.-* El CIV, diez años sin elecciones
En enero del 2004 fueron las
últimas elecciones para directivas, Nacional y seccionales del Colegio de
Ingenieros de Venezuela, CIV. Los directivos actuales, todos, lo son desde hace
diez años largos; lapso en el cual, legalmente, debían haberse hecho cuatro
elecciones. El autoritarismo chavista en el Poder, a través del control
electoral que ejerce a discreción mediante el TSJ y el CNE; bloqueó la
posibilidad de que se hicieran. El bloqueo a la renovación electoral de las
directivas del CIV ha sido parte de una estrategia general chavista de provocar
el estancamiento y el deterioro político-operativo de toda estructura que no
tenga garantizado controlar partidista-militarmente. Su implementación ha
implicado que en centenares de organizaciones sindicales y gremiales; con
millones de afiliados; y concretamente en las universidades autónomas, en
todas; los procesos de renovación de autoridades y directivas, mediante uno u
otro mecanismo de bloqueo, están congelados; no es posible su activación. Lo
que conlleva al anquilosamiento y la deslegitimación, de hecho, a la pérdida de
toda representatividad; de quienes habiendo sido designados para un período, a
gusto o no, están en el cargo ya, doce y hasta más años, cuatro, cinco y hasta
más períodos. El caso del CIV, aunque no es propiamente emblemático; es un caso
más, ciertamente en cientos; sin embargo presenta la particularidad de
constituir el ente gremial individual mayor del país; representativo, al menos
nominalmente, de 250 a 280.000 profesionales: en la más amplia diversidad, varias decenas, de disciplinas de ingeniería,
arquitectura, urbanismo, suelos, geología, etcétera; petróleo. 10 sept 2014
El "sacudon", ¿solo el parto de los montes de Maduro?
.-*Nada que ver con la crisis nacional.
Las reacciones de opinión ante el anunciado “sacudón” de Maduro, con renuncia y todo de ministros, ha sido pareja; según, “no hubo tal”, “más de lo mismo”, ”otro enroque”, etcétera. Así, la gran mayoría de las críticas. Según, solo algún “simple enroque”, y, sin los anuncios que el país esperaba. Sin que, ni antes ni luego de la cadena sin periodistas del martes 2, estuviera claro qué en concreto se esperaba que en ella hubiera de este gobierno concreto de Maduro y el madurismo. Aunque, las expectativas, digamos, generales, se enmarcaban en que habría alguna respuesta a la crisis nacional; y a algunas cuestiones puntuales, en relación a las que hasta había un cierto consenso; sobre el aumento de la gasolina, particularmente; aunque menos, sobre el control de cambio, de precios; sobre la corrupción. Sin embargo, bien vistas las cosas; y ahora en perspectiva es claro; nada sustentaba dichas expectativas de que se producirían tales anuncios y medidas importantes, de respuesta o intento de que lo fueran, a los grandes, desesperantes, problemas nacionales; a la crisis general profunda en que está el país. Sin entrar en el tema; entre varias, por dos razones básicas: una, porque Maduro y su gobierno no reconocen que hay crisis; más aún, porque aunque le esté estallando en las narices; y aunque en el mismo chavismo y evidentemente en el mismo gobierno, hay consciencia de ella; no pueden permitirse admitir su existencia. Y la otra, porque en caso tal de que la reconociera y de que se dispusiera a manejarla; no están, al menos hoy ni en el futuro previsible estarán, en capacidad mínima, ni tendrán la mínima coherencia, para tener una lectura racional, consistente, de ella; menos para definir una estrategia sistemática racional, acoplada de respuestas; junto a que, en tal caso, no dispondrían de la capacidad política y de ejecución mínimas requerida para implementarlas. Solo dos ejemplos. Todos los venezolanos sabemos, incluidas, obviamente, las cúpulas chavistas; que el control de cambios, su eliminación como actualmente está, es la clave o una de las claves, para destrabar la economía. Pero es intocable; porque las principales mafias cívico-militares chavistas, en el Poder, tienen en él su principal chorro permanente de dólares. Otro ejemplo es el de la gasolina, de su aumento. En cualquier economía sana, digamos, que funcione convencionalmente, que el precio de un litro de gasolina sea un trescientabo, (1/300) del de un refresco de 300 mililitros; es alucinante, ciertamente; y que, según, subsidiarla signifique al año cinco a ochomil millones de dólares. Pero no es alucinante ni irracional que eso sea así, en un país, petrolero, en el que, para decirlo rápido, no se sabe que se hace y, sin ninguna contraloría de ningún tipo, a donde termina yendo más del 50% de la renta petrolera anual; treinta a cuarenta mil millones de dólares. Pues, sin entrar en otras consideraciones; ni sobre la idiotez ideológica que padece buena parte de las cúpulas chavistas, maduristas, del gobierno; ni sobre su vacía retórica oportunista general cotidiana; es obvio que Maduro y su gobierno, incoherentes ambos, más que sin bases concretas, en caída libre; estaba y hoy está absolutamente incapacitado para definir nada ante la crisis nacional. Y obviamente, menos, para anunciarlo en su “sacudón”; por mucha expectativa que él mismo provocara sobre él.
