4 abr 2013

LA CAMPAÑA / I



.-*Lo que no es esta campaña / El chavismo no es la izquierda
No es cierto que en esta campaña hay que optar entre la izquierda y la derecha. Ni el chavismo y su candidato son izquierda y, menos, la izquierda; ni la oposición y su candidato son derecha, y tampoco, la derecha.
De entrada hay que decir, que no se es de izquierda porque se ataque al Imperio y al capitalismo; se pretenda estar construyendo un socialismo, se cargue una gorra con la cara de el Ché y se le pida la bendición a Fidel. Y menos, porque lo dijo Chávez.  
La retórica chavista pretende que el chavismo es izquierda, pese a que buena parte de sus dirigentes, mayormente militares aunque también de los civiles, los que mas poder y posiciones tienen, son notoriamente reaccionarios y fascistizantes. A buena parte de los candidatos a gobernadores impuestos por Chávez y hoy en ejercicio, las mismas bases chavistas del PSUV y el GPP, los acusaron de reaccionarios, de derecha; además de corruptos; como acusan igual a Cabello y a Jorge Rodríguez y a muchos otros en todo el país. El mismo Chávez; que aunque no se identificaba claramente como de izquierda, aunque frecuentemente atacaba a ‘’la derecha’’, practicó una concentración y acumulación personal de poder; cuando luego del siglo de autoritarismos y totalitarismo, según de izquierda, que fue el Siglo XX; precisamente la concentración de Poder; ha marcado la regresión y la fascistización, de cualquier proceso político por muy progresista y revolucionario que haya sido en sus orígenes. Y sin ir más allá, y, ‘’en tiempo real’’, nada tan derechizante como la campaña chavista, de Maduro, en la que se llama, por devoción religiosa, y por pagar ‘’los favores recibidos’ al ‘’Cristo de los Pobres’’, a ‘’San Hugo Chávez’’ que ‘’está a la diestra de Dios Padre’’, a votar por su hijo, por su apóstol.
Cierto que en el chavismo hay gente y agrupaciones de izquierda; honestas y consecuentes. Y que se han mantenido apoyando a Chávez por estar contra del puntofijismo; y por moverse en la onda popular de masas que fue el chavismo. Gente de izquierda que siempre fue utilizada como señuelo por él; pero que igual, siempre fue excluída maltratada descalificada y combatida dentro de las conformaciones oficiales chavistas. Una gente de izquierda, siempre excluida de la definición de políticas y la toma de decisiones; que nunca, ahora tampoco, tuvo presencia ni peso real dentro de un chavismo cada vez mas militarizado mas excluyente elitesco y fascistizante. Una gente de izquierda cuya presencia en el chavismo, ni cuantitativa ni cualitativamente, da como para caracterizarlo como de izquierda. Ni siquiera, para hablar de que en él hay o se identifica una izquierda, una corriente o tendencia concreta que merezca tal calificación.
.-* Ni la oposición es la derecha
Tampoco la oposición en genérico, es ni la derecha, ni de derecha. Desde mismo la  Independencia y la Federación; hasta el hundimiento del puntofijismo y el surgimiento del chavismo; pasando por el trienio adeco y el pacto de Punto Fijo; en Venezuela nunca ha habido base para una derecha; ni siquiera moderada. Como se evidencia en esta  segunda parte de la campaña presidencial; la mayoría del antichavismo a pesar de la polarización, lo que rechaza es el autoritarismo la concentración del Poder la arbitrariedad y la militarización de la gestión pública; la excusión y el desconocimiento de la condición y  los derechos ciudadano a quienes no lo apoyan. La mayoría del antichavismo está por el cambio; y, en contra del regreso a cualquier variante de puntofijismo. Estando sociopolíticamente conformada, aparte por mas clase media que el chavismo, tan igualmente plural y policlasista que éste; movida por las mismas expectativas tan progresistas y si se quiere de izquierda que él.
