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Nada que celebrar; unos números muy malos.
Nada que celebrar de las
llamadas “primarias” de la MUD. Ni siquiera se rescata que hubo alguna
participación local, no presionada, de la gente; ni que algunos candidatos
excluidos en “los consensos” resultaron apoyados. Ni siquiera que sirvieron un
poco de radiografía de aspectos de la realidad interna de las oposiciones. Lo
resaltante fue que para el 95% o más de los venezolanos; en tal caso; fue solo
una noticia.
Los números son malos. De los
7,7 millones de electores, según la MUD, están registrados en las 33
circunscripciones en que hubo primarias; votaron 543.793; 7.4%. En esas
circunscripciones en que los partidos no negociaron porque consideran que no
tienen ninguna posibilidad; que son “territorio chavista”; del total de 167
candidatos que la oposición-MUD postulará en las parlamentarias en las 87 circunscripciones
que hay nacionalmente; se escogieron 42 candidatos; en principio, perdedores; los
más seguros perdedores.
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Al contrario de las primarias del 2012.
En éstas primarias la
participación de la gente no significó exponerse a mayores consecuencias; a
riesgos, etcétera; a “listas Tascón”; no había ningún tipo de temor. Sin
embargo, la participación fue mínima. A diferencia de las del 2012, nacionales;
cuando votar fue un gesto de resteo; algo o mucho de “echarla bolas”; y hasta riesgoso
en algunos sectores. Y que constituyeron una inflexión en la dinámica
sociopolítica nacional; con la inesperada
impactante participación de bastante más de tres millones de votantes; cerca
del 20% del RE nacional; casi tres veces, con los ajustes estadísticos quizás
más, que el 7,4% que hubo ahora.
Se argumenta que la
comparación debe ser con las “primarias”; que no llegaron a serlo; del 2010 para
los parlamentarios actuales. No con las de hace tres años para el gobierno.
Nada que ver. La realidad es que, en Venezuela, desde 1993; no se vota por
candidatos ni propuestas concretas; sino
en contra o a favor; para sacar a alguien del gobierno; o para impedir que
alguien regrese. La polarización ha sido entre negaciones; no entre
afirmaciones. Particularmente desde el 2004; los venezolanos, polarizados, no
votamos sino en contra del chavismo o en contra del puntofijismo. Ahora fue
igual, aunque en micro.