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Febreros chavistas.
,. Para el chavismo los
febreros constituyen fechas clave.
Algunos de los más determinantes eventos del “proceso” de su historia y
constitución, sucedieron en un febrero. Particularmente, el 27F de 1989, el 4F
de 1992 y, el 12F del 2014; fueron febreros en los que el chavismo, o los
“COMACATES”, fueron sus protagonistas.
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En febrero de 1992, fue el 4F; el golpe de los COMACATES contra el
gobierno de CAP; que movilizó 15.000 efectivos; triunfó las principales plazas
militares; incluso en Caracas, donde solo faltó Miraflores y parte de Fuerte
Tiuna. Fue un golpe hecho derrotar por Chávez que lo comandaba en Caracas; y
que según, en su momento señaló Arias Cárdenas, buscó comandarlo, precisamente,
para rendirlo.
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En febrero del 2014 fue el
primer golpe abierto del 4Febrerismo, de los COMACATES contra el gobierno de
Maduro. Haciendo matar a Juancho Montoya, aparte de salir de un enemigo
interno; y reprimiendo a discreción y
desproporcionadamente la GNB la as guarimbas; provocó su radicalización e
intensificación durante varias semanas. Como lo denunció abiertamente su
hermano Jhonny Montoya; con su muerte
intentaban desencadenar una reacción del chavismo de base; de desestabilización
del gobierno. Y que sería el soporte de la “Contraofensiva fulminante
antifascista” anunciada por Ameliach, cabeza del chavismo antimadurista; de los
COMACATES, hoy en unas 15 gobernaciones y una 130 alcaldías.
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La impunidad; según.
Según el protagonismo que el
chavismo, concretamente los COMACATES, tuvieron en cada febrero, su manejo del
tema de “la impunidad”; que la haya o que no; varia, se ajusta o se invierte. Culpables, víctimas,
ejecutores y héroes, se personifican según cada circunstancia; siempre atendiendo
al principio de “no a la impunidad”; de
ellos.
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La impunidad absoluta.
En El Caracazo COFAVIC
formalizó listas de cerca de 700 víctimas; habiendo la apreciación
generalizada, de que hubo muchas más, quizás hasta varios miles. Tal cantidad
de muertos, en tres días no es pensable que fueran hechas con el desgano de
unos soldados que solo “cumplían órdenes”. En las avenidas y barrios de Caracas
los saqueadores y agitadores, mayormente desarmados, fueron reprimidos
técnicamente, con saña, por lo visto la convicción de que se justificaba; y
hasta disfrutando. La oficialidad media que estuvo al mando de los efectivos,
en buena parte, los COMACATES, se empeñó a fondo; incluso en exceso; buena
parte de ella, tuvo responsabilidad imputable en las violaciones generalizadas
de los DDHH que hubo entonces.; como documentaron COFAVIC y PROVEA.
Pero, ya en el Poder, el
reclamo chavista contra la impunidad se concretó en señalar a CAP y a Alliegro;
ciertamente los responsables máximos del Plan Avila; pero, en tal caso, ni los
únicos, ni de todas las actuaciones de la oficialidad al mando.
En relación al Caracazo de los
muertos y sus victimarios concretos; hoy muchos en altos mandos y cargos del
régimen chavista; la impunidad es absoluta. COFAVIC, contra todo tipo de
dificultades y trabas, hizo un gran trabajo de muchos años; para que no
hubiera impunidad; que las instancias
nacionales puntofijistas y chavistas ignoraron. Como siguen sin implementación
concreta mismo las resoluciones sobre
los casos que ha logrado llevar a la CIDDHH.
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La impunidad consensuada.
El 4F de 1992 murieron, unos
centenares de efectivos, en este caso en combate, bajo los mandos militares
opuestos, del gobierno de CAP y el ministro de entonces Ochoa Antich; y del
MBR-200 que montó el golpe. Según la retórica actual de no-impunidad chavista; los
muertos en ese evento habrían sido responsabilidad de quienes hicieron el
golpe; que lo comandaron; y que finalmente lo rindieron. Los jefes y mandos
golpistas, bolivarianos; algunas docenas; fueron hechos y duraron presos solo
meses; a los tres años todos estaban libres y en actividades públicas varios. A
ninguno se le hizo o terminó juicio. Igual que en el caso del “Caracazo”, la
impunidad ha sido absoluta; con la sola diferencia en relación al discurso
chavista de que ni siquiera ha habido inculpación a nadie; ni siquiera a CAP ni
a Ochoa Antich. Obviamente, no hay inculpación, porque en este caso, los
inculpados resultarían ellos mismos, los COMACATES. Indicativamente, en este
caso; ni el régimen puntofijista planteó que no hubiera impunidad; ni los
bolivarianos lo hicieron. La impunidad ha sido absoluta; asumida, evidentemente
consensuada por ambas partes.
