.-I-.
.- Con Revocatorio; más polarización, sin debate. Más candidaturismo
más campañas.
Pese a la crisis que vive el
país, a la experiencia, histórica, de las parlamentarias y el 6D; al alcance
político que han tenido; al desconcierto y la desmoralización que hoy domina a
los venezolanos habiendo ganado la AN, sin que suceda casi nada de lo que se
esperaba y de la expectativa que se promovió y manipuló. No hay debate. Seguimos
sin debate, sobre nada.
A pesar de la circunstancia de
estar viviendo la tercera experiencia en dieciocho años de polarización; las dos
del 1998 y del 2002, de habernos sacudido al autoritarismo, para luego regresar
a lo mismo o peor; hoy nuevamente derrotado y puesto contra la pared al
autoritarismo; las burocracias partidistas oposicionistas y gubernamentales,
siguen jugando a continuar y profundizar la polarización. Aunque la deriva de ese juego es la de una nueva regresión;
es que, siga sin haber un cambio real en el país; ni un verdadero impulso hacia
él.
Frente a la respuesta, previsible del madurismo ante la pérdida de la AN, de
desconocerla y anularla; de negar y trancar cualquier dinámica entre los
poderes; las burocracias partidistas y candidaturales de la MUD, juegan a
empujar al país a más polarización. Ahora promoviendo la revocatoria del
mandato de Maduro; luego de la que, lo único seguro es que seguiremos en
campaña habrá más electoralización y más candidaturización.
Pues, en caso de ser revocado;
constitucionalmente, en un lapso determinado, habrían nuevas elecciones presidenciales; simultáneas
o sucesivas con las regionales de gobernadores, este mismo año. Para seguir el
próximo 2017 con las locales, municipales; e, inmediatamente casi, con las
nuevas presidenciales del 2019. O sea, seguir tres años en cada vez más
polarización y partidización. Seguir en campaña continuada, sin debate y sin ni
siquiera apuntar a las causas profundas, estructurales, de la crisis. Con la
retórica de que la cuestión está en que el gobierno y Maduro son malos, como lo
fueron Chávez el suyo; y que sacándolos, con otro gobierno y otro presidente, esos sí, “buenos”,
saldríamos adelante. Y, no solo es que no hay debate ni se promueve; sino,
peor, se bloquea y descalifica como supuesta “antipolítica”, toda idea o intento de plantear y mover la atención hacia
la base estructural histórica, bicentenaria
de la crisis.