subcontinente; democráticos; partidizados
autocráticos presidencialistas corruptos; pueden producir algo mejor o
diferente que lo que hoy; hay que incluso ellos mismos produjeron. Regímenes
democrático-representativos; según el modelo de la Democracia Liberal-Burguesa;
que fueron mejores que las dictaduras de post-guerra y de la guerra fría del siglo
pasado; que impulsaron importantes transiciones; pero que hoy, para fines el
siglo pasado estaban agotados. Los mismos regímenes que, ya en este siglo;
luego de promover una nueva transición, con la referida inclusión e
independencia económica de las últimas décadas; simplemente ya tampoco no dan
más. De forma que a las burocracias en
que hoy están convertidos quienes lo ejercen; no les queda más que inventar y manipular el poder; para mantenerse en él indefinidamente,
como sea.
Los modelos de democracia
europeos y norteamericanos; el hindú; en
general, no nos sirven en América Latina. A pesar de algunas experiencias
excepcionales, tres o cuatro, que hasta ciertos puntos funcionaron. Ni las
morfogénesis socio-político-culturales, históricas, ni los contrapesos al poder
que se conformaron y se conservaron en
esos contextos; no las hay ni hay perspectivas que las haya aquí. Históricamente
ni fueron ni son posibles en nuestras realidades. La relaciones de
representatividad que en ellos llegan a tener algún contenido concreto; aquí
son absolutamente perversas.
.- Del apoyo a las izquierdas y la inclusión, al ejercicio de la
Soberanía Ciudadana sobre el Poder.
Las subjetividades
latinoamericanas, particularmente; aunque también las caribeñas; con cada vez
más clara consciencia de sí mismas; de las expectativas y los derechos que les
corresponden; se potencian, se retroalimentan continuadamente; son
in-canalizables en las estrechas ducterías de la representatividad partidizadas de
cualquier identificación o signo ideológico o político; de izquierda, de
derecha, de centros, del radicalismo que sea. Dicho rápido; hoy en nuestro
continente hay demasiada gente consciente; suficiente consciencia; demasiados millones de gentes
conscientes y capaces; como para que se les siga constriñendo a votar por hacerse
representar y gobernar por una minoría; por
una pretendida élite política; la que sea. Casi sin excepción, los gobiernos de
hoy en América Latina lo son solo de una parte, minoritaria, de sus países.
Sobre votaciones constreñidas y por descarte.
Las dos transiciones políticas
generales que hubo en los últimos sesenta años; primero, de los regímenes dictatoriales
pro-imperialistas, a los socialdemócratas, después, neoliberales; y luego a los
de izquierda, en este siglo; se dieron
mediante procesos de representatividad. De elecciones más o menos democráticas,
muchas no-totalmente transparentes; manipuladas mediáticamente. La gente votó
muchas veces en todas partes; con la idea de que le daba un mandato a un
candidato; no dándoselo o quitándoselo a otro. Pero sin la consciencia plena,
completa, de que lo que realmente hacía era ceder, entregar, su soberanía a
quién luego la ejercía a discreción sin nada que ver con la voluntad del
elector. La gente, los ciudadanos, no ejercían, no ejercen, su soberanía; la
entregan al votar como hoy se hace.
La transición planteada hoy; de cambio hacia más allá de los de izquierda; hacia regímenes y
desarrollos sociopolíticos más avanzados; para nada regresar; no se dará con
solo cambiar la representatividad, de unos a otros candidatos; de cambiar un
gobierno por otro; como ha venido siendo. Ahora se trata de que la gente, la
ciudadanía no entregue su soberanía al votar; de seguir votando, obviamente, por uno u otro candidato;
a uno u otro cargo; pero conservando su soberanía; su poder de decisión sobre
la gestión pública; sobre el Poder.
El cambio progresista, hacia
adelante, planteado es para que el Poder no se siga ejerciendo sobre y hasta
contra la gente; aunque a su nombre; y que sea la soberanía ciudadana la que determine
ese ejercicio. Aparte como se le quiera descalificar la idea de la soberanía ciudadana;
el hecho es que la gente ya no está en el plan de votar cada vez, cada dos o
cinco o los que sean años; para luego de otro lapso volver a votar, en contra.
La gente que masivamente confrontó en la calle a Dilma Rouseff cuando el
mundial de Futbol en el 2013; solo meses después volvió a votar por ella. Y a
solo meses de haberla reelecto, la confronta en la calle por la corrupción en
PETROBRAS. En Chile, sin ni siquiera darle tiempo a instalarse en la Casa de la
Moneda, quienes apoyaron la vuelta a elegir de Michel Bachelett; la
presionan en la calle para que avance en
las reformas para las que la apoyaron. Y, más emblemático aún, a solo semanas
de ser reelecto Evo Morales; en las elecciones locales; perdió las principales
alcaldías, en dos de las cuales había tenido sus principales apoyos históricos.
El CONAIE y la CDREDCE hasta recientemente dos de los apoyos fundamentales de
Correa, hoy lo enfrentan radicalmente Indicativamente, la gente no la está
entregando como antes; mantiene y ejerce su soberanía sobre el Poder.
.- A pesar de Hionesco. La Xa Cumbre del 2024 puede ser la de la integración
hemisférica.