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Los muertos en las guarimbas fueron de la GNB y los colectivos.
En febrero y marzo del 2014,
la GNB junto con colectivos armados encapuchados, reprimieron a discreción las
guarimbas; a simple vista matando 40 personas e hiriendo a varias decenas;
evidentemente con el propósito de radicalizarlas. Durante unas seis semanas los
guardias nacionales y los motorizados, fue evidente que no respondían al
gobierno; ni al Ministerio de la Defensa ni al de Relaciones Interiores
Justicia y Paz. Que respondían a un
mando en la sombre; y la directriz del
4Febrerismo, de los COMACATES; en la activación
de su “contraofensiva fulminante antifascista” formalmente contra la oposición;
pero en concreto, para desestabilizar al gobierno de Maduro. Fue el primer
golpe chavista contra Maduro.
El madurismo tomó rápidamente
consciencia de que estaba ante un golpe montado desde el propio chavismo. Optó
por manejar la situación, como “contradicción interna”, como una cuestión
“entre hermanos en Chávez”. Y por aprovecha la situación para “matar varios
pájaros de un tiro”. A partir de la idea de “la trilogía del mal” de la campaña
presidencial del 2012, y sobre las confrentaciones y lucha interna entre las
oposiciones, en la MUD; manipuló el
oportunismo y el protagonismo principalmente de Machado y López; que sistemáticamente
hicieron para que, las guarimbas, reacción principalmente estudiantil y de las
comunidades ante la represión de, concretamente, de su movilización de protesta del 12F ante la FGR; aparecieran
como el resultado de su convocatoria y discurso.
40 de los 43 muertos que hubo
en esas semanas; 3 lo fueron por otras
manos; y los centenares de heridos de bala; a la vista de todos y más que
registrado en videos; cayeron por los disparos de los guardias nacionales y
colectivos. O sea, que, sin vuelta de
hoja,fueron muertos del gobierno chavista y los militares. Muertos y heridos
que, aparte las diferencias de escala y de la circunstancia política; y ahora,
de enmarcarse en la lucha interna entre
chavismos; lo fueron igual que los del 27F del “Caracazo”, del gobierno de CAP
y los militares.
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“La impunidad perfecta”.
Matar varios pájaros de un
tiro y lograr “la impunidad perfecta”. En eso consistió y ha consistido el manejo
chavista de la cuestión de la amnistía, particularmente de los presos por las
guarimbas. Le dió una salida, al menos momentánea al conflicto interno entre
chavismos; junto a activar las contradicciones entre las oposiciones; dándole
fuelle a sus protagonismos más agresivos
y autosuficientes. Reavivó el discurso chavista de la “lucha de clases,
antiburguesa-anticapitalista” y de la ofensiva desestabiliadora golpista, la
amenaza imperialista, etcétera en la
subjetividad chavista; personificando al enemigo perfecto, “de clase”, por sus
vínculos con factores de poder internos e internacionales. Tiene montado un
cuadro disuasivo de cualquier intento de confrontación civil o militar al autoritarismo. Y, la retórica de “no a la impunidad”; se
concreta , en este caso, con la identificación y prisión de los “culpables” de las “víctimas de las
guarimbas”, decenas, con nombres y apellidos; y particularmente de uno, de Leopoldo
López, hasta confeso; aunque ambigua y oportunistamente confeso; ni de los
muertos ni del incendio naturalmente. Paro sí de su supuesta responsabilidad en
la movilización de ese día.
Exhibir y tener presos a los supuestos culpables de los 40 muertos de
la GNB y sus colectivos, no-culpables, en febrero y marzo del 2014; es nada más
y nada menos,, hay que reconocerlo, “la impunidad perfecta” De forma que para
que resultara tan perfecta y manejable; tan veraz; como creen lo chavismos
haber logrado; conformaron, y durante un tiempo movieron y circularon nacional e
internacionalmente; hasta la OEA y la ONU intentó; ir un “Comité de víctimas de
las guarimbas”; obviamente entre otros,
con el propósito, de picar adelante, bloquear o entorpecer cualquier intento tipo,
o mismo de COFAVIC, o de PROVEA o similar.
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La tanqueta patriota bolivariana y el megáfono proimperialista uribista.
La idea de “los culpables de
las víctimas de las guarimbas; de por sí, abstrusa; de que los culpables no son
los guardias nacionales que los mataron;
sino otros, que, según, por eso están
presos; tiene dos aspectos que se relacionan con el radicalismo extremo,
aspavientoso, con que, principalmente el madurismo, aunque también el
4Febrerismo, rechazan la amnistía y la Ley de Amnistía en cualquier variate.