Es cierto que en la oposición, en sus cúpulas y dirección, han predominado factores de derecha y derechizantes; factores de poder, mediáticos y financieros, que han sido determinantes; que se hicieron del control y manejo de la campaña presidencial del 2012 hasta sectarizarla y pervertirla como lo hicieron; hasta el  impacto lamentable que en la subjetividad nacional tuvo, no tanto sus resultados en sí, sino su desenlace. Sin embargo, ya no por la MUD y el Comando Venezuela; esta campaña actual está siendo llevada, por otra gente y de otra manera; y hasta  con un discurso diferente del candidato, aunque es el mismo; saliendo la gente del bajón anterior, del que él, Capriles, fue corresponsable junto a su comando de entonces, su partido y los factores de poder, reaccionarios, sí de derecha, que hegemonizaron  excluyentemente y  se robaron la campaña. Si la campaña presidencial para octubre, sí fue derechizante, mesiánica, y con un contenido neoliberal ex profeso mal disimulado; esta campaña es diferente; es incluso, si se quiere, izquierdizante; hasta el  punto de que  chavistas la han calificado de copia de la suya; mientras que puntofijistas la han calificado de populista. En mucho, ambos con razón. Lo concreto e importante, no es garantía de nada, es que esta campaña es diferente y no está siendo manejada por misma gente anterior ni de igual manera; y, aunque con el mismo candidato, con un discurso diferente.
Indicativo es que ambas campañas, más porque es inevitable que sea así, que por limitaciones de tiempo, etcétera; es que tienen el mismo modelo y similar calendario de movilizaciones. La acusación que ya se le ha hecho a Maduro de un discurso pragmático, válida ciertamente; aunque no es la peor que habría que hacerle; igual cabe hacerla a Capriles: su discurso es pragmático. Y, para ambos, es imposible  de otra manera; como, el contexto político-institucional en que se da la campaña, la realidad y su dinámica concreta lo evidencian. A pesar de la retórica utopista y mesiánica chavistas; de la delirante pretensión de imponer el imposible ‘’Estado Comunal’’; la concreción de los programas reales que en perspectiva postelectoral, con variantes casi solo formales, será básicamente la misma, sea Maduro, sea Capriles, el próximo presidente. Igual que si fuera Chávez.
.-* Lo que sí es esta campaña / La ciudadanización de la beligerancia social              
No siendo esta campaña una confrontación entre  ‘’la izquierda y la derecha’’; tampoco lo es entre ‘’comunismo y democracia’’ ni entre ‘’capitalismo y socialismo’’; ni ‘’entre capital y trabajo’’ ni entre ‘’burgueses y proletarios’’. Con cualquier resultado, la perspectiva concreta de gobierno en cuanto a los problemas nacionales, es casi la misma con variaciones de retórica estilo y acento en la orientación del clientelismo; y en cuanto a la a exclusión y el  autoritarismo con que se maneje el Poder. El contenido real de esta campaña, a pesar de los chavistas y del fantasma de Chávez; y también a pesar de la oposición y de sus cúpulas puntofijistas; es que en ella la gente, ya mayormente antichavista a conciencia vuelve a activar electoralmente su beligerancia contra el Poder. El Poder, aparte cualquier retórica aparte cualquier retórica y manipulación mediática; y aún cuando no sepan ni cómo ni qué hacer con él; el Poder del Estado Burgués que es el que hay en Venezuela; hoy y aquí, está en las manos del chavismo, o, mas precisamente, en las manos de los chavismos, de las varias cúpulas chavistas que hay, ahora sueltas; tan burguesas  empresariales y capitalistas como las cúpulas de la oposición.