Las reacciones de opinión ante el anunciado “sacudón” de Maduro, con renuncia y todo de ministros, ha sido pareja; según, “no hubo tal”, “más de lo mismo”, ”otro enroque”, etcétera. Así, la gran mayoría de las críticas. Según, solo algún “simple enroque”, y, sin los anuncios que el país esperaba. Sin que, ni antes ni luego de la cadena sin periodistas del martes 2, estuviera claro qué en concreto se esperaba que en ella hubiera de este gobierno concreto de Maduro y el madurismo. Aunque, las expectativas, digamos, generales, se enmarcaban en que habría alguna respuesta a la crisis nacional; y a algunas cuestiones puntuales, en relación a las que hasta había un cierto consenso; sobre el aumento de la gasolina, particularmente; aunque menos, sobre el control de cambio, de precios; sobre la corrupción. Sin embargo, bien vistas las cosas; y ahora en perspectiva es claro; nada sustentaba dichas expectativas de que se producirían tales anuncios y medidas importantes, de respuesta o intento de que lo fueran, a los grandes, desesperantes, problemas nacionales; a la crisis general profunda en que está el país. Sin entrar en el tema; entre varias, por dos razones básicas: una, porque Maduro y su gobierno no reconocen que hay crisis; más aún, porque aunque le esté estallando en las narices; y aunque en el mismo chavismo y evidentemente en el mismo gobierno, hay consciencia de ella; no pueden permitirse admitir su existencia. Y la otra, porque en caso tal de que la reconociera y de que se dispusiera a manejarla; no están, al menos hoy ni en el futuro previsible estarán, en capacidad mínima, ni tendrán la mínima coherencia, para tener una lectura racional, consistente, de ella; menos para definir una estrategia sistemática racional, acoplada de respuestas; junto a que, en tal caso, no dispondrían de la capacidad política y de ejecución mínimas requerida para implementarlas. Solo dos ejemplos. Todos los venezolanos sabemos, incluidas, obviamente, las cúpulas chavistas; que el control de cambios, su eliminación como actualmente está, es la clave o una de las claves, para destrabar la economía. Pero es intocable; porque las principales mafias cívico-militares chavistas, en el Poder, tienen en él su principal chorro permanente de dólares. Otro ejemplo es el de la gasolina, de su aumento. En cualquier economía sana, digamos, que funcione convencionalmente, que el precio de un litro de gasolina sea un trescientabo, (1/300) del de un refresco de 300 mililitros; es alucinante, ciertamente; y que, según, subsidiarla signifique al año cinco a ochomil millones de dólares. Pero no es alucinante ni irracional que eso sea así, en un país, petrolero, en el que, para decirlo rápido, no se sabe que se hace y, sin ninguna contraloría de ningún tipo, a donde termina yendo más del 50% de la renta petrolera anual; treinta a cuarenta mil millones de dólares. Pues, sin entrar en otras consideraciones; ni sobre la idiotez ideológica que padece buena parte de las cúpulas chavistas, maduristas, del gobierno; ni sobre su vacía retórica oportunista general cotidiana; es obvio que Maduro y su gobierno, incoherentes ambos, más que sin bases concretas, en caída libre; estaba y hoy está absolutamente incapacitado para definir nada ante la crisis nacional. Y obviamente, menos, para anunciarlo en su “sacudón”; por mucha expectativa que él mismo provocara sobre él.
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