Esos presos; pese el costo político que le significa al
madurismo, la ilegalidad y la perversión
de todo su proceso; son la clave para la
preservación de la identidad y la retórica chavistas; ya en el postchavismo en
su fase terminal. Son la base concreta de la posibilidad de sobrevivir en la
subjetividad chavista de base; al menos en un lapso. Son la concreción de que
si hay un enemigo, un acoso, un amenaza; internacional, naturalmente; y de los
que ellos serían sus agentes nacional. Los presos políticos del chavismo le son
indispensables. Son la deriva final concreta de la identificación por Chávez,
en el 2012, de un enemigo estratégico, “de clase”; de derecha”; mediante la
creación de la figura de “la trilogía del mal”; Capriles, Machado y López.
Aunque las cosas entonces no son equiparables a las de hoy; quedarse sin presos;
por la vía u otra de una ley de amnistía; a los chavismos le es o sería, letal;
seria quedarse sin enemigo, ya
prácticamente “agarrados de la brocha”; sería el fin.
Sobre todo porque hacia el
mismo chavismo de base que aún queda, la cuestión de los presos políticos es
proyectada por las burocracias, en términos casi monosilábicos; sin permitir
ninguna lectura posible más allá de lo panfletario; como cuestión de fe. Obviamente
porque no aguanta ni siquiera la mínima racionalidad. La sorpresiva y arriesgada denuncia del Johnny Montoya; de que se
manipulaba el asesinato, de Juancho, ordenado
desde el alto chavismo; para inculpar a López; tiene que haber caído en las
mentes de los chavistas de base como una bomba de profundidad.
Porque, aparte los procesos,
de inteligencia, policiales, judiciales, etcétera; de su perversión integral; ninguna
relatividad explica cómo se acusa a la
escala a que se hace y a que se condena; por agitar y hacer violencia de calle, la que sea, pero
desarmada escotera y con alcance mínimo; a gente de las guarimbas. El caso más
promovido mediáticamente, de Leopoldo López; puro protagonismo por lo demás;
acusado de “instigar”, además, sin pruebas consistentes; armado de ¡un
megáfono!; y ¡condenado a 14 años!. Lo
peor, hecho preso, “juzgado y sentenciado” por gente, militares, funcionarios,
que o estuvieron involucrados, mataron
gente, o lo justifican o se hacen los locos; en la masacre del “caracazo” en el
golpe rendido del 4F y hasta en la misma represión de las guarimbas del 2014.
Quien el 4F trató de entrar en
el Palacio Blanco con una tanqueta; según, no solo que no delinquió sino que
además hoy es un patriota bolivariano célebre; y no estuvo sino meses preso.
Mientras que haber participado en una huelga de hambre, un agitador o un
estudiante o un vecino radicalizado, ejerciendo pacíficamente su derecho a protestar,
a las puertas de la OEA; y declarado que
es para ”sacar a Maduro”; ese es entonces un agente del imperialismo y un
peligroso para-milita uribistar; lleva
preso dos años en perspectiva de
ser condenado a equis años de cárcel. El contraste es inocultable hasta para el
más ingenuo chavista de base;, entre el patriótico usar una tanqueta y la
amenaza golpista y magnicida de usar un megáfono.
.-Febreros
de chavismo, de impunidad y de vergüenza.
La concreción de la bazofia
ético-moral que es la burocracia chavista, se muestra en sus aspavientos en contra
de la amnistía por ley o por decreto; en que según, se estarían dejando impunes
delitos y crímenes, violencias, en fin; contra la gente contra el orden contra
la Patria, etcétera; atribuidos a los presos en el SEBIN. Amnistiarlos sería,
según, beneficiarlos dejando impunes sus culpas; y sin justicia a sus víctimas.
Cuando precisamente los más
aspavientosos; la mayoría COMACATES que reclaman la no-ímpunidad en contra de
cualquier variante de amnistía; han sido beneficiarios de dos, o, según, los
tres procesos de impunidad mayor habidos en Venezuela en el último siglo. De la
impunidad que cubre los delitos y crímenes contra la Humanidad y los DDHH
cometidos por los militares, COMACATES incluidos, en el Caracazo; la mayor
masacre en la historia latinoamericana. De la impunidad convenida, de los
muertos delitos y daños contra la gente, y entre los mismos militares, cuando el golpe de
los COMACATES del 4F. Y de la impunidad, esta, “impunidad perfecta”; con la que
se pretende cubrir los crímenes y violaciones masivas de los DDHH cuando contra
las guarimba, bajo un mando en la sombra de COMACATES; la GNB y sus colectivos
armados y encapuchados; las reprimieron discrecional y salvajemente.
Varios febreros venezolanos han sido de chavismo, de impunidad; y, ahora,
con la “impunidad perfecta”, de
vergüenza nacional.
Caracas marzo del 2016
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