A pesar de la oposición; de sus cúpulas empresarial-partidistas, de su disminuida MUD y el candidatural partidista-empresarial que es; a pesar del candidato, que es el mismo; esta campaña es diferente y tiene un contenido y alcance socio-político diferentes.  La trampa que hizo montar Chávez y su sistema para la reelección indefinida, (SAIME-CNE-PR-TSJ), mediante su plan-calendario para la ‘’victoria perfecta’’; en la que metió a la oposición desde agosto pasado; y que luego de muerto, han tenido que re-programar sobre la marcha, apretándolo; si ciertamente la puso en ‘’tres y dos’’, y Capriles, que no quería, tuvo que volverse a lanzar; terminó entrampando al mismo chavismo: El trampero cayó en su propia trampa. Increíblemente, incluso ya en campaña, Jorge Rodríguez, jefe del comando y varios otros dirigentes chavistas, y el mismo Maduro; han repetido y repiten,  sobre su certeza de que Capriles retiraría su candidatura. Su fatua prepotencia, no les permite captar ni entender cómo; que a pesar de  ser una campaña obscenamente diseñada por el CNE a la medida de la coyuntura chavista; en desventaja e incertidumbre absolutas, el antichavismo se haya y esté reactivado, ahora con mucho alcance e intensidad y calidad política con que lo hizo cuando las espectaculares primarias de febrero del 2012. Por lo visto, en las cúpulas chavistas, subestimando y desconociendo la calidad política del venezolano, había la certeza de que lo inmediato y compacto de la campaña iba a impedir una respuesta importante del antichavismo. Pues se volvieron a  equivocar. Como en las primarias, y a pesar de todo, como en agosto, la respuesta antichavista actual, otra vez, cualitativa y cuantitativamente, arropa a la chavista. Y aunque siendo nuevamente Capriles el candidato,  con estilos y contenidos diferentes no  arrancó de cero; y sin los peores protagonismos individuales y grupales de la oposición, que hubo en la campaña de agosto; y con otro comando; lo determinante de la fuerza con que la gente se está movilizando electoralmente, es que la unidad total ahora si se dio, ahora con la tarjeta única, que haciendo desaparecer electoralmente los partidos, dimensiona nacionalmente la beligerancia de la gente; despartidiza y ciudadaniza la beligerancia, circunstancial y coyunturalmente antichavista;  pero de fondo antiautoritaria, antipoder. 
.-* También se inicia el postchavismo-postpuntofijismo
Resulte lo que sea luego del 15A estas elecciones marcan el fin del cuadro político-institucional conformado desde mediados de la década de los ochenta del siglo pasado; desde cuando a partir de la creciente movilización nacional contra el puntofijismo, se fueron creando las condiciones para el surgimiento y la conformación del chavismo, derivadoación y continuidad de aquel. Incluso antes de la desaparición de Chávez, el chavismo en mengua continuada tendía a su fin, marcado por los procesos electorales del 2012 y 2013; y al que pretendió frenar con la huída hacia adelante que fue la ‘’victoria perfecta’’ para la implantación del ‘’Estado Comunal’’, o, ’’La Nueva Geometría del Poder’’. El Estado Comunal, regresivo y primitivizante, ya era inviable con él vivo; sin él, ni siquiera los gestos de intentarlo implantarlo podrán concretarse. Cancelándose imparablemente tal huída hacia adelante, única posibilidad, digamos, ‘’teórica’’, de sobrevivencia del chavismo; dentro de la diáspora que será a corto plazo; ya estamos en el post-chavismo.
Correlativamente, la limitada, y mas mediática que concreta, recomposición del puntofijismo, a partir del 2009, con sus viejos y nuevos partidos y liderazgos, básicamente mediáticos, tuvo su mejor momento y alcance con la MUD y las elecciones primarias de febrero del 2012. Alcance achatado y pervertido, uno, por los sectarismos partidistas antiunitarios, los protagonismos partidista-financieros y el peso de los de poder tradicionales, dominantes en la MUD; y, dos, por la manipulación de que fue objeto la subjetividad antipuntofijista por Capriles mismo como candidato y por su oscuro comando de campaña. Pues, lo que resultó en octubre con las elecciones presidenciales; y, luego y derivadamente en diciembre con las regionales, determinaron la cancelación de dicha, ya de por sí limitada, recomposición del puntofijismo. Con los desastrosos resultados de las elecciones del 2012; en Venezuela finalmente entramos en el post-puntofijismo.
Si el chavismo y el mesianismo autoritario fascistizante de Chávez se conformó ‘’surfeando’’ en la perversión puntofijista, y en la manipulación mediática y polarizante de su negación; correlativamente, el puntofijismo, primero sobrevivió aunque ‘’boquiando’’ durante los primeros años de Chávez; para luego intentar recomponerse, montándose en el antichavismo creciente, en la negación mediática, igual polarizante, de su perversión. De tal forma que el fin del uno conlleva e implica ineluctablemente el fin del otro. Estar en el post-chavismo, entonces, es estar en el post-puntofijismo. Se cierra políticamente el Siglo XX.