En el 2024 estará por hacerse,
o se hará, la Xa Cumbre de Las Américas; a los 200 años del Congreso
Anfictiónico probablemente en Panamá mismo. Seguro, los pueblos americanos
habremos avanzado mucho más y en más dimensiones que lo que se avanzó entre la
IVa y la VIIa No
es improbable que para entonces se haya
acercado concretar la visión
bolivariana de la anfictionía hemisférica; el desiderátum americano; sin nada
que ver con aquello de “América para los americanos”. Quizás; ¿porqué nó?; para
entonces se haya avanzado, o se avance hacia la constitución de una Unión
Americana, hemisférica según al modelo de la Unión Europea. Sobre el espíritu y
la perspectiva de esta VIIa Cumbre; el evento continental más
bolivariano sucedido en nuestra historia; aparte escepticismos respetables o de
conveniencia; previsiblemente habría cada vez menos impedimentos para avanzar en
la integración continental; habiendo en general condiciones geopolíticas e
históricas propicias, la voluntad de los pueblos; y quizás, hasta su mandato a
los gobiernos a ir en esa dirección.
Aparte los del Norte; en
Latinoamérica y El Caribe hoy se mantienen cerca de diez procesos de integración;
con grados diferentes de consolidación desarrollo y perspectivas. Quizás fueran
más y más avanzados si Chávez en sus delirios autoritarios, con oscuras
motivaciones y confusas y tramposos pretextos; no hubiera debilitado y
eliminado impulsos; destacadamente el Pacto Andino; que hoy facilitarían
procesos integracionistas de largo alcance. Incoherentemente, con los gobiernos
de izquierda anti-neoliberales, pese a sus retóricas hasta de
internacionalismos; la integración latinoamericana se frenó y retrocedió. Hasta
el absurdo, digno del teatro de Hionesco; de que países con fronteras
terrestres vivas y muy activas; sin embargo están en dos integraciones,
atlántica una y pacifica la otra; a espaldas, sin prácticamente nada que ver
entre ambas. Para los países andinos de la Alianza del Pacífico resulta más
viable integrarse con China y Japón, con Corea, a través del océano; que con
Argentina y Brasil, con Uruguay por tierra. A su vez, los países amazónicos del
Mercosur; atlánticos; logran integrarse más con Africa, Europa y Asia, también
por el océano; que con sus vecinos fronterizos del mismo continente. Situación
ésta que no tiene nada que ver con supuestos o reales alineamientos
“ideológicos”; ni con retorizados contenidos de clase de los regímenes y sus
políticas; sobre quiénes se integran y quiénes nó. Sin entrar en el tema; vale
señalar solo que Morales, Correa y Humala, tan de la izquierda latinoamericana,
anti-neoliberal, etcétera, como Lula y Rouseff, Mujica, Tabaré y Kitchner; en
una década larga de gestiones contemporáneas no han hecho prácticamente nada por la integración de sus subregiones.
.-Los gobiernos frenan y revierten la integración; los pueblos se
integran.
La integración poblacional;
propiamente las integraciones subregionales; e inter-subregionales; van adelante
“años luz”, con relación a las económicas y comerciales; y políticas; de los países en manos de los
gobiernos. Con limitadas barreras linguísticas
y casi sin socio-culturales; el latinoamericano de cualquier origen, no se
siente ni extraño ni extranjero en ningún país del continente. Ni siquiera en
los EEUU. Aunque hay problemas migratorios complejos; el principal en la
frontera mejicana-norteamericana; lo que hay en el continente son intensas
flujos poblacionales, principalmente en subregiones pero también entre ellas; y
continentales. Por lo que en general no cabe hablar de migración; sino de un
“ir y regresar”, frecuentemente periódico, de unos países a otros. Aunque suene
panfletario; la integración latinoamericana, y caribeña, concreta, actual;
planteada desde hace un siglo; y desde hace decenios, viable; en manos de las
burocracias gubernamentales; ha sido frenada por factores de poder e intereses
trasnacionales asociados con nacionales; que se benefician de la fragmentación y
la no integración de las naciones.
La contradicción entre la
ralentización, regresión y hasta la descontinentalización que se dá, de la
integración suramericana; y la integración poblacional; por una parte apunta a
la dificultad principal que tiene; y por otra, a su mayor potencialidad. Por
una parte es evidente que no hay suficiente voluntad política para armonizar
los intereses y las limitaciones
nacionales de los diferentes países; para concretar sus potencialidades
y complementaridades; que han privado intereses diferentes o contrarios a los
nacionales generales, a que responde la integración. Por la otra se ponen de
lado las incomparables ventajas que significan esas subjetividades y fluidez integracionista de las gentes del
continente.
.- La Unión Europea era más difícil que la integración hemisférica
americana.
Que se logre o no, es de
verse; y depende de muchos condicionantes, que el potencial de desarrollo que
se mostró en la VIIa Cumbre de
la Américas en Panamá; si quiera se intente concretar. Comenzando porque es
innegable la posibilidad de desarrollo e integración hemisféricos. Sobre todo,
luego de la experiencia de la Unión Europea; mucho más compleja que la que
sería la Americana. De entrada, vale apuntar que si aquí hay unos EEUU, allá
hubo y hay una Alemania. Y que si allá hubo los contrapesos de Francia, Italia
y los países nórdicos; aquí estarían los de Brasil, México, Argentina,
Colombia; y de varios otros. Y que si de cargas subjetivas históricas se trata;
por mucho justificado resentimiento histórico que los latinoamericanos y
caribeños tengamos con los EEUU; no es superior al que los europeos de todas
las nacionalidades, hasta los mismos
alemanes, acumularon con Alemania.
Caracas abril 2015.-
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