Rafael Iribarren / 30.03.11
SINOPSIS: Forzar a Chávez a retirar su LEU fue un acto y un triunfo políticos, de poder de los universitarios; pero la dirigencia universitaria despolitizò la confrontación al concentrarse en lo reivindicativo; y la huelga de hambre la despolítizó mas aún al reducir la confrontación a apelar a la emocionalidad social. La universidades al concentrarse en lo reivindicativo perdieron la ocasión de continuar acorralando al autoritarismo forzándolo a debates políticos
.-* El triunfo político universitario sobre el autoritarismo
En diciembre los universitarios pusieron contra la pared al autoritarismo militar chavista forzándolo a retirar la LEU mandada a aprobar entre la media noche y los gallos del 23 navideño en la presunción de que no habría reacción ni costo político importantes. La reculada oficial fue una derrota política resultado de una confrontación de poder; de la confrontación entre el contrapoder social constituido en parte por los universitarios, y el poder autoritario hoy concentrado en Chávez. El contenido político de ella lo expresó la hermosa consigna “me cago en tu ley”. Claro que se trataba de la autonomía, del presupuesto, de las normas de ingreso, de la llamada “democratización” universitarias, etcéteras; pero la esencia de la reacción antiautoritaria contenida en dicha consigna, se concretaba más aún en el implícito “me cago en ti no tenemos miedo y te enfrentaremos en la calle”. Un acto político, de poder; ante el que Chávez no solo tuvo que aparecer dispuesto al debate; sino que en concreto y dramáticamente sacó vergonzosamente al perro de presa E Ramírez que meses atrás puso como ministro de educación universitaria precisamente para llevar adelante la promoción y aprobación e implementación de dicha LEU.
El triunfo que fue la echada atrás de la LEU un acto de Poder; sorprendió al autoritarismo que sintiéndose sobrado durante semanas venía haciendo aprobar de a dos y tres diarias, decenas de leyes; sin reacción concreta salvo la mediática; y que junto mostrar su debilidad e inconsistencia; lo colocó en la circunstancia, como a los sectores universitarios y profesionales y en general a todo el país, de debatir consistentemente y a fondo mas allá y además de lo circunstancial, la vinculación de la Universidad y el País, las relaciones de poder determinantes de la dinámica de dicha vinculación.
.-* De lo político a lo reivindicativo
Ante la tragicómica devolución de la ley a la AN por Chávez, la dirigencia universitaria, académica gremial política, se concentró en discutir sobre ella, sobre su ilegalidad e inconstitucionalidad, o no; sobre lo bueno y lo malo de ella; sobre la pretensión autoritaria, obvia, de hecho confesa, de liquidar la universidad autónoma y de imponer el pensamiento único; y, en elaborar y presentar otros proyectos de ley variantes y/o alternativos a la chavista. Los temas fueron la autonomía los recursos presupuestarios las normas de ingreso y la “democratización” académica de las universidades. Llamados defensivos. Pero sin nada de debate real; de fondo. Las muchas buenas y auspiciosas asambleas y talleres hechos a niveles de facultad y escuelas en todas las universidades autónomas del país, sin precedentes cercanos, en las que se evidenció la necesidad, y, sobre todo la posibilidad inédita, de desarrollar un verdadero debate de fondo, fundacional; sobre la universidad como parte del país y sobre las relaciones de poder que la determinan; sobre a quién corresponde la soberanía en y sobre ella; sobre su inserción en las dinámicas científico-técnicas mundiales; fueron soslayadas por la dirigencia universitaria en general. De tal forma que la única ventaja, en su incoherencia su inconsistencia y su kindergarterismo político-ideológico de la que el chavismo dispuso; y dispone; la única; y ello en lo retórico; la idea de que la universidad es parte del país y no puede estar a sus espaldas y no puede desentenderse de la necesidad de masificar el conocimiento y la capacitación; una idea genéricamente válida; y que por lo demás, se vuelve contra él igual; se permitió sin embargo, al no asumir el desarrollo de un verdadero debate como el primer punto de la agenda, cayendo en la trampa de la polarización gobierno-oposición; que invirtiéndose los papeles, fuera el chavismo, desde el mismo Chávez y sus ministros hasta sus activistas de base, quienes aparecieran exigiendo y retando al debate; frente a los sectores no chavistas que lo estarían, según y en parte con razón, rehuyendo.