.-* Hacia la despolarización
Y, sobre la polarización, habría que decir que bien probablemente, estas elecciones presidenciales sean la últimas en que la polarización sea importante. Ella fue, nada original por cierto, básicamente inducida mediáticamente a cuatro manos, por el chavismo y por el puntofijismo. Su punto más alto fue cuando el RR de agosto del 2004; desde entonces ha mantenido una tendencia decreciente, aunque en momentos menos que en otros. Mismo para la última reelección de Chávez, al PSUV le costó forzar a que quizás, hasta un tercio del chavismo votara; tenía la actitud de abstenerse; y el 7O se estaba absteniendo aunque finalmente remolcado, votó. Como no votó y se abstuvo cerca de un 40% en las elecciones regionales de diciembre.    
Constatablemente, en los últimos procesos electorales, la despolarización, por estar en el Poder, ha afectado más al chavismo que a la oposición. Más tienden a abstenerse los chavista que los antichavistas. El agravamiento de la crisis nacional, y el deterioro de las condiciones de vida de la gente, la decepción el rechazo a la militarización, a pesar del clientelismo masivo de las misiones; la corrupción; junto al impacto de la unidad oposicionista; tiene el efecto polarizante, circunstancial electoral, de motivar a participar contra el chavismo; mayor que la motivación a apoyarlo. Sin embargo, siendo inevitable la implosión de éste, contenida cada vez mas dificultósa y costosamente desde tiempo atrás por Chávez;  y a pesar, de la importante experiencia unitaria actual; porque la crisis no comienza con Chávez; también la implosión, o más propiamente, la re-dispersión de la oposición puntofijista, es imparable. Si hay realmente las elecciones locales en julio, se verá como tanto las bases chavistas como las antichavistas, despolarizadamente, desconocerán las decisiones sobre candidaturas locales que las direcciones partidistas pretendan imponer    
.-* Los resultados vuelven a estar cantados. Pero la gente v a votar
SAIME-CNE-PR-TSJ, obviamente actuarán igual que siempre, y  como en los estos últimos procesos. Partiendo, como nadie seriamente a demostrado que no; de que técnicamente  pueden hacer el fraude que se requiera para garantizar los números al chavismo, ya cantados; que para eso están; la decisión que les falta tomar entonces es sobre cuánto fraude es necesario y hay que hacer. Si solo el suficiente para que, razonable y creíblemente Maduro resulte ganando a Capriles; si mas bien, tanto como para que Maduro tenga los 8,5 millones que Chávez tuvo en octubre, y  para que Capriles tenga más o menos los mismos 6,5 millones. O si, ‘’yéndose por la calle del medio’’, le ponen a Maduro los mas de 10 millones que nunca se atrevieron a ponerle a Chávez. Lo que sí parece evidente,  se ve en la calle,  es que, si  hipotéticamente no es posible el fraude y se cuentan solo los votos verdaderos, y Maduro gana de verdad; pues será por muy poco margen. El espíritu de Chávez, ni siquiera sentado como se pretende que está ‘’a la diestra de Dios Padre’’, va a hacer el milagro de que los ocho y tantos que, en buena parte remolcados, votaron por él el 7O; lo vuelvan a hacer ahora por Maduro. Y, mucho menos, que, además 2 millones más lo hagan.  Aparte que en el chavismo el visibilizarse electoralmente mucho menos que el antichavismo, parece indicativo de que  la tendencia a abstenerse en él será alta, quizás similar a la de diciembre.    
Sin embargo, el antichavismo, la gente, está movilizada y va a votar. A pesar del fraude y del ventajismo de los que es víctima y está consciente, y a pesar  del escepticismo, va a votar; seguramente tanto como en octubre. Y, no por caprilismo ni por Capriles, que se considera está haciendo su papel. Sino porque hay la conciencia de que a pesar de todo, la participación masiva ciudadana antichavista antiautoritaria, contra el Poder; a pesar de la simetría el fraude el ventajismo el chantaje y el clientelismo; es una afirmación de beligerancia ciudadana. Es un triunfo de la gente sobre el Poder.
Caracas abril 2013

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