.-* La dirigencia universitaria entregó la iniciativa
Las asambleas y movilizaciones universitarias en todo el país, las marchas en varias ciudades universitarias; al inicio abiertamente tuvieron el contenido de confrontar al Poder y su LEU; en la actitud de asumir la soberanía universitaria y ciudadana sobre la educación el conocimiento sobre la inteligencia. La defensa de la autonomía y de la calidad académica el reclamo de presupuesto suficiente del derecho a preservar los niveles de calidad y el rechazo a las manipulaciones autoritarias de las dinámicas internas de las universidades autónomas; la reivindicación de que la universidad se reestructurara a sí misma; eran concreciones del rechazo al autoritarismo y de afirmación de la soberanía universitaria. Tales marchas y movilizaciones mostraron una capacidad de convocatoria espontánea, un poder y una conciencia política, ni cualitativa ni cuantitativamente comparables con las escuálidas y minúsculas acciones, y las planfletarias retóricas, de los activistas oficialistas que subrealistamente siguieron defendiendo la ley a pesar de haber sido echada a atrás.
Pero, ni siquiera en un primer momento la dirigencia universitaria asumió el debate de fondo como la prioridad de la agenda derivada de la exitosa confrontación al autoritarismo que se dio. No siendo capaz de combinar como era posible y deseable, siendo lo que tocaba, el llamado e impulso a ese debate de fondo; con la discusión y negociación a nivel político-institucional de de los temas concretos, inminentes, presupuesto y recursos. concretos, etcétera planteados; sin mas se concretó en éstos últimos. En dos palabras: entregó la iniciativa del debate de fondo. Incluso el cuestionamiento a los contenidos de la LEU fue dejado de lado, obviamente para la satisfacción del gobierno.
.-* La huelga de hambre: de lo reivindicativo a la manipulación emocional mediática
Enmarcada en las decenas de acciones de protestas de las más diversas formas que cotidianamente se vienen dando en el país y dentro de la movilización universitaria ya lentificada; universitarios, principalmente estudiantes de varias universidades del país, por iniciativa propia, arrancaron una huelga de hambre con incorporaciones sucesivas hasta algunas decenas y que se mantuvo varias semanas. De las exigencias generales al gobierno que formularon como motivo de su acción, se concretaron las reivindicaciones del presupuesto y los recursos necesarios y justos a que los estudiantes de las universidades autónomas tienen equitativamente derecho; y la condición de un compromiso formal a cumplir tales exigencias, adquirido directamente entre ellos y la ministro. Como es sabido, luego de concesiones gubernamentales hechas en el sentido de sus exigencias y de un convenio intermediado de los huelguistas con la ministro Córdova por la rectora García Arocha, la huelga fue levantada.
No se cuestiona la calidad del compromiso de los estudiantes en huelga de hambre; ni se relativiza la autenticidad de su acción ni siquiera a partir de la certeza, siempre es así, de que más allá de ella hay o aparecen propósitos, incluso legítimos, que la trascienden. Y no es pertinente entrar a considerar lo eventualmente erróneo o acertado de su acción. Pero indiscutiblemente, entre el “me cago en tu ley” y el “ministra usted no tiene corazón” hay una distancia inmensurable; la distancia que hay entre el reto y la súplica; entre el poder y la debilidad. Entre lo político y hasta entre lo reivindicativo y la apelación emocional mediática.
.-* La debilidad es la base de la huelga de hambre
Por una parte, la huelga de hambre es un recurso extremo cuando no hay otras formas de lucha; y una manifestación de debilidad que apela a la emocionalidad de la gente para lograr concesiones no posibles mediante otras vías. Implica aceptar alcanzar un logro por razones humanitarias; y no, políticas. Por otra parte; y determinante; es sustituir el protagonismo masivo, en este caso de los universitarios como sujeto de la lucha, por el de un grupo de individualidades.
El movimiento universitario en general no mejoró ni incrementó su capacidad de confrontación con el autoritarismo, con la huelga de hambre; a pesar de las concesiones hechas por el gobierno; al contrario el acto de poder, político, de diciembre y enero de hacer echar atrás su LEU a Chávez, evento determinante de la dinámica actual de esa confrontación; pasó a un segundo plano de significación; al menos mediática. Y el debate sobre los problemas de fondo de la universidad se canceló ante la situación de hecho que fue la huelga; y en relación a la activación de las “mesas de diálogo”, para las temáticas concretas en las que aquellos no caben.
Claro que tal retroceder de lo político a lo reivindicativo y de lo reivindicativo a la apelación mediática a la emocionalidad social; que el protagonismo individual o de pequeños grupos suplantara a la movilización y participación masivas; o no hubiera sido o hubiera sido diferente si la dirigencia universitaria, académica gremial, hubiera asumido impulsar la agenda de la cuestión de fondo de la universidad hacia el desarrollo de la dinámica de poder que tocaba y toca; incluso aunque ella fuera cuestionada al igual que el gobierno
Real y lamentable; e injustificadamente la universidad botó un juego que tenía ganado desde enero.